El Diario: Por el Chavo del Ocho (parte 1)

5.4K 111 18
                                    

Yo antes pensaba que nunca había tenido un papá. Pero

luego mis amigos me explicaron que eso no era posible; que

todos los que nacen es porque antes su papá se acostó con su

mamá. Lo que pasó fue que yo no conocí a mi papá. O sea que

nomás se acostó y se fue.

A mi mamá sí la conocí, pero nomás tantito. Como ella

tenía que trabajar, todos los días me llevaba a una casa que se

llamaba guardería, y ahí me la pasaba yo hasta que mi mamá

regresaba después a recogerme. Lo malo era que la pobre

llegaba muy cansada de tanto trabajar, y cuando decía que iba a

recoger a su hijo le preguntaban: "¿Cuál es?", y ella respondía:

"No sé; uno de ésos", y entonces le daban el niño que tenían

más a la mano. y claro que no siempre le daban el mismo niño.

O sea que lo más seguro es que yo no sea yo.

Un día mi mamá no pasó a recogerme.

y los demás días tampoco.

A pesar de todo a mí sí me gustaría tener una mamá.

Hay tantisisísimas, que no sé por qué no me tocó alguna,

aunque no fuera la mejor. Claro que hay muchas mamás que

tienen varios hijos, pero hay otras que nomás tienen uno, como

sucede con Doña Florinda. O sea que Quico tiene una mamá

completa para él solito. ¡Y el muy tonto se porta mal y la

desobedece! Y yo le digo a Quico que no sea tonto, que no la

desaproveche.

También me gustaría tener un papá, pero no como Ron

Damón,* que es el papá de la Chilindrina, porque Ron Damón

pega mucho.

Bueno, Doña Florinda también pega mucho, pero no a su

hijo... ella nomás le pega a Ron Damón.

Ron Damón es muy bruto. Y dicen que los hijos salen

igual que los papás, pero no es cierto

• Es evidente que el personaje es "Don Ramón", pero como el Chavo lo llama

siempre "Ron Damón", nosotros lo transcribiremos de esta manera.

porque la Chilindrina no es bruta. En lo que sí es igual a

su papá es en lo floja; por eso no le gusta la escuela.

También me gustaría tener una tía. O un perro.

O algo...

Recuerdo que hace mucho me llevaron a vivir a una casa

que era un orfelinato donde todos los niños éramos huérfanos.

La encargada principal era la señora Martina, la cual

siempre estaba de mal humor y les pegaba a todos los niños. A

mí una vez me sacó sangre de la nariz y luego se enojó porque

manché mi ropa con la sangre, y después me castigó dejándome

un día sin comer. Desde entonces yo puse mucho cuidado para

El diario del ChavoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora