One Shots || Fairy Tail ✓

Gajeel Redfox.

Era otro día normal en el gremio, para la sorpresa de varios no había tantas misiones por lo que aquel era como un día libre al menos hasta que alguna misión jugosa llegase nuevamente, una integrante del gremio de cabello verde menta tenía su frente contra la barra mientras que del otro la Mirajane le miraba con diversión.

—¡Mira- chan! —se quejó por tercera vez la chica sintiendo sus mejillas calentarse por las pequeñas bromas que la peliblanca le hacía—. ¡Te repito que no me gusta nadie! 

—Si realmente fuese así, ¿Por qué piensas antes de contestarme y te pones roja? —la sonrisa de la chica no cambió, bien sabía que a la maga de sombras tenía un ligero crush con cierto dragon slayer de Hierto.

—Mirajane debería dejar de meterte en la vida de la pequeña ____ —Erza habló con tranquilidad mientras tomaba otra cucharada de su pastel de fresas.

—¡Ja! —se burló la chica ante la ayuda que le brindó Erza.

—Y tu deberías aceptar tus sentimientos por Gajeel —se encogió de hombros sin despegar su mirada de la fresa en su plato, para nadie era un secreto los sentimientos de la chica, quizá solo por los más idiotas del gremio, pero posiblemente Gajeel si tenía una neurona de más que Natsu o Gray.

—Ja —Mirajane rio antes de seguir limpiando los vasos.

—Pero él no me gusta, es un prepotente egoísta —a pesar de sus palabras sus mejillas volvieron a tomar color en cuanto pensó en el chico—. No me agrada —se cruzó de brazos e hizo su rostro hacia un lado inflando sus mofletes.

—¿Por qué te empeñas en mentirte?

—Basta Mirajane, es su decisión —tanto la peliblanca como la de cabello rojizo se miraron y sonrieron, cosa que solo le provocó miedo en la de ojos avellana.

—Debo irme —intentó huir de ahí antes de que le metiesen en algún loco plan, pero fue inevitable cuando Erza le tomó por el cuello de la blusa y le hizo sentarse de nuevo.

—Casi lo olvidaba, ¿podrías ir a la biblioteca?

—¿Alguna razón por la que deba ir?

—El maestro encontró algo y dijo que quería verte ahí —la sonrisa de Mirajane solo provocó que la chica desconfiara aún más, pero la mirada tenebrosa de Erza solo le hizo callar.

—Bien —la chica de cabello corto se encogió de hombros y caminó hacia la biblioteca del gremio, entró a esta y buscó con la mirada al hombre de menor estatura, pero solo se encontró con cierto dragon slayer de hierro, cuando quiso huir de ahí la puerta de la biblioteca se cerró de golpe—. ¡Erza! ¡Mirajane! ¿Qué demonios? —golpeó repetidas veces la puerta, pero esta no cedió, su magia no era una opción a menos de que quisiera arrancar la puerta, cosa que solo le causaría problemas con el maestro.

—¿Acaso no te enseñaron a no gritar, niña? —Gajeel ya se encontraba a su lado, con el ceño fruncido y una sonrisa divertida.

—Primero, no soy una niña. Segundo, grito porque por si no te has dado cuenta estamos encerrados y tercero solo guarda silencio.

—Encerrados, hoy no estoy de humor para lidiar con romper una puerta —caminó hasta la silla más cercana sentándose en ella, cerró los ojos y pasó sus brazos tras su cabeza totalmente relajado. 

. . .