Tapé mi rostro con mis manos y suspiré frustrada, recargué mi frente en el volante duro. Me hice nuevamente para atrás y casi pegué un grito al cielo cuando la vi afuera del auto esperando por algo. Bajé la ventanilla y recriminé.
-¡Ashley! Me has asustado.
-¿Qué haces aún aquí? -Bufó riendo.
-No lo sé, supongo que no podía irme.
-¿Por qué?
-Hay una línea entre querer, poder, deber y hacer. Yo siempre estoy en esas líneas. Debo irme, pero no quiero y no puedo.
-¿Hay algo que te incomoda?
Abrió la puerta y se adentró cerrándola inmediatamente estuvo adentro.
-No, no... No.
-Te quedaste aquí por algo, quiero... necesito que me digas por qué.
Me quedé algunos segundos que realmente fueron minutos en silencio, miraba por el parabrisas hacia la nada y Halsey no me preguntaba nada, sólo esperaba a que yo hablara.
-No es nada, hablo en serio -la miré, su boca estaba ligeramente abierta y parecía querer decir algo.
-Sólo decidiste quedarte afuera de mi casa, claro... porque eso es tan normal.
Rió leve y se dejó caer en el asiento.
-La rareza es la clave para todo.
-¿No lo es? ¿Qué tal que si un día tienes que ser de lo más formal para que en tu trabajo te tomen en cuenta? La rareza no está incluida ahí.
-Es bueno ser raro alguna vez.
-¿Te parezco que soy rara?
-No todo el tiempo.
-¿A qué te refieres con eso? ¿Me llamaste rara?
-Admite que eso querías.
-Probablemente.
Se acomodó el cabello detrás de su oreja y aprecié que no llevaba un arete.
-Hal, te falta un arete -sonreí.
Ella suelta una pequeña carcajada que acaricia mis oídos.
-Yo no uso aretes.
-¿Por qué no?
-No me gustan, llegué a tener la perforación por varios meses, pero no era lo mío, además olvidaba ponérmelos -se encogió ligeramente de hombros.
-Da igual, te ves muy bien así -asentí dándole la razón por completo.
-Pues gracias -se quedó mirando mis manos y después habló-, ¿Te podría pintar las uñas?
Fruncí el ceño mientras veía mis uñas hechas un desastre.
-Claro que puedes.
-No tardo -se bajó rápidamente del coche y corrió a la puerta de su casa para entrar y salir más rápido que una bala.
Llegó nuevamente y traía una pequeña bolsa color rosa pastel, al moverla se escuchaba la cantidad de esmaltes que traía adentro.
-Te las voy a pintar azul y algunos brillitos por arriba.
Se veía entusiasmada así como una pequeña niña cuando su madre por fin había cedido a comprarle el juguete que tanto quería.
-Está bien. ¿Te gusta mucho ese color, huh?
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Sad Eyes // Halsey
Romansa¿Las bodas homosexuales son ilegales? No más. Y ese nunca ha sido el problema, el problema es la cuestión de que no sé qué pasa con mi orientación. He tenido que caminar una hora bajo la lluvia sólo para verla, porque siento la necesidad de hacerlo...