Capítulo 27

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Camila (TheCheecheeAndChanchoShow)

Los padres de Lauren nos detienen justo antes de salir de su casa. Yo suspiro, pues me lo había esperado.

— ¿Alguien te dio permiso para salir, cosa? —Pregunta Clara al sujetar el hombro de Lauren con fuerzas. Ella se queja debido al dolor, pero no parece querer defenderse.

— ¿Puedo salir? —Pregunta inocentemente. Ahora simplemente quiero abrazarla.

¿Cómo puede la persona que pensaste era la más fuerte del mundo convertirse en la más débil?

— No —Responde Mike, quien se encuentra solo un poco más lejos, con una macabra sonrisa en los labios.

— Por favor. Prometo volver para la cena... —Asegura ella, y en sus ojos veo lágrimas. En mis brazos Camren comienza a alterarse.

— Hemos dicho que no, cosa —Se niega su padre, y esta vez tira de su cabello con fuerza. Ella solloza y suplica al hombre que la deje en paz, pero él no lo hace. Y, antes de que yo pueda reaccionar le escupe directamente en el rostro—... ¿Qué hicimos mal contigo?

Si no tuviera un nudo en mi garganta le diría que lo único que han hecho mal es tratarla como a una basura solo por enamorarse.

— Lamento tener fallas —Se disculpa ella. No está llorando, pero sé que quiere hacerlo.

— Voy a arreglarte. Lo prometo —Le dice y casi parece tierno, pero su mano acercándose al rostro de Lauren no lo es.

Y es justo cuando va a golpearla que mi adorable mascota salta de mis brazos y le muerde la pierna a ese despreciable hombre.

Puede que Camren no sea una cachorrita muy grande, pero sabe cómo y dónde morder.

— ¡Clara! —Grita Mike mientras sacude su pierna. Mi cachorrita le da tiempo a Lauren de escapar de su agarre, así que de inmediato viene hacia mí y toma mi mano— ¡Sácame a esta estúpida perra de la pierna!

Su esposa de inmediato corre hasta él, así que comienzo a temer que le hagan daño a mi adorable mascota.

— ¡Camren! ¡Ven con mamá! —La llamo.

Y como es increíblemente obediente deja la pierna del padre de Lauren en paz y corre hasta a mí. La tomo entre mis brazos en cuanto puedo.

Nadie toca a mi bebé.

— ¡Ayúdame, Clara! ¡Ese salvaje animal puede tener rabia! ¡Voy a morir! —Chilla Mike.

Yo solo rio, pues está hablando como toda una nenita. Decido que es tiempo de que Lauren y yo nos marchemos, así que tomo su mano y las arrastro hasta el exterior del lugar.

Nos subimos rápido a su auto y avanzamos unas cuantas calles hasta que ella, repentinamente, se detiene.

— No puedo más —Solloza ella, y se ve tan rota que dudo que algún día pueda llegar a recomponerse—. No puedo —Repite, y acto seguido apoya su cabeza en el volante y comienza a llorar.

Acaricio su hombro con mi mano y pocos segundos después la abrazo torpemente, pues es lo que este auto me permite.

Permito que se desahogue, que llore, que solloce, que se queje... A veces es lo que las personas necesitan para sentirse mejor.

Pasan unos diez minutos y Lauren sigue llorando desconsoladamente. Me siento tan impotente ahora mismo.

— Lauren, yo...

— Por favor, Camz. No digas nada —Suplica, y me duele escucharla así. Me duele ver sus lágrimas empapando el volante y su maquillaje corriéndose. Me duele todo lo que a ella le duele.

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