El gran conjunto de cosas que habían sucedido en apenas unos minutos, se convirtieron en una gran laguna de la que no podía recordar nada. Mi cuerpo incluso se encontraba en un estado de inconsciencia absoluta, pero mi mayor temor no era el no poder recapitular sobre lo que había sucedido hasta el momento, era el hecho de poder estar sola.
"Qué... ¿Qué ha pasado?"
En el momento que recobré la conciencia, noté un suelo totalmente gélido debajo mía, así como un objeto que me apretaba en el tobillo izquierdo. Cuando abrí los ojos ya no estaba en el Bosque de Farone, estaba en una celda. Mientras aún me encontraba en un estado de confusión intenté levantarme notando un tirón donde el tobillo izquierdo, ahí fue cuando me di cuenta que el objeto que me estaba apretando era un grillete.
Impresionada por el grillete y la frialdad de la celda, reculé hacia atrás hasta que me caí impactando fuertemente contra el suelo debido a la corta longitud de la cadena. Poco a poco notaba como se comenzaba a humedecer la parte trasera de mi pantalón, había caído sobre un charco. Una vez que me eché hacia un lado, mantuve mi mirada sobre el turbio movimiento del agua y por un impulso de origen desconocido, me acerqué a ella a gatas. En el momento en el que mi rostro se reflejó en ella, mi respiración se empezó a entrecortar a la vez que sentía cómo mi pecho se encogía en sí mismo hasta el punto en el que mis ojos se empezaron a aguar. Aunque la verdad no sé si sería por eso o por el reflejo de mi cara en esa agua tan sucia. Mi piel se había vuelto del tono de la misma nieve, tan blanca que incluso parecía emitir su propio brillo el cual contrastaba con una especie de símbolos de color azul que recubrían todo mi cuerpo y rostro. También de ella destacaban los arañazos que se encontraban sobre todo en mis brazos, cuando pasé mi mano sobre ellos fruncí el ceño debido al escozor. Pero lo que más me impactó, que sin duda me dejó en estado de shock absoluto, fueron mis ojos. Mis ojos eran tan sólo un brillo blanco, ni pupila ni iris. Asustada, grité con todo mi pulmón y volví a caerme de espaldas. "¡¿Qué rayos está pasando?!". La confusión, el temor, la tristeza... Todo era un caos en mi interior, era como una tormenta que parecía no calmarse en ningún momento. Sólo era capaz de abrazar mis piernas y cerrar los ojos fuertemente, rezando para que tan sólo fuera una muy mala pesadilla. Ahí, fue cuando me di cuenta de algo.
-¿Link...? -susurré con la voz temblorosa.
Me levanté lentamente y me acerqué a la reja, a ambos lados sólo había dos túneles sumidos en la absoluta penumbra. También había más celdas, pero de las que tenía en mi campo de visión estaban todas vacías.
-¿Link? - volví a pronunciar su voz más alto, mi garganta dolía cada vez que intentaba hablar.
No recibí su respuesta por ninguna parte, pero sí una sensación horrible que recorrió todo mi cuerpo. Mis ojos volvieron a escocer y mis piernas fallaron hasta el punto que me dejé deslizar por la verja y justo ahí, me di el lujo de sollozar, de gritar, de darle puñetazos al suelo. Me sentía totalmente impotente. Y en ese momento ese silencio tan sepulcral que me abrazaba, me pareció oír una especie de sonidos metálicos, pero hice caso omiso.
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Mi Damisela {Link} || Book #1 ||
FanfictionLibro I de la trilogía "Aurea Virtutis" ~*~*~*~ ~NintendoAwards2016~ La mayoría de los personajes le pertenecen a Nintendo®, al igual que ciertas escenas de la historia. Prohibida la copia o adaptación de esta.