CAPÍTULO 7

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Respiré profundamente a la vez que abría lentamente los ojos, evitando que la luz que entraba por las pequeñas ventanas rústicas pudiera provocar cierta incomodidad

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Respiré profundamente a la vez que abría lentamente los ojos, evitando que la luz que entraba por las pequeñas ventanas rústicas pudiera provocar cierta incomodidad. Incorporé lentamente mi cuerpo frotándome la cara, notando a la misma vez el trozo pequeño de trapo que tapaba el orificio de la nariz por donde sangré, estaba totalmente empapado de sangre seca. Me lo saqué cuidadosamente evitando hacerme daño, a la vez que me cuestionaba qué fue lo que había provocado aquel dolor y sangrado, que culminó terminando extasiada en la cama de Link después de horas de insorportable tortura. Podría ser del cansancio, de tanta adrenalina acumulada en el cuerpo, qué sabría yo.

Link seguía dormido al lado mío, guardando las distancias entre ambos cuerpos. Los rasguños y pequeños cortes habían sanado por completo mientras aquellas que fueran una vez heridas grandes, pasaron a ser finas cicatrices blancas. A pesar de que su cuerpo mostraba las secuelas de haber sido maltratado, su rostro tan sólo transmitía calma y tranquilidad: sus ojos cerrados, sus finos labios entreabiertos, su pecho subiendo y bajando suavemente. No pude evitar sonreír levemente mientras le miraba, aunque poco duró cuando más pensamientos comenzaron a nublar mi mente. ¿A lo largo de la misión acabaríamos así de mal o peor? ¿Podríamos llegar al punto de no retorno? El pensamiento de la muerte, que había pasado a un segundo plano, volvía a estar al frente. Tenía que despejarme, evitar razonar lo que para mí suponía irrazonable.

Me levanté finalmente de la cama evitando despertar a Link y me acerqué a la zona común de la casa, donde en una silla se encontraban nuestras ropas manchadas y rajadas. Las telas estaban en un estado deplorable. Decidí cogerlas, junto a un barreño de agua limpia que se encontraba allí y limpiarlas, a parte de poder arreglarlas lo mejor posible ya que, en mi caso al menos, era la única ropa que tenía. Salí a la terraza exterior y comencé a lavar los ropajes junto con una pastilla de jabón. Los rayos de luz que antes estando recién levantada me molestaban, en ese momento me aportaban sensación de calidez. Dejé secar las ropas en un tendal y volví al interior en busca de mi zurrón, sacando de él la hoja que encontré en el Templo del Bosque.

A pesar de que el papel seguía algo húmedo, los dibujos permanecían intactos. No podía despegar los ojos de ellos, eran realmente cautivadores y la intriga que me provocaba interpretarlo hacía que analizara cada trazo, color y diseño. Cierto es que Link había comentado acerca de la pieza central, la Trifuerza, una figura geométrica de un triángulo dividido en tres partes que suponía tal poder que era inimaginable, pero yo quería descifrar el resto del dibujo. ¿Quiénes eran esas mujeres? ¿Qué significaban los jeroglíficos?

-Buenos días.

La voz de Link captó mi atención, guardando con cuidado el dibujo de nuevo en mi zurrón, evitando que pudiera romperse.

-¿Te encuentras ya mejor? -respondió a la vez que peinaba con sus manos su enredado cabello.

-Sí, estoy como nueva -dije a la vez que me sentaba en una butaca cerca de la chimenea que se encontraba apagada-. ¿Y tus heridas?

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⏰ Última actualización: May 11, 2023 ⏰

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