Capítulo 13

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 POV Ethan.

Un estremecimiento me recorrió el cuerpo. Miré a sus enormes ojos cafés. Ella sonrió mientas me devolvía la mirada. Miré sus labios, con ganas de besarla. 

 —Al final, siempre volvemos a estar juntos—susurró. Su voz era suave, sensual. Sacudió su largo cabello con delicadeza. Su nariz rozó la mía. Y sin poder evitarlo... 

La besé.

Atrapé sus labios con fiereza. Ella cerró sus ojos mientras deslizaba una mano por mi abdomen. Me estremecí al sentir sus dedos fríos acariciándome y acercándose peligrosamente a mi pantalón. Mi corazón latió con fuerza. Mis manos se deslizaron por su espalda atrayéndola hacia mi con brusquedad. 

 La besas con los ojos abiertos, porque si los cierras aparezco yo

Su voz atronó mis oídos como si estuviera a mi lado. Cerré los ojos con fuerzas sintiendo las caricias de Melany. Sus malditos ojos oscuros aparecieron llenos de altanería y burla. Juzgándome en silencio.

¡Joder!

 Mi mano ascendió con lentitud por su plano abdomen llegando a su pecho. Ella suspiró contra mis labios. Acaricié su cabello con mi mano libre. Estaba seco y quebradizo. Nada que ver con el suave y sedoso cabello de Allison. Jamás sería ella. 

Me alejé con brusquedad escuchando en mi mente su carcajada. La carcajada que soltaría si me viera en éste estado. Melany me miró confundida. Continué de largo sin voltearme. Su mano atrapó mi brazo a los segundos. 

 —¡¿Qué coño pasa contigo?!—preguntó ofendida. Me acerqué a ella y la miré con intensidad. Bajó la mirada al instante, intimidada. 

—Me cansaste—me encogí de hombros, aburrido. Continué mi camino sin poder creer la capacidad de Allison de arruinar buenos momentos.

¡Joder, si que sabe como meterse en la cabeza de alguien! Y lo peor de todo es ques ella lo sabe. Es malditamente arrogante y está consiente de su belleza y sensualidad. Y está... Comprometida. Está comprometida. 

¿Quién será ese maldito imbécil? 

Sacudí la cabeza alejando esos pensamientos. Divagué sin rumbo por el instituto. Visualice a Alex al otro lado del pasillo mientras salía de un salón. A la lejanía vi a Alex saliendo del salón 17-D. Uno de los salones abandonados en los pasillos más olvidados. Solamente utilizado por adolescentes hormonales para tener un buen polvo antes de clases. 

Osea yo.

Y Alex, por supuesto.

—Sandy Donahue dijo que se quería acostar contigo—reí a modo de saludo.

—¿Quien no?—ríe mientras caminaba junto a mi. Paré mi paso al instante al verlo con detenimiento. Sus ojos se veían rojos, cansados. Sus pupilas estaban dilatadas. Sus iris azules parecían apagadas, sin vida. 

 —¿Te estabas drogando?—pregunté desconfiado. 

 —De bolas—ríe. Pero sabía que era mentira. Caminé en dirección contraria, alejándome del salón mientras Alex me seguía.

 —¿Todo bien?—pregunté. Alex había estado llorando. Tenía los ojos hinchados y unas cuantas gotas en su suéter, de las cuales él no se había dado cuenta. Podía notar el ligero rubor que todavía no ha desaparecido debido a que es un maldito muerto viviente con esa piel tan pálida. Alex se encogió de hombros, como si nada hubiese pasado. 

Fruncí el ceño. Él debería estar en clases en este momento. Era un maldito nerd no-virgen al que los profesores adoran. Jamás le habían sacado de clases y sus notas son impecables. Solo que nadie lo sabe, a excepción de los profesores. Observé como Alex caminaba con dificultad.

El Peligro de AmarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora