Capítulo 8

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Ethan giró con brusquedad a la derecha al verme a punto de caer, causando que la moto derrape cerca del suelo.

El vértigo se me instaló en el estómago al salir disparada bruscamente al otro lado, mientras sentía como Ethan empujaba la moto lejos de nosotros.

Una ráfaga del frío viendo me golpeó mientras la camioneta derrapaba evitándonos.

Mis manos se alzaron instintivamente protegiendo me cara, mi corazón latía asustado al sentir como el aire me envolvía por unos segundos.

Una aguda punzada de dolor de extendió por mi cuerpo al impactar con el suelo y rodar  varias veces

—¡¿Estas bien?!—Gritó Ethan levantándose y corriendo hacia mí.

Sentí como el mundo giraba a mi alrededor. Cerré los ojos con fuerza, mareada.

Unos fríos dedos me acariciaron las mejillas. Me alejé de su toque con el corazón componiéndose en mi pecho.

—¡¿Estas loco?! ¡Pusiste haberte matado, imbécil!—Exclamé afligida.

—¡Pusiste haber muerto tú de no hacerlo!—Gritó a la par.
Mi cuerpo tembló al escucharle, tenía razón. Al hacer esa maniobra me impulsó al otro lado, evitándome caer de espaldas y golpearme la cabeza. De frente tenía más reflejos.

De pronto ardor se extendió por mi brazo derecho, pero todo aquello quedó colapsado al observarle sangrar.

—Estas sangrando—Susurré al ver el hilo de sangre en su frente. Se lo limpió con rapidez, disimulando el dolor.

—Tú igual—Sonrió con pesadez observando mi brazo. Un raspón más arriba de mi codo se extendía hacia mi muñeca.

Oh Dios mío. ¡¿Como se lo explicaré a mi madre?!

—Lo bueno es que no ha sido nada grave—Suspiró.

Negué con la cabeza. Esto no fue un error del conductor ni un accidente mortal, esto fue una señal. 

—¿Estás bien?—Preguntó Ethan a lo que le ignoré. 

Hundí mis manos en mi cabeza, bajo la atenta mirada de Ethan.

Muy en el fondo...tenía muchas intenciones en la fiesta. Aunque hay cosas que no me gustaban, quería divertirme, tomar, bailar. Solo para llevar la contraria.

¡Quería ser una adolescente normal!

Y quería hacer una locura en esa fiesta. Una locura que podía arruinarme la vida entera. Estaba cegada por la rabia y el dolor. Ira y desesperación acumulados de tantos años.

Allah supo qué hacer para evitar que cometiera un error que tenía graves consecuencias.

Supongo que cada cosa que pasa tiene un propósito. Y el propósito de este acontecimiento era abrirme los ojos. ¿Qué hubiera pasado si... Perdiera mi virginidad?  Más allá de ser un pecado en mi religión, está la humillación y maltrato del hombre.

¡Me hubieran asesinado si me caso y no soy virgen! , en el mejor de los casos me devolverían a mi casa divorciada, humillada. Aunque ni siquiera sé si mi madre me aceptaría de vuelta.

《Gracias mi Dios, por protegerme siempre. Todo lo malo tiene un propósito, gracias》

—¡El maldito conductor siquiera se paró a ver si estábamos bien!—Exclamó Ethan sobresaltándome—¡Me indigna!

Descubrí mi cara con lentitud tragándome la risa y me encontré con una brillante
sonrisa.

—Uf, menos mal, creí que explotarías en cualquier momento.

El Peligro de AmarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora