Cápitulo 5

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MICHAEL

Estaban ocultos en el arbusto, la sombra se acercaba muy rápido. Michael estaba abrazando fuertemente a Maria, esperaba que no los encontrara.

La noche era oscura, la neblina era densa. Ya era bien tarde, estaban muy adentrados en el bosque y lo más probable es que no saldrían de allí.

-Debes estar callada -le dijo Michael a Maria en tono calmado.

-No puedo -dijo Maria entre dientes- me cuesta mucho.

-Vamos, shh -la abrazó de manera más tierna.

-Debemos salir de aquí -Contestó Maria.

Michael y Maria se estaban moviendo lo más lento que podían, intentando no hacer ruido, reptaban por la tierra, pasando arbusto por arbusto. El tiempo pasaba muy rápido, eran las 2:30, ya llevaban 3 horas internados en el bosque. Maria sugirió ir, de nuevo, a buscar el cuerpo, o la supuesta tienda de Christofer, el de la historia. En el suelo, intentaron ver si podían encontrarlo de reojo. Maria iba reptando, cuando de improvisto, se golpeó con algo. Se levantó sin cuidado, haciendo que lo que los haya estado siguiendo reaccionara; se dieron cuenta que era un mapache bien robusto. Gracias a la hazaña, logró visualizar el árbol y el cuerpo encima de este.

Cuando llegaron a donde estaba el cuerpo y la carpa, que no estaba tan lejos, decidieron buscar en la carpa algo que les sirviera, no había nada; todo había sido vaciado, solo les quedaba buscar en el cuerpo inerte colgante del árbol. Ninguno de los dos quería tocar ese cuerpo putrefacto, pero era algo necesario, el que tomo la dura acción fue Michael, pensó que Maria ya estaba muy mal para darle la tarea.

Bajaron el cuerpo cortando la soga que lo sostenía elevado con una piedra filosa, Maria se quedaría con esta, Michael entonces de decidió a comenzar la búsqueda de cosas en el cuerpo, buscó primero en la chaqueta, nada, en los bolsillos del pantalón, nada, en sus ropajes no había nada, quizás en sus entrañas tendría algo más que carne putrefacta y microbios comiendo de ella pensó Michael, ya que esperándose de un psicópata, todo podía pasar. Le dijo a Maria que se diese vuelta, esto seria tan asqueroso para él como para ella. Adentró sus manos al muerto, intentando no mirar, por el tórax. No encontró nada en este, pero Michael siguió buscando, por suerte, encontró un objeto extraño, más grande que un dedal, pero más pequeño que un zapato.
-¿Eh? -dijo Michael asqueado mientras retiraba el objeto de las entrañas

-Se dio vuelta Maria- ¿Qué... qué es eso? -dijo con una voz asustada pero a la vez curiosa.

-No sé que mierda es esto, Joder -le dio un puñetazo al objeto- Hey, ¡se encendió una luz! -dijo en voz alta

-Parece... una radio o algo así -dijo Maria- quizás podamos contactar a alguien para que nos ayude o algo

-No entiendo, ¿Por qué un psicópata escondería algo así en un cuerpo? -dijo Michael con voz ronca

-No sé, pero yo tengo frío y hambre, necesitamos buscar a los demás, no sé si nos estarán buscando o habrán pedido ayuda, pero sé que no me quedare esperando a que un animal nos mate o el psicópata nos encuentre y nos deje así -apuntó al cuerpo tirado en el suelo

-Tienes mucha razón, debemos volver lo más rápido posible, quizás el psicópata fue por ellos, tenemos que juntarnos, así él no podrá hacer nada -dijo Michael reafirmando lo propuesto por Maria

-Entonces esta decidido, nos vamos de esta mierda de bosque.

Tomaron la radio, Michael la tenia en la mano, mientras caminaban intentaban lograr alguna señal, con un guardabosques, con una persona, cualquier cosa serviría, pero nada, así que se la entregó a Maria. Caminaban a un paso moderado, querían llegar rápido, pero el loco podía seguir rondando por allí y si corrían harían mucho ruido, por lo que iban a un paso entre caminar y trotar. Era muy tarde, ni siquiera un rayo del sol había en el cielo, nadie estaba despierto, de hecho, según les contó John, vivían muy pocas personas en el pueblo. Iban caminando bien, estaban cansados, pero eso no les impidió seguir el paso. Algo interrumpió su caminata, un fuerte sonido entre los árboles, Michael se agachó y protegió a Maria con sus brazos, el sonido provenía de unos metros más alla, parecía la figura de un hombre, tenia una respiración pesada y fuerte, parecía que estaba enfermo o algo, andaba cojeando y tenía una linterna de mano. Maria estaba atemorizada por la figura delante de ella, no se podía ver por la niebla, a pesar de solo ver la figura, la sombra ya le resultaba espeluznante, pero algo de ella le resultó familiar, por un acto de reflejo se levantó del arbusto, mostrándose a la figura , Michael se levantó y le quitó la piedra afilada a Maria, estaba dispuesto a atacar a todo lo que se acercase a ella.
-Suelta todo lo que tengas y levanta la linterna -dijo en voz alta Michael- estamos armados, no te acerques -amenazó

-Michael, por favor, no le hagas daño, me parece conocida algo en la sombra -la sombra levanto la linterna y botó algo al suelo

-No interrumpas ahora, Maria, no sabemos si puede ser el psicópata -dijo respondiendole a Maria- ahora si te vas a acercarte, tira al suelo la linterna -dijo Michael a la sombra.

El desconocido bajo la linterna, dejándola en el suelo, caminó lentamente hacia ellos, Maria estaba shockeada, la linterna la había apagado y la tenia en su mano apuntando hacía el piso. Cuando ya estaba a un metro de ellos, Michael se acercó corriendo a él y le propinó una estocada con la piedra en el hombro para después tirarlo al suelo, Maria por fin reaccionó, prendió la linterna y alumbró la cara del ser que se encontraba en el suelo: Era John.
-¿John? -dijo Michael, retirandose de manera culposa hacia atrás

-Te dije que me parecia conocida la sombra Michael, ¡Lo podrías haber matado!, dios Michael, ¿Qué hiciste? -dijo mientras se acercaba al cuerpo de John, el que estaba tendido en el suelo adolorido por la estocada propinada por Michael.

-No sé que hice, perdóname John -dijo mientras intentaba acercarse lentamente a él

-No... im... por... ta eso ahora -dijo John con voz entrecortada, le faltaba un poco de aire, el golpe con el suelo lo dejó peor- vi... ne a buscarlos, ahora les cuento los detalles, vamosnos a la cabaña, por favor -suplicó

La gran NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora