Rehabilitación. -- Capítulo 9

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Había terminado de llenar la ficha y me dispuse a dormir, eran al rededor de las 18:00 pm cuando mis padres llegaron y me despertaron con sus gritos.

- Que.. ¿Que pasa?. - Apenas pude decir mientras un bostezo me entre cortaba.

Mire alrededor y noté la ausencia de Mateo, pobre, se quedó a mi lado y yo no le pude decir nada.

- A nosotros nada, ¿a ti?. - Supongo que mi madre ya había hablado con Pablo, estaba tranquila de que yo estuviera a salvo.

- Pues tu sabrás, yo no me eh enterado todavía de porque estoy aquí. - Noté que mi madre se sorprendió ante mi respuesta.

- Veras, ¿recuerdas que ibas cruzando la calle del puerto?, bueno, resulta que a unas calles atrás hubo un asalto y los delincuentes tomaron el auto llevándose todo a su paso y con eso me refiero a ti. Saliste volando mientras que los muy gilipollas siguieron como si nada, Pablo me comentó que tu "novio" llamó a la ambulancia y te acompaño hasta hace un rato.

Me sonrojé y mi madre lo notó, el rostro de mi padre lo decía todo. "Es el fin, perdí a la más pequeña de todas" y le regalé una sonrisa.

- ¡¿Con que tienen que pasar estas cosas para que nos enteremos de que tienes novio?!. - Mi padre por fin rompe su silencio y comienza a hacerme cosquillas las cuales me causan un poco de dolor ya que estoy llena de moretones, mi padre lo nota y para enseguida. - Lo siento, no fue mi intención.

- Verán, Mateo, el que dijo ser mi novio es un amigo, lo dijo como escusa para poder subir a la ambulancia conmigo, tranquilos que si llego a conseguir novio y se enteraran por mi boca. - El ceño fruncido de mi padre desapareció al instante y me relaje.

- Vale hija, ¿necesitas algo? ¿te duele algo? ¿tienes hambre?. - Comenzó el ataque de mi madre al escuchar tronar mi estomago. La verdad es que había pasado todo el día allí y no había tomado ni agua.

- ¡COMIDA!. - susurré como zombie y mis padres rieron. - Ah, mi ordenador portátil y mi celular por favor.

- De acuerdo, ahora mismo llamamos a la enfermera para que traiga algo y nos vamos a casa a buscar un par de cosas. - Mi madre se despidió con un beso en cada mejilla y mi padre con uno en la frente.

- Nos vemos luego!. - Esboce mientras prendía un pequeño tele que había en la habitación.

Al rato tocan la puerta de mi habitación y supuse que traían mi comida, no fue así, traían a un joven más o menos de mi edad totalmente anestesiado. Sus padres entraron después de el y les saludé amablemente.

- Hola, soy Lucero Joan, un gusto. - Agrego a mi presentación una enorme sonrisa.

- Hola Lucero, Yo soy Teo y ella es mi esposa Dani, el gusto es nuestro, ah si, el es Sebas.

- Por lo que veo ambos llevamos yesos, ¿Qué le pasó a el?

- Veras, Sabas corre en moto y hoy en un torneo su moto no pudo resistir al recorrido y salió volando lo que provocó una quebradura expuesta de su clavícula y hombro. - Cerré los ojos con dolor imaginándome lo que debió haber sufrido. - ¿A ti? ¿Que les a pasado en esa pierna y hombro?

- Resumiendo todo digamos que estaba cruzando la calle, y un coche se pasó el semáforo en rojo y me llevó por delante básicamente. - Reaccionaron ambos igual a mi anteriormente y les regalé una sonrisa.

Tocaron la puerta nuevamente y por fin trajeron una bandeja llena de comida, mis ojos brillaron y la enfermera al notarlo rió.

Devoré toda la bandeja con ayuda de los padres de Sebas y luego se fueron.

Estaba tan concentrada mirando la TV que no me di cuenta que Sebas había despertado.

- ¿Hola?. - Tenía una voz muy gruesa y dulce.

- Hola, soy Lucero, Tu eres Sebas ¿verdad?. - Se quedó algo sorprendido al ver que sabía su nombre. - Descuida que no soy ninguna secuestradora ni nada, simplemente estuve hablando con tus padres hace un rato.

- Vale, encantado de conocerte, ¿De casualidad no sabes lo que me ah pasado?. - Agregó una pequeña risa al final.

Le comente lo que sus padres me habían dicho y lo que me pasó ami también, hablamos durante varias horas hasta que por fin mis padres trajeron todo lo que les había pedido y más, se estaban portando de maravilla conmigo, esta vez no vinieron solos, trajeron a mis hermanos y comenzaron a hacerme bromas con mi accidente.

Apareció mi enfermera avisando que el horario de visita había acabado y despedí a mi familia, luego de eso estuve un rato con el móvil y caí dormida.


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