29.-¿Una Rosa Buena?

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En aquel viejo museo se encontraban cuatro jóvenes descendientes de villanos. Su objetivo era uno, tomar lo que pudieran para poder descender al fondo del mar y tomar el tridente de Triton, y su tarea, el cual estaba cada vez más cerca de ellos. Claro que unos días antes se habían detenido a armar un plan. Corrieron lo más rápido que pudieron hasta encontrarse en una de las entradas que se encontraba cerca de la parte exterior, habían llegado, lo habían hecho, pero ahora les faltaba lo más importante. ¿Que objetos iban a tomar una vez estuvieran dentro? Solamente el Triton lo sabía. Alzó dos dedos en señal de descanso mientras llevaba ambas manos a sus rodillas ya cansado. Rosinda imitó su gesto, solo que con ambas manos en su pecho en vez de las rodillas. Luke hizo una seña preguntándole a ambos si estaban en buen estado. Miriam, por su lado aún estaba con la mirada puesta en ambos lados en caso de que algo le ocurriese.

-¿Según ustedes está aquí?.-Preguntó curiosa.

-Es por arriba.-Indicó el moreno leyendo un cartel.-Hay que tomar tiempo. En las tardes no hay guardia.

-¿Exactamente que estamos buscando?.-Preguntó Luke leyendo el mismo cartel de antes.

Urson tomó algo de aire. Aquel chico era tonto, aunque algo listo cuando le convenía. Extrañó que Anthony. T se hubiera ido a Auradon, de verdad que el si era bueno con los planes.

-¿De verdad eso preguntas?.-Preguntó irónico.

Los cuatro chicos subieron las pocas escaleras que faltaban hasta llegar a su objetivo. Al igual que el grupo que había ido días antes se encontraron la misma escena, una varita brillante y muy bonita flotando en medio de un campo de fuerza.

-¿Qué haremos?.-Preguntó la hija de la reina del país de maravillas.-No se tú pero a mi se me acabaron los planes.

-Por los momentos no tocarla.-Indicó el villano líder del grupo.-Luke, ¿Acaso Anthony no te enseño si estos objetos tienen un campo de fuerza. Y... Como apagarlo?

-Podría intentarlo.-El pelinegro se encogió de hombros.-Pero en lo que a mí respecta esto es un objeto muy grande.

-No lo necesitaremos.-Añadió Miriam.

-Pero si pudieras...-Insistió Rosinda.

Al igual que los demás villanos la hija de la reina pelirroja observó la varita observando así su vida pasar frente a ella. Sabía que aquellos sentimientos no eran en vano, por mas que lo intentara no estaba en su destino ser mala, sin embargo igual que Mal ella estaba presionada, obligada a ejercer un destino que no quería cumplir, no a menos que quisiera que cortaran su cabeza. Odiaba estar bajo la constante amenaza, además del estrés que día a día le transmitía su madre. La reina roja. Mejor dicho, la reina roja.

Tomó un suspiro mientras sus amigos comenzaban a buscar algunos objetos en la habitación que pudieran servirles, sin embargo no les prestó la debida atención. Normalmente ella se sentía completamente alegre con ella misma, sin embargo había algo en su interior que no encajaba, o al menos no de la forma que ella quisiera que lo hiciese, y todo eso había cambiado al llegar a Auradon. Suspiró pesado al darse cuenta que sus amigos miraban lo que ella veía atraves del cristal, se veía frustrada, y esa no era la Rosinda que ella solía conocer. Miró su reflejo unos minutos más dándose cuenta de algo.

Ella tenía que hacer algo para volver a ser la misma, tenía que demostrarse que podía con eso, que valía la pena.

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Cuando el profesor Delay anunció el comienzo del examen, la peliazul se dispuso a sacar su instrumento, osea su espejo, pero se alarmó al notar que no lo hallaba. Revisó sus bolsillos con desesperación, podría haberse jurado que lo tenía, por que así lo era, hasta que se dió cuenta que alguien ajeno a ella lo tenía en su mano. ¿Pero como?

-¿Buscaba esto señorita Evie?.-El hombre mostró el objeto que la chica tanto buscaba, su espejo mágico.-Me alegra que aun haya gente que respete el código de honor.-El rubio hijo de Cenicienta sonrió.-Muchas gracias, sueños Charming.

La chica intentó hablar sin embargo fue interrumpida por el chico de gafas. No sabía lo que hacia. ¿Es que acaso planeaba hundirla con el profesor?.-No era su intención, ella ni siquiera sabía que tenía el lo que sea...

-El espejo mágico.-Aclaró ella.

-No ayudas.-Murmuró a la chica a su lado y de cabellos azules.-Demando que se le dé una oportunidad.-¿Una oportunidad? ¿Acaso estaba loco?.-¿Profesor?

-¿Profesor?.-Insistió la hija de la reina malvada.

-Si pasas el examen, te lo devolveré.-Condicionó. La chica sonrió ante tal gesto.

-No puedo creer lo que ibas a hacer.-Susurró el chico de gafas sin creer lo que recién había visto, con la mirada en su examen.

-Doug lo siento.-Se excusó ante el chico.-Pero no me siento preparada.-Confesó.

-Has este examen, y si sacas una mala nota hablare con el profesor para que te lo repita.-La hija de la reina le dedicó una mirada incredula.-Tengo contactos.-Dijo tomando su mano sobre la mesa, cosa que hasta el mismo le extrañó, pero se sentía seguro de hacer eso.-Yo confío en ti Evie.

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-Bueno entreguen sus exámenes.-Pidió el profesor Delay.-Los veré esta tarde para que los reciban.-Ambos chicos se levantaron junto a los demás con la intención de dejar sus exámenes.

-Espero hayas sacado una buena nota.-Dijo el chico con una sonrisa.-Confío en ti.

-Si, lo mismo digo.-Murmuró Evie desanimada.

-Ah si Evie, ten, no podria dejar a la hija de la Reina Malvada sin su espejo.-Sonrió al recordar la confianza que poseía la villana durante su examen.-Sería malo hasta para mi. Eso sí, otra más y tendré que quitartelo permanentemente.

-Gracias, profesor.-Agradeció la peliazul entregando su examen.

-Ah, Evie.-Llamó su atención el hijo de enano, la chica de cabellos azules se volvió hacia el chico quien la llamaba.-Hoy es el partido, me preguntaba si querías venir conmigo.

-Claro, me encantaría.-Respondió con una pequeña y casi insignificante sonrisa. El hijo del enano sonrió.-Digo, no es que tenga nada mejor que hacer.-Por más que intentara corregirse la sonrisa de la chica no podría desaparecer con nada.

-Nos vemos a las tres en el campo de tourney.-Indicó el, la chica peliazul asintió.

-Ahí estaré, Doug.-Respondió aún con una sonrisa, la cual por más que cubriera aparecía por si sola. Había algo, que a diferencia de con Chad le hacía sentir cómoda con el hijo del enano. No sabía cómo llamarlo.

Era algo así como la magia, pero mucho más bonita desde su punto de vista.

Y le gustaba. Le gustaba tener esa sensación.

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-¿Conseguiste hacer algo?.-Preguntó la chica, Mirina, con la vista puesta en la lámpara del genio y alguno que otro objeto insignificante.

-Es un sistema complicado.-Explicó el pelinegro frente a ella.-Me sorprende como Carlos logró desactivar la alarma. Es realmente bueno.

-Así que De Vil, ¿Eh?.-El hijo de Lady Tremaine asintió.-Ya se a quien debemos pedirle ayuda. Después de todo por algo estamos en una tregua.

Descendientes"Amor Prohibido"(El Villano y La Princesa).[Carlos de Vil].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora