Sentada en la biblioteca de la escuela el tiempo parecía transcurrir con una lentitud dolorosa. La jornada estudiantil había acabado hacía más de media hora, pero yo seguía atascada en la escuela por un estúpido trabajo grupal que no podía esperar para otro día. Para mi mala suerte, Anne y Cécile no estaba en mi grupo, ya que el profesor se encargó de hacerlos al azar y las tres terminados separadas, y si eso no bastaba para fuese lo suficientemente malo, tendría que volver sola a casa ya que Matthieu no podía quedarse tanto tiempo a esperar por mí y, aunque ya llevaba un mes recorriendo el mismo camino todos los días, me asustaba la idea de hacerlo completamente sola.
-Yo creo que si lo hacemos de esta manera quedaría mejor -dije sin mucho convencimiento, sólo quería que el tiempo pasara más rápido.
La mayoría en mi grupo asintieron a la idea, a excepción de un chico que se acomodó mejor en su silla para poder mirarme fijamente y desafiarme.
-Yo creo que así quedaría peor -dijo el chico con aires de grandeza, ni siquiera sabía su nombre y si alguna vez me lo dijeron lo olvide por completo-. Sería un completo desastre.
-Pues háganle como quieran -respondí enfadada-, para lo que me importa.
El resto del grupo comenzó a discutir cuál idea era la mejor, pero me negué a participar, lo único que quería era ir a casa. Cuando por fin se decidieron ya había pasado otra media hora y yo no podía estar más desesperada, así que cuando dijeron que el trabajo estaba terminado fui la primera en tomar mis cosas y salir huyendo de la biblioteca. Cuando salí me lleve una decepción al no ver a Matthieu esperando por mí como cada día, pero después recordé que ya pasaban de las horas normales de clase y él seguramente estaba jugando League of Legends muy a gusto en su casa. Sujeté con más fuerza las correas de mi mochila y con paso rápido me encaminé a la salida de la institución.
-Que rápido te das por vencida chica americana -habló alguien a mis espaldas-, esperaba más pelea de ti.
Reconocí la voz como la del chico que me desafió dentro de la biblioteca y aceleré más el paso para que no pudiera alcanzarme, pero no funcionó, porque en cuestión de segundos lo tenía caminando a mi lado.
-¿A dónde vas con tanta prisa? -preguntó con una enorme sonrisa en el rostro.
Resople enfadada, no estaba de humor para aguantar idiotas, bastante había tenido la semana pasada con el tal Hubert y sus amigos, que por suerte en lo que llevaba de la semana no habían vuelto a molestar a Matt ni a Gilles y eso era ya bastante alivio para mí. Recordé a la molestia que tenía caminando a mi lado y sentí deseos de golpearlo.
-A casa, ¿no es obvio? -pregunté con agriedad.
-Bueno, podrías ir a cualquier otro lado, uno nunca sabe -dijo con una sonrisa-. Creo que empezamos por el lado equivocado, soy Etienne, mucho gusto.
Bueno, tenía lindo nombre y creo que eso sumó un punto a su favor, porque mi cuerpo se relajo un poco y de pronto la idea de hablar con él ya no me parecía tan mala.
-Charlie, así que puedes dejar de llamarme chica americana -respondí con mejor cara.
-Ves que tan sólo era cuestión de presentarnos apropiadamente -Sonrió-. Y lo siento si fui muy rudo en la biblioteca, es que sólo quería terminar el trabajo y ya.
Me sorprendió porque eso mismo quería yo, entonces entendí un poco su posición y no me pareció tan idiota después de todo. Así que él se ofreció a acompañarme a la parada del autobús y yo no rechace la idea. Caminábamos charlando sobre trivialidades de la escuela, pero me di cuenta que a su lado todo se sentía más ligero, como si las cosas importantes no tuvieran importancia, porque hay personas que logran eso con su sola presencia, que tiene un halo de luz que los rodea y transforma a las personas en algo más alegre, aunque sea sólo por el tiempo en el que estén presentes. Eso me hizo pensar en Matt y en que él era todo lo contrario, con Matthieu se sentía una congoja en el pecho al tenerlo cerca, pero al mismo tiempo, cuando sonreía o sus brillantes ojos verdes mostraban un atisbo de buen humor podía iluminar tu mundo. Matthieu era así, contradictorio, pero supongo que eso es parte de su extraña personalidad, y eso es lo que te hace querer robarle sonrisas, para que todo alrededor brille, creo que es por eso que intento tan desesperadamente hacerlo estar de buen humor y no tan decaído como lo estaba siempre.
-Bueno, es aquí -dije cuando llegamos a la parada del autobús.
-Esperaré contigo a que pase, no quiero que alguien te robe o te secuestre al verte tan sola -respondió Etienne con su ya habitual sonrisa.
Asentí sonriendo y seguimos conversando hasta que mi autobús pasó, ya arriba y andando me puse a pensar en lo rápido que Etienne había traspasado mi muro de confianza, pues ya lo sentía casi tan cercano como a Cécile y Anne, pero era bueno hacer un nuevo amigo en un lugar donde no conocía a nadie más que a mi primo y a dos chicas en mi salón de clases, sí, definitivamente era bueno agregar a alguien a mi lista de amigos.
Llegué a casa y al entrar la encontré en completa soledad, pues Gerard se encontraba trabajando y seguramente Aurélie había salido a algún mandado. Fui a la cocina para comprobar si me habían dejado algo de comida, aunque no tenía nada de hambre, aún así me obligué a comer una pequeña ración de lo que sea que fuera lo que estaba comiendo. Al terminar subí las escaleras aflojerada, pero al estar arriba la puerta que llamó mi atención no fue la mía sino la de Matthieu. Acerqué mi mano al pomo de la puerta sin llegar a tocarlo, pero cuando estaba pensando que lo mejor sería entrar de una vez a mi habitación la puerta de Matthieu se abre, y yo quedo parada con la mano extendida frente a un confundido Matt.
-¿Ch-charlie? -preguntó Matt rascando su oreja izquierda.
-No es lo que parece, yo sólo pasaba por aquí y pensé: ¿hey por qué no saludar a Matthieu? -contesté de manera atropellada, muy nerviosa por haber sido descubierta parada detrás de su puerta.
-Sí, claro -contestó él sin darle demasiada importancia al asunto.
Entonces lo miré mejor, y su rostro denotaba más pesadumbre que de costumbre y me sentí afligida junto con él, lo que me hizo querer hacer algo para que estuviese mejor. Pero, ¿qué podía hacer? En el tiempo que llevaba viviendo con los Chevalier no había descubierto nada para hacerlo sentir mejor, por más que lo intentaba, aunque había ocasiones en las que lograba robarle una sonrisa y en ese momento me sentía mejor persona por haberle regalado al mundo una sonrisa tan bonita como la de Matthieu. ¡Definitivamente tenía que hacer algo para hacerlo sentir mejor!
-¿Sabes algo, Matt? Llevo más de un mes viviendo aquí y todo lo que conozco es el camino a la escuela -dije con una sonrisa tonta- ¿Te apetece acompañarme por ahí? Ya sabes, escaparnos de esta casa por un momento, ¿qué dices? -pregunté con la esperanza de que dijera que sí.
Matthieu me miró dudoso, intercalando miradas de su computador a mí, aún con la expresión de pesadumbre en su rostro. Sin duda debía cambiar eso. Lo obligaría a salir conmigo si era necesario.
-Esta bi-bien -aceptó con algo de cansancio en la voz.
No me importo, yo también estaba cansada y lo único que quería era echarme en la cama y dormir hasta el día siguiente, pero algo en la triste mirada de Matt me decía que tenía que salir y buscar la manera de hacerlo sonreír, ¿por qué es lo que la familia hace, o no?
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Hey, decidí subirles el nuevo capítulo porque con esta historia me atraso mucho (con la otra también) pero ese no es el punto, el caso es que quería compensar a mis lectoras por esperar tanto a veces y lo hago subiendo esté capítulo que espero que les guste.
A las chicas nuevas que me han votado las animo a dejarme un comentario, porque no saben lo mucho que yo valoro los comentarios, me importan mucho porque son los que me ayudan a crecer como escritora ademas son los que me ayudan a saber si la historia les esta gustando, así que no sean tímidas y dejen un comentario :3
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The passing of love
RomanceUn trágico suceso cambia por completo la vida de Charlie, nuestra joven protagonista, forzándola a dejar su hogar, sus amigos y su país. En su nuevo hogar descubrirá un oscuro secreto familiar que terminará por trastocar su vida y deberá luchar con...