18 de Septiembre.

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Querida Hailey:

Esta misma tarde, fui a ver a tu madre como prometí. Tardé media hora en decidirme, me daba miedo entrar en tu casa. En mi segunda casa.

Caminé hacía el jardín de atrás, me senté en el pequeño balancín de color amarillo oxidado. Recordé muchas cosas cuando estuve ahí sentada, necesitaba repasar lo que había sucedido la semana pasada.

Una niña de cabellos dorados y ojos verdes me vino a la mente, jugaba con otra niña pelirroja en el balancín. Reían casi todo el tiempo, se las veía... inocentes. La niña pelirroja tropezó con una piedra y cayó al suelo, comenzó a sollozar y la niña de cabellos dorados se acercó a consolarla.

Con dulzura la sonreía y para ser una niña de 5 años le decía:

"No llores, hay que levantarse."

Siempre dijo eso, que llorar no merecía la pena y que cuando uno cae hay que levantarse, cueste lo que cueste.

Esa niña era su media naranja, la niña con la que compartió años de su vida... su hermana, aún que la ciencia lo niegue. No eran hermanas de sangre, si no de corazón.

Se esfumaron esos pensamientos cuando tu madre abrió la puerta trasera y me vio allí sentada, con la mirada perdida en un mar de lágrimas. Corrió a verme y me llevó adentro, dónde me preparó una taza de chocolate caliente.

El chocolate caliente de los días de invierno que me quedaba a dormir en tu casa...

Después de un rato callada me calmé. Conseguí pronunciar las palabras que quería decirla.

-¿Por qué se fue..?- Me trabé en la última palabra. Su voz sonó en toda la habitación.

-Llevaba días ausente, rara. La pregunté solo una vez antes de que se fuera que la ocurría. Simplemente me respondió que no era nada, que eran solo imaginaciones mías. No insistí, no la quise molestar más, quizás fuera solo mi imaginación. Hasta que... la mañana anterior, antes de que se marchará... se escapó de casa. No sé a dónde fue, la llamé pero saltaba el buzón de voz.

-Esa mañana, cuando se escapó, ¿no llamó a la policía?

-Sí, y la buscaron pero no dieron con ella. Todavía no sé la razón de su ida...- Y se disculpó para irse al baño.

No quise molestarla más y la dejé una nota para que supiera que me iba a casa. Últimamente pasaba más tiempo en mi casa del que solía hacer, no me apetece ir a otro lugar.

Hailey Amy Lee, ¿a dónde fuiste aquel día? ¿De qué querías huir?

Lo averiguaré con la ayuda de Peter. Sí, Peter está enterado de todo esto.

Te recuerdo algo, no por rencor si no porque hay gente que debería merecerse una disculpa. Espero que cuando puedas, pidas perdón a todos los amigos, conocidos y familia que les estas causando daño. Me incluyo entre ellos.

¿Sabes una cosa? Hay veces que te odio, otras que te extraño y pocas veces te deseo lo mejor estés dónde estés.

Joder, una vida sin tí...

Te echo de menos con locura.

K.

Cartas a Hailey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora