Voz de poder, y sin olvidar lo intrigante que es.
-Vete-escupí.
Mi cuerpo se encontraba tenso, el solo estaba a unos 30 cm cerca de mí.
-Así que...-dice con lentitud.
-Así que te iras, te recuerdo que estas en un lugar privado-exclame.
-Y yo te recuerdo que no me interesa-sonríe con burla.
Aquellos blancos dientes hicieron su mejor actuación, es atractivo lo acepto; pero aquella imponencia lo destruía todo.
-Puedo llamar a la policía, es media noche y tal vez todo este a mi favor-dije con seriedad.
-Yo manejo toda esa mierda-dice con imponencia, pero a la vez con una sonrisa en su rostro- pero no entiendo porque reaccionas de esta manera, solo quería verte un rato.
-No sé qué tramas conmigo, y para serte sincera no me gusta tu maldito comportamiento-dije con furia, ya estaba al borde de explotar.
-No tendrías porqué entenderlo, mejor dicho; no deberías entenderlo-dice mirándome fijamente- así que te tengo una invitación.
-Pues pierdes tu tiempo, todo lo que venga de ti no me interesa-dije mientras emboce una sonrisa- con tu permiso me retiro.
El solo decidió guardar silencio, me miraba fijamente aquellos ojos que solo transmitían decisión.
-¿No te iras?-dije- ¿Qué esperas, un café?
-Tal vez solo espero que vengas conmigo a mi auto, y pues tengamos sexo en el-sonríe.
-¡Yo solo espero que te largues!-grite.
El rápidamente niega con su cabeza y aquella sonrisa desaparece en su totalidad.
-A mi ninguna mujer me grita, solo si está en mi cama disfrutando del momento-dice con seriedad, sus labios están levemente fruncidos.
-Solo vete, no te estoy pidiendo nada más.
-Y yo solo quiero un si a mí invitación, pero ni siquiera me dejas decirla-se encogió de hombros, según él tenía la razón.
-Mira rulitos, deja de joderme mi puta vida bastantes problemas tengo para que un niño riquito venga a terminarla de destruir-escupí nuevamente.
-Angelito solo es una invitación-su ronca vos se hizo notar, era jodidamente grave.
Aquellos 30 cm se cortaron por completo, él se acercaba lentamente y yo solo incrustaba mis uñas en el marco de la puerta.
-¿Por qué tan nerviosa?-pregunta con lentitud.
-¿Por qué tendría que tener miedo?-pregunte de vuelta.
-De mi-exclamo.
Rápidamente su respiración choco contra mi rostro, eleve mi mirada y sus ojos se chocaron con los míos, pude notar que mi estatura solo llegaba hasta su pecho.
-Tienes que tenerme miedo-dice mientras una de sus manos es apoyada en mi mejilla.
Estaba totalmente paralizada, su postura, su mirada, su vos me tenían totalmente bloqueada. Su rostro se fue acercando poco a poco y mis nervios aumentaban más que nunca, tengo miedo y lo acepto pero algo que no acepto es que no puedo hacer ningún movimiento.
-Solo quiero que vengas conmigo un rato, nada te pasara-susurro con ronquedad.
Solo asentí, no sabía que estaba asiento.