El Príncipe

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Bostecé en señal de las horas que me había llevado dejar conforme a la princesa aquella noche, la encontré observándome atentamente y nada más incorporarme soy abofeteada sin piedad.
-No... vuelvas a darme un susto como aquel... en tu vida...-la miré atentamente, sus ojos no dejaban de suplicar.
-Asia... nunca haría algo así, al fin y al cabo, eres la única que reina en mi corazón-me recompongo y le sonrío.
Ella se lleva las manos a el rostro intentando no llorar.
-Esque... pensar que alguien más ha tocado tus labios...-desliza uno de sus dedos por mi labio superior.
¿Cómo no voy a amarla siendo así conmigo?
-Bien-asiento con la cabeza.
-Hoy tengo una reunión, asique no podré pasar mucho contigo, lo siento.-me mira a los ojos levantándose.
-No pasa nada-le sonrío-yo ire a ayudar a un amigo entonces.
Sale de la habitación.
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Hoy mi padre me dío una de las peores noticias que podía oir, un pretendiente que le gustaba para mí había concertado una cita para la tarde.
-Padre, en serio es necesario que lo vea esta tarde...
-Complétamente.
Froto mi cabeza y miro al techo, no quiero...
-¿No hay forma de evitarlo...?
Niega con la cabeza y suspiro.
-Puede que sea el hombre con el que te cases.
Mi cerebro se congeló y un dolor de cabeza abrumador me invadió.
-No quiero casarme con un desconocido-digo asustada.
-Mejor que con un Dios-frunce el ceño.
Mis ojos se abren más de la cuenta y no puedo hacer más que jadear.
-No me esperaba ser obligada.
-Eres la sucesora al trono, era algo que debía pasar... te verás esta tarde asique prepárate.
Me fuí al salón principal y golpeé el cojín en el sofá, ¿qué le diría a Atenea? No puedo perderla...
Escondí la cara en el cojín y chillé como nunca... las lagrimas se apoderaron de mí en cuestión de segundos...
Cuando acabé de desahogarme me acerqué a la habitación y me vestí con lo mas elegante que tenía, Atenea se despertó y sentí el impulso de golpear su rostro, ¿por qué me hacía tanto mal esa mujer?
-¿Que pasa, Asia?-se frota la mejilla con la mirada aun medio perdida, sin comprender que había pasado.
-Esto es por preocuparme la otra vez-miento.
Salgo de la habitación después de hablar con ella y me dirijo al salón, en breves llegaría el hombre...
Las puertas se abren tiempo después y un hombre pasa a la sala.
-Buenas tardes señorita Asia, soy Erik, Príncipe de XXXX-hace una reverencia, es demasiado correcto, sospechoso...
-Eh... si, como sea-aparto la vista y la cruzo sin querer con un chiquillo que se escondía tras él, tiene rostro de niño y sus ropas estan algo holgadas.
-¿Y quien eres tú?-le sonrío acercándome.
-Mi sirviente-se esconde tras Erik-no hace falta que le dirija la palabra.
Frunzo el ceño y apoyo la mano sobre el hombro del joven, éste mantiene la vista en el suelo, es bastante dulce.
-Bueno, ¿tu nombre es..?-le hago levantar la vista, sus ojos son extraños... tiene varios colores y son bastante brillantes, me quedo asombrada.
-Jake-susurra volviendo a mirar al suelo.
Erik golpea con suavidad la cabeza de su sirviente.
-Mi padre me contó de tu belleza, es cierto que eres única.
Nos sentamos y la conversación dura un par de horas más, es aburrida, Erik es demasiado correcto... Al final acabo poniendo mi atención en el joven, se ve gracioso llendo y viniendo para traerle cosas al príncipe.
-Nos tenemos que ir ya-dice por fin Erik.
-Es una pena-miento suspirando- ha sido una tarde agradable, espero que se pueda repetir pronto, gracias por su visita-hago una reberencia y sonrio.
-Por supuesto.
Se preparan para ir cuando el pequeño sirviente se tropieza y caen un par de prendas que sostenía, me agacho para ayudarle, al levantar la cabeza para agradecerme el tiempo se para, sus mejillas enrojecen y mis latidos aumentan, cuando sus ojos se topan con los mios mantiene unos segundos y enseguida se levanta, disculpándose y corriendo hacia la entrada en busca de su amo, yo me quedo en el suelo sin comprender qué había pasado...

El Collar de AteneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora