Defensora..

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Todo gracias a las ideas de AthenaKiss

Me había quedado dormida... desperté de golpe y un dulce aroma que me enloqueció con la primera respiración de la mañana endulzó mi corazón, congelado por la eterna soledad que mi mente estaba acostumbrada a sentir.

-Ow, Atenea, ya despertaste-Un beso amigable me incitó a levantar mis brazos, rodeando y tirando hacia mí a mi pequeña diablesa pelirroja.

-Buenos días.-Le dedico una sonrisa con la que consigo enrojecer su dulce rostro.

-Ooooow, me voy a olvidar si no te lo pido ya...

-¿Es algo que implique levantarme de la cama?-Pregunto intentando atraerla para volver a besar.

-Mmmm, por mala suerte esta vez no.Quiero montar a caballo... en uno de los tuyos... los que salen en tus historias...

-¿Seguro?-Mi mirada se torna a fria por unos segundos.

-Ems.. por favor..

-Pues si insistes vale, montaremos a yegua*

-¿Yegua?

-Si, yo no uso caballos.

-O.. pues bien-Una sonrisa de pura euforia me convierte en su plena esclava, dejando que me dirija a su antojo.

Llamo a dos de mis yeguas más resistentes e intento ayudar a subir.

-Asia,¿No montaste nunca?

-Claro que monte, soy una princesa-Se las da de creida pero no avanza con la yegua ni medio paso.

-Pues vamos, el dia se acabará y no habremos ido hacia ningun lugar si te quedas ahí.-La sonriso pícaramente sabiendo ya su respuesta.

-A las princesas las lleva un principe a caballo, como en los cuentos.-Se muestra reacia a confesar.

-Ow pues, señorita princesa Asia, ¿Quiere que la lleve yo?-Me burlo.

-Mmmm, vale, pero solo porque eres t...-Y justo cuando va a bajarse resbala y cae de espaldas a un charco de lodo.

-¡Ey!¿Te has hecho daño?

-Ñe... un poco...¿Me ayudas a levantar?-Pide medio sollozando.

-Voy.

Bajo de la yegua y extiendo una de mis manos en su dirección.

Ella rápidamente tira de ella hacia si y me obliga a caer encima suya, quedando a dos centímetros y casi complétamente llenas de lodo.

-¿Te gusta que estemos tan cerca siempre?-Pregunta mientras me voltea, quedando ella encima.

-Eres tú la que me ha empujado,¿no?-La picanted se apodera de mi rostro.

-Perdonad, estais en mis terrenos.-Una voz infernalmente conocida hace su segunda aparición ante nosotras como Rose.

-¿Qué quieres, bruja?-Un tono amenazante sale como cuchillas por mi garganta.

-Venga Laia, no me llames bruja, que se que me quieres.-La maldita Afrodita había dicho algo que no debería...

-¿Cómo?-Asia me miró desconcertada.

-Lo que oyes guapita, ella es mía, siempre ha sido mía y siempre lo será.

-No digas tonterias Afrodita, lárgate o despídete de tu cara, Asia, no la creas palabra alguna, está mintiendo.

-Entonces si estoy mintiendo, ¿Por qué me dejaste besarte la otra noche?

Mi cabeza se quedó en blanco, y solo las ganas de llorar me quemaron hasta el último centímetro de piel.

-Eres lo peor.

Esas palabras reventaron mi corazón dejándolo troceado...

-Yo... Asia...No la creas...-Mi mundo se venía abajo con cada palabra que recitaban sus... hermosos... labios...

-Tú no.Lárgate sucia Diosa, nadie te ha permitido entrar en mi reino.-Una voz de auténtico odio, como un rugido, emergió de Asia, expulsando a Afrodita de la escena temblorosa.-¡Espera!¡QUE SEPAS QUE...-me dio un profundo y atontador beso-ES MÍO, ALEJATE DE ELLA!

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LA ODIO, ODIO A ESA SUCIA MORTAL,¿Por qué no podrá dejar a Atenea en paz? Esta vez se ha pasado, no se acordará ni de quién es mi Diosa....

Afrodita estaba comenzando a volverse loca, no comprendia por qué el amor real no entiende de adjetivos... no comprede que no hay que juzgar un libro por su portada, no comprende que no importa que sea una diosa o una mortal...Si no es capaz de ver algo así, ¿Crees realmente que está enamorada?

El Collar de AteneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora