Capítulo nueve: Para siempre.

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Dedicatoria: Para ti, mi querida LSV... Recuerda que aunque ames mucho a alguien, si no te toca con él, el destino solo los separará... No importa cuanto luchen por el amor.






Primavera, año desconocido.
Jack POV.
Mi nombre es Jack Frost, ¿cómo lo sé?, la luna me lo dijo y cuando la luna te dice cuando, debes creerlo.
La luna sin decirme nada me guió a una de las mejores aventuras de mi vida, gracias a eso, me convertí en uno de los guardianes, nuestro trabajo es proteger la esperanza y la magia que vive en cada niño del mundo, también he recuperado mis memorias perdidas, recuerdo a mi madre, a mi hermana y porque me convertí en un espíritu del invierno. Salvé a mi hermana de caer en un lago de agua helada, esa tarde de invierno, patinábamos pero paso que ella se puso donde el hielo estaba delgado, no podía dejarla ahí.
-Sí Jack tu siempre estas jugando- decía mi hermana
-No, no estoy jugando, juguemos a saltar como todos los días, y es tan fácil como, uno- pisé y el hielo se quebró bajo mi pie, mi corazón estaba acelerado, pero debía darle confianza a mi hermana, sólo sonreí- woooo, dos... Tres- llegue a donde no estaba tan delgada la capa de agua congelada, tomé una vara larga- ahora vas tu... Uno...- mi hermana dio un paso hacia adelante y el hielo volvió a quebrarse, mi hermana se iba asustando- ...dos...- paso lo mismo y esta vez Emma me miro-... Tres... - la tome con el bastón de madera que había agarrado y la arroje lejos de ese lugar peligroso, comenzamos a reír, pero de pronto sentí como el suelo me tragaba, el agua congelaba mi cuerpo, lo entumecía y no podía moverme, mis pulmones se vaciando de aire y la muerte besó mis labios con mucha delicadeza...
Después mis nuevas memorias empiezan, ... "Al inicio, estaba oscuro, hacía frío y tenía miedo, pero luego... Luego vi la luna, era tan grande y era tan brillante que parecía auyentar la oscuridad y cuando lo hizo, ya no volví a sentir miedo, por que estaba en ese lugar y que era lo que tenía que hacer, jamás lo he sabido..." En ese momento había nacido de nuevo, pasé 118 años vagando sin rumbo, sólo divirtiéndome, haciendo maldades, sobretodo en pascua, divirtiendo a los niños y algunos adultos, como lo dije antes, después de todo me convertí en un Guardián... Pero aun hay algo en mi pecho... Un pequeño vacío que por más que lo intento, que por más cosas que haga o por más que intente distraerme, sigue ahí, a veces me duele tanto que no sé qué hacer... Lo único que hace que me quite ese hueco es jugar con mi amigo mortal llamado Yeimy, de ahí en fuera, el vacío se vuelve a formar.
Esa tarde de primavera me encontraba con San Nicolás o como lo llaman actualmente Santa Claus, y ese vacío se sentía mucho mas enorme que nunca, los jetis me recibieron con mucha amabilidad, yo pasé mirando impresionado todos aquellos juguetes que fabricaban, siempre había querido entrar ahí en esos años que estuve vagando. Llegué al despacho de Nicolás y toque la puerta.
-Pase, pase- dijo una voz un poco gruesa pero amable.
Tomé la perilla y la giré lentamente, suspire y entre, ahí estaba El mismísimo Santa, armaba un castillo de naipes al verme sonrío felizmente
-Jack, no esperaba verte por aquí.
-Ah, quise pasarme a saludar, es aburrida la primavera y como acá siempre hay nieve, ¿que mejor lugar para mi?- pregunte sonriéndole.
El se acercó a mi y puso su mano sobre mi hombro, río ligeramente.
-Eres bienvenido, ahora eres un guardián, pero es verdad, la primavera para ti puede ser un poco aburrida- me miró, realmente no lo había escuchado, ese vacío en mi se sentía más profundo que nunca, siempre en el mismo día, siempre a la mitad de la primavera, me dolía intensamente- Jack, ¿sucede algo?- preguntó el hombre.
Esa pregunta me sacó de mis pensamientos y con una sonría en el rostro le conteste
-No, no pasa nada.
El barbudo río fuertemente y me dio un golpe amistoso en la espalda
-A mi no me puedes mentir, tienes algo, puedo sentirlo, en mi panza- con sus enormes manos agarró su enorme panza y la agito ligeramente de arriba a abajo- vamos muchacho, cuéntame.
Me acercó una silla y me sentó, el solamente se recargó en una mesa que tenía cerca de él y me miro. Suspiré y cerré los ojos.
-Siento... Que me faltan algunas memorias.
-¿Se lo has comentado al Hombre de la Luna?
-Sí, pero siempre... -suspire- enmudece, cuando intento hablar del tema y esas memorias al parecer son muy importantes, porque yo... Siento un enorme vacío en mi, como si algo me faltará, algo muy importante.
Santa me miró y suspiro ligeramente, después me miro con ese típico brillo en sus ojos y su sonrisa de siempre.
-Entonces vamos con Meme- sonrío y me tomo de la sudadero azul, para jalarme hacia donde se encontraba su trineo.
"¿Meme?, ¿Sandman?, ¿el cómo rayos podría ayudarme?, quiero decir, el se encarga de los sueños y lo que necesito no son sueños, son mis memorias, espera... ¿Cómo estaba seguro de que eran memorias?, ¡ah!, seguro solo me estaba volviendo loco." Todos aquellos pensamientos hicieron que no me percatara que había pateado a muchos de los duendes de santa, había tirado los juguetes hechos por lo jetis y que ya habíamos llegado al trineo, tampoco me había percatado que mientras el panzón me jalaba, un pequeño camino de nieve se había hecho tras mis pies, haciendo el doble de desastre.
-Perdona, Norte.
-Ya lo arreglaran, no hay problema.
Un jeti hizo sonidos de disgusto mientras los demás corrían por todos lados, intentando arreglar mi pequeño... Mas bien enorme desastre. El trineo llegó y me monte en el, emocionado, intentando olvidar ese vacío en el pecho que mientras avanzaba el día, se hacía más profundo

Mortales e inmortales  *EN EDICION* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora