te quiero, lo siento y gracias

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Mentiría si dijera que ya no te necesito, que puedo vivir sin ti y que lo he superado. Mentiría y se me da tan bien... cuando me preguntas qué tal y te digo que no tan mal. Y no sería la primera vez que te miento, diciéndote que no me importa esconderlo. Que no me afecta no poder gritar tu nombre a los cuatro vientos. Y es que cielo, no sabes lo feliz que me haría presumir de estar con alguien como tú. No te haces a la idea de las ganas que tengo de decirle al mundo entero que eres preciosa, y que no voy a encontrar a nadie más como tú. Por más que busque y busque parece que te ha dado por dejar huella en esta acera que es mi vida, y el cemento está reciente, y tus pisadas no se quieren ir. No se quieren borrar, no quieren que las olvide.
Que olvide los momentos que pasamos juntas aunque ahora no sea capaz de mirarte a la cara, que solo puedo a la espalda, cuando te vas. Cuando no miras atrás y me entran unas ganas inmensas de correr detrás de ti y abrazarte por la espalda. De invadir tu cuello con mis labios y presentar mis lágrimas a tu hombro. Como si se conocieran por primera y última vez. Siento unos rabiosos deseos de tenerte a mi lado, no una vez más, sino siempre. No te puedo retener, ni pedirte que te quedes. Eres libre, y siempre te he querido libre. Es por eso que me gustas tanto. Tan tuya, tan bonita.
Y es que no soporto verte ir, cuando una vez te vi venir y me gustó tanto. Y me robaste el aliento, y me dejaste sin palabras. Me sentí tan llena a tu lado que llegué a pensar que lo que había vivido antes de lo nuestro no era vida. Sino un largo prólogo antes de nuestra bonita historia. Nuestra bonita y efímera historia de dos o tres meses.
También te querría pedir perdón por todo el daño cometido. Y no me cansaré de pedirte disculpas por haberte hecho sufrir, que me merezco todo esto y más. Y que muchas gracias por todo, por ti.
Que sé que esto puede no ser lo más bonito del mundo, ni lo más poético, ni sean las palabras más bonitas que vayas a escuchar nunca. Pero mis sentimientos tampoco lo son. Para eso ya estás tú, mi reina.

te quiero, gracias y lo siento
para que veas que yo tambiénescribir cartas

punto y finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora