Voy a querdame en este impreciso lugar porque es la mejor forma de parar, parar y pensar, porque creer es poder. Voy a quedarme en este impreciso lugar porque no sé qué más hacer, y los comienzos no se me dan bien pero la noche de hoy huele especialmente bien. Voy a mirar a la Luna con la nostalgia de quien parte de su hogar de forma involuntaria y se siente cerca, pero a la vez lejos. Voy a mirar a la Luna porque la siento en mí cuando me pierdo, y no voy a seguir caminando hacia el funeral que asistía: el mío.
Son múltiples las maneras, los trasmanos y despedidas que me han llevado hacia el camino que hasta ahora he labrado, pero es una la razón por la que he parado, hoy, ahora, de construir el muro que me separaba a mí del resto, también de mis sentimientos. He luchado una guerra perdida, he acatado las órdenes de un barco que ha naufragado y hasta este momento me he aferrado a todas y cada una de las piezas sobre las que me erguía, sin ser consciente de que quizás sobran piezas porque hay golpes que nunca sabré encajar, pero eso no me hace menos humana o más culpable. He tomado malas decisiones con el especial propósito de herirme. He dañado a otras personas en el intento de seguir adelante, las he utilizado y me he convertido en lo que más odio por ello. Aún hoy cargo con ese peso, porque lo merezco. Tampoco se me da bien perdonarme. Así como las veces en las que alguien me pregunta cómo estoy y sonrío con mi matutina mirada triste, estoy en en este impreciso lugar porque estoy cansada de estar cansada y no puedo cargar con más peso. Ya se me han roto los bolsillos de los "estoy bien" que guardo. Esos putos comodines.
Ya he deseado dormir sin llorar desconsoladamente antes pero no soy capaz de encontrar otra forma de agotarme. Soy más de soñar despierta. Soy más de sentirme pequeña, y no consigo contar con los dedos de ambas manos las veces que he escrito una carta de suicidio y la he desechado a los pocos minutos. Como todo lo que hago, tacho y continúo, porque nunca es suficiente lo que escribo, lo que hago y lo que soy. Por el amor de Dios, ahora debería estar comiéndome el mundo y no la cabeza, pero el calvario al que estoy condenada es más que justo por haber apostado la felicidad en su día a una carta: la que llevaba tu nombre y todas y cada una de las manías que te definían. También los calcetines que me obligabas a quitarme cada vez que follábamos, como si significara algo. Como si me quisieras desproteger antes de pisar por las espinas de tu cama y arroparme con las sábanas que se me han pegado y aún HOY no consigo despegar.
Voy a quedarme en este impreciso lugar porque tengo mucho que hacer pero poco que demostrar mas que a mí misma el hecho inamovible de que soy capaz de continuar. Solo necesito un respiro que voy a tomar, y no me voy a excusar más, pero voy a quedarme en este impreciso lugar porque si sigo, el instinto que ya hace estragos me va a matar.