Prólogo

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-Narra Bobby Horan:

He estado esperando aquí por más de cuarenta y tres horas. Esta espera me carcome lentamente, neurona a neurona. Estoy preocupado porque mi esposa ha estado en labor de parto, temo por su salud y la de mis hijos. Hace cinco meses nos dijeron que serían mellizos, eso me alegró de sobremanera, aún recuerdo ese día, pero justo ahora no estoy para recuerdos. Estoy dispuesto a pedir información sobre la paciente Anne Horan Cox, pero me levanté no para ir con la señorita, sino, porque un doctor de expresión cansada se acercó a mí, lo miré preocupado, a lo que él me sonrió y dijo: "¡Felicidades, sus hijos están en excelentes condiciones!". Esas palabras hicieron que mi corazón palpitara a la velocidad de la luz.
-¡¿Puedo-entrar-a-verlos?! -dije tan rápido que fue un milagro que él me entendiera.
-Sígame -dijo el doctor y comenzó a caminar, así que lo seguí. Me condujo por un pasillo hasta que se detuvo frente a una habitación-. Ella está aquí, pase... -dijo el doctor y abrió la puerta dejándome entrar.
-Gracias -agradecí y entré; escuché que la puerta se cerró detrás de mí. Al entrar me encontré con mi hermosa esposa recostada en la camilla y, en ambos brazos, sosteniendo a dos pequeños que dormían tranquilamente-. ¡Son hermosos, Anne! -exclamé y me acerqué para acariciar la frente de uno de los pequeños, noté que éste se removió haciendo que el otro hermoso bebé también lo hiciera, ambos abrieron los ojos y puede notar un par de ojos azules y un par de ojos verdes.
-Amor, estoy... un poco cansada... pero esto, valió la pena, nuestros pequeños -me dijo cansada, pero con una gran felicidad en su mirada.
-¡Me has convertido en el padre mas dichoso del mundo! -exclamé alegremente ya que era imposible ocultar mi felicidad-. ¿Cómo los llamaremos?
-Hagamos esto, tú le pones nombre al que tiene los ojos azules y yo al pequeño de ojos verdes -me dijo como si fuese una divertida dinámica.
-Está bien -dije simple.
Ambos bebés eran muy parecidos, excepto por los ojos y el cabello, aunque ambos eran castaños, uno tenía el cabello más claro y el otro lo tenía más oscuro, y probablemente sus facciones cambiarían con el paso de los años.
-Veamos... -susurró Anne audiblemente, meditando un poco-. ¡Ya sé como lo llamaré! -exclamó sonriendo ampliamente.
-¿Ah? -dije, confundido por su repentina acción.
-Su nombre será Harold -dijo ella con gran alegría.
-Harold Horan, queda muy bien, yo venía pensando uno hace bastante tiempo... y tú hijito, te llamarás Niall, Niall Horan -dije yo mientras observaba a ambos bebés en brazos de su madre.

-Fin de la narración de Bobby Horan-

El trascurso de los años fue dando paso. Los niños vivían felices con sus padres, pero todo se derrumbó, cuando, a la edad de diez años, su querida madre tuvo un accidente que le costó su vida, un auto que venía a toda velocidad, la embistió brutalmente y este salió huyendo cuando se dio cuenta que había golpeado a alguien.
La sonrisa de los mellizos desapareció sin dejar rastros, Harold (o Harry, como le decía su madre) y Niall cambiaron en su forma de ser, ya no se trataban como hermanos, sino como desconocidos, su padre hacía lo posible por criarlos, tiempo después, le llegó una propuesta de trabajo, la cual aceptó por qué quería que a sus hijos nunca les faltara algo. Los mellizos fueron a vivir con sus abuelos, Robert y Amanda, y Bobby, cuando podía, los visitaba, siempre le pedían salir del país para hacer algún tramite, era un sacrificio lo que hacía, pero lo hacía por ellos, por sus hijos, lo más importante de su vida.

Los hermanos habiendo terminado la secundaria se preparaban para estudiar en una universidad prestigiosa y sólo para los de dinero, llamada Booster, aunque no sabiendo bien que querían hacer en un futuro.

MellizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora