V. Sentimientos Confusos

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Todo pasó muy rápido, Niall no lograba reaccionar y por lo visto Zayn tampoco, sus amigos decían desde atrás que ya podían dejar de besarse. Fue ahí cuando el rubio logró darse cuenta de lo que estaba haciendo.
   ¿Besarnos? El rubio se preguntó mentalmente. ¡Es verdad, estoy besando a Zayn frente a todos!
   Se separó rápidamente del azabache, ambos mirándose sin ninguna expresión. Estaban sonrojados, su respiración agitada, sus corazones latían a un ritmo desconocido para ellos.
   —Zayn, perdóname... —fue lo único que pudo decir antes de salir corriendo.
   —¡Niall espera! —gritó el azabache, pero el rubio siguió corriendo.
   Niall salió a prisa del salón dejando a todos sorprendidos por su raro comportamiento.
   —¿Qué le sucedió a Niall? —preguntó una de sus compañeras.
   —Tal vez se descompuso... —comentó Lottie.
   —No creo... —respondió otra.
   —Liam, Josh vayan a buscar a Niall —dijo Miley.
   —Sí, maestra.
   Ambos asintieron y salieron a buscar a su rubio amigo.
   —Ustedes, suéltenme, quiero hablar con Zayn —dijo Harry molesto.
   —¿No matarás a nadie verdad? —preguntó John sarcástico.
   —No —respondió ligeramente enfadado. Sus compañeros lo soltaron y éste se acercó a su novio, quien todavía seguía en el mismo lugar mirando a la nada.
   —Zayn... ¿estás bien? —preguntó una vez que ya estuvo junto al azabache.
   —¿Eh? Sí... no pasa nada... —respondió sin mirarlo a los ojos.
   —¡Ya verá ése! Cuando lleguemos a casa me va a escuchar —dijo Harry enojado.
   —No hizo nada, no tienes por qué ponerte así —dijo Zayn para tratar de calmar al ojiverde.
   —¡Te besó! —exclamó Harry histéricamente.
   —Sólo estábamos actuando —dijo Zayn restándole importancia.
   —¿Estás seguro? Yo a ti te creo, pero no a mi hermano, podía verle como te deseaba hacer algo más que besarte —Harry habló aún con rabia en su voz.
   —Eres exagerado —dijo el azabache por el comentario de su novio.
   —Soy un novio celoso, simplemente eso —explicó el ojiverde a su novio.
   —Bueno chicos, mañana practicaremos la segunda parte, ya termina mi hora, nos vemos —exclamó Miley saliendo del salón.
   —¡Hasta luego, maestra! —dijeron al unísono.
   —Lottie... ¿crees que Niall esté bien? Se veía preocupado —preguntó Ellie a la rubia.
   —No lo sé, Ellie, tenemos que esperar a que regresen los chicos y nos digan —respondió Lottie igualmente preocupada.

—¡Niall abre la puerta! —gritaba Josh.
   —Estoy bien... —dijo Niall arrastrando cada letra en sus palabras.
   —Ah... —suspiró Liam recargándose contra la pared a un lado de la puerta del baño—. Qué problemático, de todos los lugares se encierra en el baño.
   —Somos tus amigos, por favor, dinos que te pasa —Josh suplicó dejando de golpear la puerta.
   —¿Podrían ir por mi mochila? Quiero irme a casa —les pidió Niall en tono cansado.
   —No puedes irte así solamente... —respondió Josh.
   —Por eso no hay problema, hagan lo que les digo, yo hablaré con la directora —dijo Niall sin cambiar de tono.
   —Está bien —dijo Josh rendido.
   —Gracias... —Niall agradeció y escuchó los pasos de sus amigos alejándose.
   Sus amigos se regresaron al curso para buscar las pertenencias del rubio, mientras éste se levantaba del suelo donde estaba apoyándose sobre la puerta del baño, salió de ahí y se dirigió a la dirección. Dio dos golpes y una voz lo hizo pasar.
   —¿Qué necesitas, Niall? —preguntó la directora al ver pasar al rubio.
   —Directora Monroe, yo necesito retirarme ahora —dijo Niall.
   —¿Sucedió algo? —preguntó preocupada.
   —No me siento bien —contestó simplemente.
   —Está bien, entonces es mejor que descanses muy bien, ve por tus cosas y puedes retirarte —dijo la directora, Niall agradeció y se marchó ante la mirada preocupada de la directora. Al salir el rubio se encontró con sus dos amigos.
   —Toma tu mochila —dijo Josh.
   —¿Seguro qué estás bien? —preguntó Liam.
   —Sí, si les preguntan, sólo digan que necesitaba dormir un poco —mintió para no preocupar a sus amigos.
   —Okay, descansa, ¿me oíste? —suplicó Liam a su amigo.
   —Sí... adiós chicos... —Niall se despidió decaídamente.
   —Adiós... —se despidieron preocupados. Ambos sabían que algo no estaba bien con él.

MellizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora