Misterios sin resolver 2

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Capítulo 7

Un hombre fornido, con anchos hombros y bastante alto, rubio y ojos color café, abrió la puerta.

-¿Les puedo ayudar en algo? -Preguntó amablemente.

-Eh, sí. Eres el señor Icen. ¿Cierto? -dijo Mérida son su típica sonrisa de inocencia.

-Sí, soy yo. Pero por favor no me llames por mi apellido, mi nombre es Kristoff, ahora. -dijo cruzando los brazos- ¿Qué puedo hacer por ustedes? Y principal mente ¿Quiénes son?

-Yo soy Mérida y ella es mi amiga Elsa. Somos las vecinas del 14 y queríamos ver si ustedes eran los que estaban cantando.

-Amor. ¿Hay algún problema? -preguntó una preocupada voz desde adentro.

-Tranquila Anna, ninguno. -suspiró- Adelante. Es un poco extraño hablar con alguien en el umbral de la puerta. -Comentó mientras se hacía a un lado dejándonos espacio para entrar.

El apartamento era exactamente igual al nuestro pero lucía completamente diferente. No sólo por el color rojizo de las paredes, sino también por la decoración que tenían. Las cortinas eran de un lindo color vino y la mayoría de los muebles eran de caoba, con telas que hacían juego con las cortinas.

-Tomen asiento. -Nos dijo amablemente Kristoff- ¿Quieren tomar algo?

-No gracias, estamos bien. -Contestó Mérida, mientras mirábamos hacía donde quedaba la cocina, ya que habíamos escuchado pasos.

Una linda chica un poco alta, delgada y de cabello cobrizo nos miró con curiosidad. Sus ojos eran color azul. «Igual que los míos» pensé.

-¡Hola! -Nos saludó alegremente, luego preguntó -¿Son nuestras vecinas?

-Sí, mucho gusto. Yo soy Elsa y ella es Mer- contesté sintiéndome intrigada por la chica.

-Oh, lindo nombre. -pensó un poco, pero finalmente pareció decidirse e hizo una nueva pregunta.- ¿Eran ustedes las que cantaban tan hermosamente?

El rostro de Mérida reflejó tristeza, ella tenía la esperanza de que hubieran sido ellos los que estaban cantando. Lo mismo ocurrió con Anna y Kristoff cuando les dijimos que no y que eso era precisamente lo que nosotras habíamos ido a averiguar.

-Bueno, no sólo a eso. También queremos tener nuevos amigos- Se apresuró a decir Mérida, mientras e dirigía una mirada con la que estaba segura que quería decir No lo eche todo a perder desde ahora.

-Que lindas, de echo que en este momento más que nunca necesitamos amigos. Somos nuevos acá, nos mudamos desde muy lejos para estudiar...

-Y porque yo ya no podía soportar a mis padres- interrumpió Kristoff.

A Anna pareció no importarle y continuó hablando.

-Bueno eso y también que estoy buscando a una persona. Igual ni siquiera sé si existe pero bueno. -hizo un ademán con la mano como restándole importancia- necesitaremos que alguien nos muestre el colegio. ¿Podrían hacerlo ustedes?

-Claro que sí, tampoco es muy grande pero es lindo. Además hay chicos muy guapos -eso último lo dijo en un susurro con la intención de que sólo Anna escuchara, lastimosamente el susurro fue lo bastante alto, tanto que Kristoff y yo también oímos.

Kristoff se aclaró la garganta sonoramente y Anna comenzó a reír, luego añadió:

-Gracias por la información Mérida pero tengo a mi novio y la verdad, no me apetece cambiarlo por otro.

Mérida se sintió incómoda así que pensé en cambiar el tema, torpemente dije:

-¿Quién creen que pudo ser el que estuvo cantando?

-No lo sé, nosotros pensamos que eran ustedes -dijo Anna.

-Bueno pues yo no lo creí así- contestó Kristoff- era claramente la voz de un hombre.

-Yo no pude resistir la tentación de bajar a preguntarle a la recepcionista si las habitaciones 13 y 15 ya se habían ocupado. -Comentó Mérida sintiéndose orgullosa.

-La 13 claramente está ocupada- rió Anna.

-¿Y la 15? -preguntó Kristoff bastante curioso.

-También. -Contestamos Mérida y yo al mismo tiempo. Esto nos solía pasar muchas veces.

-¿Y ya los visitaron? -dijo Anna mientras le brillaban los ojos.

«¡Oh no! Ella es todo lo contrario a mi, sé que esto no terminará bien» pensé.
Mérida sonreía con ilusión, por suerte yo no era la única a la que no le gustaba la idea. Kristoff se había puesto muy cerio cuando Anna hizo el comentario, pero él era por celos.

-¿Vamos? -Preguntó Mérida arrastrándome con ella a la puerta, volteé a ver hacia atrás y Anna nos seguía, arrastrando con ella a Kristoff.

Salimos de la habitación 13, pasamos al frente de la nuestra y Mérida comenzó a tocar la puerta del 15. Al cabo de unos cinco minutos las chicas se resignaron, en la habitación no había nadie, pero entonces ¿Quién había cantado?

-¿Están seguras que aquí vive alguien? -Preguntó Anna tristemente.

-Sí, estoy total y completamente segura. La chica de la recepción nos lo dijo hace un rato- contestó Mérida. Que era la que estaba interesada, desde un principio, en encontrar quién era el dueño de la voz.

Kristoff vio como Anna y Mérida se sentían mal por no haber podido resolver el misterio en el que estaban tan interesadas, de manera que se compadeció y dijo:

-¿Porqué no vamos a hablar otra vez con la recepcionista? Tal vez se equivocó o no se.

-Me parece que es una buena idea -acepté- no lo podías haber dicho mejor.

Las chicas aceptaron al momento y sin siquiera comentar nada nos volvimos y comenzamos a bajar. La señorita Marie estaba bastante ocupada, mientras hablaba por teléfono y daba una dirección, también tecleaba en la computadora. Esperamos al rededor de diez minutos y cuando finalmente colgó no dijo:

-Perdón, lamento muchísimo haberlos echo esperar, pero era una llamada muy importante. ¿En que los puedo ayudar?

-¿Está segura que hay alguien viviendo en el apartamento 15? -preguntó Mérida.

-Sí señorita, hace un rato le di esa información. ¿Porqué viene a preguntar otra vez? ¿Hay algún problema?

-No ninguno, es sólo que fuimos y estuvimos de pie varios minutos golpeando la puerta para socializar con ellos y nadie nos abrió

La recepcionista no pudo evitar reírse ante nuestro irónico enojo.

-Eso es porque lo jóvenes no están en el apartamento en este momento, salieron un tanto antes de que ustedes bajaran a hacerme preguntas. -dijo refiriéndose a Mérida y a mi.

-Oh, eso lo explica todo. -comentó Anna mientras de sonrojaba.

Nos alejamos de la recepcionista nuevamente y comenzamos a subir hacia nuestras respectivas habitaciones.

-Bueno, creo que la voz seguirá siendo un misterio. -dijo Kristoff un tanto alegre mientras volvían a entrar en la habitación.

Mérida y yo nos fuimos hacia la nuestra a preparar algo para comer y a descansar, ya era bastante tarde y si el siguiente día iba a ser igual de complicado que este no lo quería ni imaginar.

Hacia donde nos lleve el destino-JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora