Día 3. Para luego echarnos a volar.

116 10 2
                                    

¿Qué estarás haciendo ahora?

Yo he estado pensando.

Pienso en cómo habrían sido nuestras vidas si nunca nos hubiésemos conocido.

Tú por tu lado, yo por el mío.

Igual que ahora.

Cada una con sus amigas, sus gustos y sus recuerdos. Cada una con sus cosas, sus noviazgos, sus risas. Cada una con su vida, sus viejas fotografías, su música.

Tú por tu lado y yo por el mío.

Aunque supongo que nos habríamos terminado encontrando igualmente. Derecha e izquierda, izquierda y derecha... Cada una por su mano y aun así seguiríamos estando cerca.

El mundo es redondo al fin y al cabo.

Nos habríamos terminado encontrando igualmente porque, de algún modo, nuestras vidas estaban obligadas a cruzars. Supongo que para ayudarnos cada una compartiendo nuestra soledad.

A mitad de camino nos hemos separado, y quién sabe si nos volveremos a juntar.

Yo ya no quiero que nuestra amistad vuelva, porque era una amistad irreal, una ilustre fantasía que nos favorecía a las dos.

Lo he pasado bien estos años, diré que no han estado tan mal, ¿No? Hay muchos recuerdos buenos.

Pero nuestra vida avanza y hay personas obligadas a quedarse atrás.

Yo me quedé atrás en tu vida y tú te perdiste por el sendero de la mía.

No quiero que nuestra amistad vuelva a ser como era, ni siquiera quiero que vuelva a ser, la verdad.

Quiero pensar que se la llevó el viento como se lleva las hojas caídas de abril para dejar crecer nuevas flores en los campos de nuestra memoria y abandonar las hojas partidarias de nuestros recuerdos.

(Qué poética soy a veces, ¿No?)

Esto no es un adiós ni un hasta luego, ni siquiera es una despedida porque nos dijimos adiós hace ya mucho tiempo en nuestros corazones.

Yo sé que no mereces esto que te escribo y tú sabes que a mí no me has dedicado nada.

Aun y con todo, me gustaría conservar este delicado sentimiento de paz, tan fugaz como un ave que ha caído para luego echarse a volar.

Te quise como nunca he querido a nadie.
Tu ex-mejor amiga.

Si se me permite volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora