Capítulo 14 Vendetta

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Elena estaba confusa pero muy contenta con la fiesta, Iván había sido un buen ayudante a la hora de la venganza, pero no entendía por qué le había preguntado de los dos pretendientes.

Se sentaron a comer y Elena estaba sentada a un lado de Iván y Milován estaba unos puestos más al lado pero frente a la mesa, a una distancia en la cual podía escuchar lo que Elena hablaba pero no lo le que murmuraba a ese mequetrefe.

Elena pensó que tal vez la providencia se había puesto de su lado solo por un instante, pues, era bien sabido que Sandra Sánchez era una chica que le gustaba ser el centro de atención, y que además estaba sentada al lado de Milován, fue entonces cuando comenzó la guerra, Milován comenzó a coquetear con Sandra solo para darle celos a Elena, y ver de esa forma si ella sentía o no algo por él, mientras tanto Eduardo miraba la escena y se preguntaba cómo era posible que le gustara Elena, ni en sus más locos sueños habría imaginado que eso sucedería, puesto que Elena ni siquiera era de su tipo, pero esa belleza diferente que ella poseía, esos ojos cautivantes, que eran todo un misterio puesto que no tenía un color definido no sabía si eran color miel, o verde, la verdad era que se encontraba muy confundido. Mientras cenaban se dio cuenta que quería alejarla de aquel desconocido y se dijo a si mismo que encontraría la forma de tener la mayor cantidad de bailes que pudiera con ella, de momento iba a aprovechar que su primo estaba coqueteando con otra muchacha eso lo dejaría fuera de competencia.

Al terminar la comida se fueron al salón de baile Elena se sentó junto a las señoritas que estaban en un rincón del salón hasta que llego Iván para su primer baile, bailaron dos canciones y se fue a sentar mientras que Iván bailaba con otra chiquilla, de pronto un hombre mayor se acercó a ella y le pidió bailar, se acercaron a la pista de baile y este comenzó a hablarle.

-Sé señorita que no nos conocemos, pero quisiera presentarme, mi nombre es Julio de la Hoz, la verdad es que le he pedido esta pieza de baile porque quería conocerla, puesto que su belleza me ha dejado cautivado, perdone mi atrevimiento, pero al ser usted la más bella de las señoritas esta noche no he podido resistir.

Elena estaba estupefacta, no podía creer lo que este hombre estaba diciendo, cómo era posible tal atrevimiento de su parte si ni siquiera se conocían, Elena sabiendo que probablemente su madre la estuviera vigilando respondió educadamente, reuniendo toda la paciencia posible dio su respuesta.

-Muy bien don Julio, gracias por sus palabras, temo que no le puedo corresponder la cortesía que ha tenido conmigo más que con este baile, he de decirle que me parece que su esposa no estaría contenta de enterarse que está animando de esa forma a una señorita como yo, pero pierda el cuidado, yo no estoy interesada en romper ningún hogar.

-Temo que no la entiendo señorita, primero porque, si no se fijó en mis manos, yo no estoy casado, jamás lo he estado, además que poseo muchas tierras y dinero que le podrían dar una buena vida, permítame decirle señorita Elena que jamás he conocido a alguna más bella que usted.

-Creo don Julio que usted se ha equivocado conmigo, pues ni aunque usted fuera el mismísimo rey, cosa que obviamente no es, no aceptaría tampoco tal propuesta, así que tendrá que buscar a otra que lo cautive, además esta pieza ha acabado así que muchas gracias y hasta luego.

Elena se inclinó y se marchó a su lugar donde estaban sentadas las señoritas, pero no alcanzo a tomar asiento, pues alguien la tomaba del brazo, cuando se giró se encontró con la mirada de Eduardo.

-Elena, ¿me permites este baile?

Elena miraba atónita a Eduardo, no sabía que responder, pero asintió y se dio cuenta que no estaba enojada con Eduardo pues sabía que él no se tomaba a ninguna chica en serio, así que decidió dar vuelta la página.

-Yo quería decirte que siento lo de esta tarde, siento si te ofendí, no era mi intención.

-Si te soy sincera la verdad es que me dolió bastante lo de esta tarde, pero no te preocupes no pasa nada, ahora por lo menos ya se tu opinión sobre mí.

-No Elena, esa no es mi verdadero pensar sobre ti, yo sé que eres una excelente persona es solo que en ese momento no estaba pensando con claridad, yo... yo... yo... creo que... se terminó esta pieza, y tengo sed, nos vemos luego.

Y Elena quedó confundida en medio de la pista de baile, cuando se iba a marchar apareció Milován ante sus ojos solicitando un baile, en el cual Elena no le dirigió la mirada, Milován por su parte no sabía qué hacer, hasta que de pronto en el fondo del salón vio a aquel hombre con el cual Elena había compartido las dos primeras piezas de baile.

-¿Quién es él?- preguntó Milován.

-Mmm ¿Quién es quién?

Si bien es cierto, Elena sospechaba de quien se podría tratar, Elena decidió que no se lo iba a decir fácilmente.

-Ese, él tipo con cual compartiste tus dos primeros bailes, y con el cual estabas murmurando cuando llegué.

-Ah...- dijo Elena, la verdad es que le había llamado la atención la forma en como lo había dicho y creyó detectar una nota de celos, pero se dijo a sí misma que lo presionaría un poco más- él es... hum... un amigo ¿Por qué lo preguntas?

Milován quedo helado, no sabía cómo salir de la situación victorioso, pero de pronto se le ocurrió una respuesta magnifica según él.

-Pues porque mi prometida le concede sus dos primeros bailes a alguien que no es su prometido, la gente hablará sobre eso.

A Elena le costó un momento responder, ya que, en cierto modo Milován tenía razón, salvo por un pequeño detalle el cual no dudaría en hacerle ver.

-Te olvidas de un pequeño detalle Milován querido, yo aún no soy tú prometida.

Milován se quedó congelado por aquella verdad, la pieza de baile termino y Elena se marchó-

OH, ESTO FUE UN GOLPE BAJO PARA MILOVÁN PERO SE LO MERECIA.

YA LO HE DICHO ANTES PERO GRACIAS POR LOS VOTOS Y COMETARIOS LOS AMO BESOS...

BYE...

DOS CAPIS POR LA DEMORA LO SIENTO


CASADOS POR CONVENIENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora