Capítulo 9.2 LA CARTA

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Estimada Elena:

 

                Espero que al momento que reciba esta carta, haya recuperado su voz, la verdad, que yo también quedé sorprendido de mi acción, pero decir que estoy arrepentido sería una gran mentira, y como usted bien lo sabe, las mentiras no van conmigo.

                Además, quisiera disculparme, pues, le llevaba un presente, que olvide entregar, quisiera saber, si el domingo después de la misa le apetecería dar un paseo conmigo, así podría entregarle mi regalo.

Espero una pronta respuesta.

Suyo

Milován.

Elena quedó estupefacta, primero porque no había parado de soñar con esos labios y que la carta se lo recordara, la hacía quedarse sin palabras, la verdad es que no sabía cómo enfrentar la situación, pues, Milován le había robado un beso, y Elena estaba más que maravillada, y pensó que, tal vez, Milován la podría querer, la nota que escribió, fue muy escueta solo las palabras '' De acuerdo'', esa misma tarde llegó otra nota para Elena, pero esta no era de parte de Milován si no de Eduardo, Elena no sabía que pensar, pues Eduardo era guapo, pero no sabía que intenciones podría tener, en la nota Eduardo le pedía que se juntaran el sábado por la tarde, en la plaza mayor, antes de la fiesta que los Sánchez darían, en honor a su aniversario de bodas, estaban invitadas las familias más importantes de España, y entre ellos la familia de Milován y Elena. Lo pensó durante toda la tarde, pero se vió sin respuesta, así que optó por hablar con su tía al respecto, después de todo ella era su gran consejera, la busco por toda la casa pero no la halló en ningún sitio, al final se rindió, pues necesitaba una respuesta, por lo cual, fue con su madre, tal vez ella la podría orientar.

Sofía al ver las notas que le extendía Elena miró extrañada, primero le extendió la nota de Eduardo, y Sofía no podía quietar su expresión de asombro, mientras evaluaba la situación de su hija, Elena le extendió después la carta de Milován y el rostro de Elena quedó en blanco, sin expresión alguna, Elena no sabía que pensar, pues su rostro no revelaba nada, entonces, Sofía se puso de pie, y comenzó a caminar por la habitación, y luego de un largo rato de reflexión preguntó a su hija:

-¿En qué momento te besó Milován?

Elena se quedó de piedra, ciertamente olvido por un momento lo que decía la carta —Eh... la verdad, es que tropecé, y él me sostuvo, en ese instante ambos caímos... y... pues... esto... él... me... él me besó.

-Mmm, y ¿Dónde estaba Anita en ese momento?

-Yo la verdad, no me fijé madre, pues me estaba cayendo y yo... pues... no pude... esto... reaccionar

-De acuerdo, pues bien, con respecto a Milován, no veo problema en que den un paseo, debemos llevar Anita a la iglesia para que luego les acompañe, y con respecto a la nota del joven Eduardo, creo que podrías ir, pues solo se verán como amigos, ¿o acaso tienes sentimientos hacia ese joven?

-Ni hablar, ese joven solo me dará dolores de cabeza madre.

-ELENA NO HABLES ASÍ, una señorita no debe estar hablando de esa forma, menos si no conoce a la persona de la cual esta hablado.

-Lo siento madre.

Elena fue a su dormitorio para buscar una hoja y una pluma y enviarle una nota a Eduardo en la cual aceptaba su invitación, se la dio a Pedro para que la llevara a la casa de la familia Reyes. Le aclaro que la nota era para el joven Eduardo. Antes de salir Pedro pasó a saludar a Anita e invitarla a dar un paseo más tarde, la cual aceptó gustosa, pues, Anita quería salir con Pedro, y esperaba que hoy la besara nuevamente.

Mientras terminaba de hornear el postre para la cena entraron corriendo, dos huracanes, más conocidas como Alicia y Alondra, ambas habían escuchado cuando Pedro la estaba invitando a pasear, y se ofrecieron de voluntarias para arreglarla y embellecerla, la peinarían y la maquillarían.

Anita las miró con horror, no solo porque escucharon la conversación, sino que también, porque cada vez que se ofrecían a ayudar en algo, solo quedaba desastre que la misma Anita debía limpiar, ordenar, secar, guardar, restaurar o botar, dependiendo del caso. Y así como entraron, fue como salieron, y Anita no pudo decirles que no.

Alicia y Alondra estaban más que contentas, pues peinarían y maquillarían a Anita, fueron rápidamente con su madre y le contaron su plan, para que así ella les prestara su maquillaje, o bien le dijera a Elena que lo hiciera.

Sofía accedió a pasarle su maquillaje, con la única condición que para una próxima ocasión, primero le preguntarían a Anita si quería ayuda, pues estaba segura que, asumieron que Anita aceptaría, además estaría ella misma inspeccionando el trabajo de sus hijas, ahora solo esperaba que lo de Anita y Pedro fuera duradero, y llegaran al matrimonio.

Antes de que comenzara a servirse la cena las gemelas arrastraron a su madre para que les ayudara a arreglar a Anita entre las tres.

Cuando terminaron con ella Anita no lo podía creer, se veía hermosa, cuando llegó Pedro de ir a dejar la nota quiso ir a hablar con la señorita Elena, pues no había podido entregar la nota en manos del joven Eduardo, pero las gemelas le impidieron el paso alegando que debía esperar para ver su sorpresa, Pedro le pidió a una de las gemelas que le diera el recado y se fue a cambiar, Sofía, Alondra y Alicia volvieron a la mesa, mientras que la madre de Anita repartía los platos en la mesa, pues Anita se estaba terminando de arreglar para ir a su cita con Pedro, Alondra con el alboroto de la cena pues era su platillo favorito el que servían, se olvidó del recado para su hermana mayor y al finalizar ambas gemelas se fueron a la cama.

La cita de Anita fue maravillosa, y al final antes de retirarse a sus habitaciones Pedro le dio un beso en los labios y se fue.

VAYA LÍO EL DE ELENA, QUE NO SABIA QUE HACER, AL FINAL TENDRÁ DOS CITAS EL FIN DE SEMANA, PERO QUE SUERTUDA EH

BUENO ME HA GUSTADO SABER QUE LES HA GUSTADO LEYENDO ESTO, SI TIENEN ALGUNA DUDA O SUGERENCIA ESTOY DISPUESTA A ESCUCHAR SUS COMENTARIOS, NO OLVIDEN VOTAR... NOS LEEMOS PRONTO. BYE... POR CIERTO... SIENTO LA DEMORA ESTOY ESCRIBIENDO EL SIGUIENTE HE TENIDO POCO TIEMPO

CASADOS POR CONVENIENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora