Capítulo X

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Habían pasado unos días desde que fuimos a casa de los abuelos de Dani y yo no estaba bien, no podía dormir, ahora me daba miedo dormir con Dani, como ya dije, a veces creo en el naturalismo y ahora tenía miedo de que fuese cierto, quizás eso se hereda y si su padre fue capaz de violarme con sólo 6 años de qué no sería capaz su hijo... Ahora creo que Belén tenía razón y Dani no me convenía y lo único que me daba era problemas, si lo analizo bien, por él empecé la bulimia, por él dejé a mis amigas de lado... Y ahora estoy de 8 meses esperando a su hija... Dani me ha mentido, me ha menospreciado y a veces he tenido miedo de que me pegara...

Recuerdo ese día, el día en el que Dani me preguntó que si me pasaba algo y yo no pude callar más
-¿Por qué me mentiste diciendo que tu padre estaba muerto cuando está en la cárcel? ¿Por qué en casa de tus abuelos hay fotos de mi agresor?
-No te dije que estaba en la cárcel porque me daba vergüenza... Un momento... ¿Estás diciendo que mi padre fue quien te violó?
-Sí, su tatuaje y su cicatriz no mienten, cuando yo te lo conté supiste que era él y te callaste y me dijiste que estaba muerto por eso ¿verdad?
-¿¡Cómo te atreves a decir que mi padre es un violador!?
-Porque lo es, violó a una pobre niña de 6 años le jodió la vida, le hizo perder su inocencia, a su madre y toda su vida, ¿¡lo entiendes!? ¡ME JODIÓ LA VIDA, VI MORIR A MI MADRE Y CÓMO SE LLEVABAN PRESO A MI PADRE Y TODO POR SU CULPA!

De repente caí de golpe al sofá, Dani me había pegado un puñetazo, me sangraba la nariz. Nunca lo había visto así, estaba rojo de furia, se le notaban todas las venas del cuello, tenía los ojos encendidos y yo estaba tirada en el sofá, llorando, sangrando y rezando para que no me diera más.
Cuando me vio sangrar no paró, siguió, puñetazo tras puñetazo, ya no sólo me daba en la cara, ahora me daba en todas las partes de mi cuerpo, me tiró del sofá al suelo y empezó a pegarme patadas en la cara, en la cabeza y en la barriga... En esa última patada noté a mi bebé moverse y perdí el conocimiento.

Me desperté a los dos días en el hospital, gracias a Belén que al no responderle al móvil vino a mi casa y abrió con la llave de repuesto que siempre dejo debajo de un macetero. Ella me encontró llena de sangre e inconsciente, estaba golpeada en cada parte de mi cuerpo.
Me dolía todo, casi no podía ni hablar, estaba muy sedada.
-Belén...
-Hola mi niña, un momento que voy a llamar al médico
-Mi bebé, no la noto...
-Ahora mismo llamo al médico cariño...

Cuando vino el médico me examinó las pupilas y los reflejos, me dijo que estaba bien que pensaban que estaría muerta después de dos días inconsciente, un día más y me diagnosticarían como muerte cerebral. Le pregunté por mi bebé
-Lo siento mucho Alex pero tu bebé no ha sobrevivido a la paliza, te asestó un golpe justo en la barriga desprendiendo la placenta, si en el mismo momento se te hubiera tratado hubiera tenido posibilidades de nacer pero al estar tanto tiempo inconsciente y sin tratarte, murió sin que pudiéramos hacer nada. Cuando llegaste te tratamos todo lo posible para estabilizarte y después te hicimos una intervención para hacerte una cesárea.

Mi bebé... Mi Marina no iba a nacer, no le iba a ver su carita ni cogerla en brazos para besarla...
-Doctor, dónde está mi hija, necesito verle la cara y cogerla en brazos. Necesito conocerla y despedirme de ella...
-Alex, no es recomendable...
-Cariño no te va hacer bien verla así...
-Por favor, lo necesito...

A la hora me trajeron a m niña, la vistieron con ropita que yo le compré, era preciosa, tenía mi nariz y mis labios y los ojos de él. Sus manos eran pequeñitas y perfectas. Estaba fría y morada pero aún así pude escuchar por última vez su latido. La abracé y lloré hasta que me la quitaron de mis brazos... Mi Marina, mi pequeña... No la vería crecer ni escucharía nunca más su corazón, no sabría nunca cómo era su llanto, si nos hubiéramos llevado bien y si yo hubiera sido su ejemplo a seguir...

Mi Marina, mi pequeña había muerto...

Diario de una locaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora