Nadie dijo que fuera fácil.

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Harry y Ron entraban por la puerta principal de Hogwarts mientras charlaban animadamente. Se notaba que estaban felices por volver a la escuela de hechicería después del verano. Iban a entrar al Gran Comedor cuando me vieron.

-Hola Martha. – dijo Ron- ¿Qué haces detrás de una columna?

-Ah, hola. –respondí mientras salía de mi escondite. – Nada, esperaba a Ginny, quería darla una sorpresa.

-La sorpresa te la llevarás tú, ella ha entrado mucho antes que nosotros. –añadió Harry, sonriendo.

-En ese caso me quedaré a esperar a Hermione. – exclamé.

Ellos asintieron con la cabeza y después de despedirse con la mano, se marcharon en dirección al comedor.

-No quieres estar sola, ¿eh? – dijo una voz detrás de mí. Me giré y me encontré frente a frente con un chico alto, rubio y de unos grandes ojos color plata.

-¿Hay algo de malo en eso? –añadí mientras colocaba los brazos en jarras.

-Nada en absoluto. Por cierto, soy Draco Malfoy. –el chico me tendió la mano.

-Yo soy…

-Sé quién eres.- me interrumpió.- Eres Martha Oswald.

-¿Debería sentirme alagada?- pregunté mientras levantaba una ceja.

-Supongo. –respondió Draco mientras la comisura de sus labios formaba una sonrisa. –Te he visto con la escoba, eres muy buena. ¿Por qué no te apuntas al equipo de quidditch de Gryffindor?

-Para que Slytherin tenga al menos una mínima posibilidad de ganar, aunque lo veo poco probable.

-¿Cómo sabes cuál es mi casa si no me conocías? –exclamó Draco extrañado.

-Tu túnica te delata.- señalé a su escudo. – No ha sido muy difícil adivinarlo.

-Chica lista. Bueno, tengo que entrar en el comedor, nos vemos Oswald.- se despidió Draco.

Me apoyé en la pared. Claro que sabía quién era Draco Malfoy, ¿quién no lo sabía? Y la pregunta más importante, ¿por qué querría él hablar conmigo?

Absorta en mis pensamientos, no me di cuenta de que Hermione había llegado ya y estaba delante de mí.

-Tierra llamando a Martha.- me dijo mientras chasqueaba los dedos delante de mi nariz.- ¿En qué pensabas para ni darte cuenta de mi presencia?

-En nada importante, vamos.- tiré de ella del brazo y entramos en el Gran Comedor.

Hermione se sentó al lado de Ron, y yo pegada a Ginny.

-¿Por qué entraste tan rápido? – pregunté a Ginny.- ¡No me dio tiempo a verte!

-Quería ver la ceremonia de selección.- respondió Ginny, dando por hecho que yo lo sabía.

-No entiendo cómo te pueden gustar esas cosas.- pensé en voz alta mientras cogía un trozo de pan.

-Mira que eres boba a veces.- me dio un codazo mientras se reía. Le devolví la sonrisa.

-Bien chicos, atended. – llamó la antención el profesor Dumbledore.- Tengo grandes noticias, este año el Torneo de los Tres magos se celebrará aquí, en Hogwarts.- Hermione, Ginny y yo intercambiamos miradas de asombro. – Y por lo tanto, vendrán estudiantes de otros colegios de hechicería.- prosiguió el profesor.- Os pido por favor que seáis amables con ellos e intentad haced amigos. Dicho esto, disfrutad de la cena.

Pasé toda la cena hablando y riendo con Harry, Ron, Hermione, Ginny, Neville y Luna (quién se había sentado en nuestra mesa, a pesar de pertenecer a Ravenclaw).

-He terminado.- les dije.- Estoy muy cansada, me voy a dormir. Buenas noches.- sonreí mientras me levantaba.

-Hasta mañana.- respondieron todos al unísono.

Cuando salía por la puerta, dispuesta a subir hacia la torre una mano me agarró del brazo. Me giré dispuesta a defenderme cuando vi quien era la persona que me había tirado de mí.

-¿Malfoy?- exclamé extrañada.

-Sólo quería desearte las buenas noches.- aclaró. Se dio la vuelta y marchó por el pasillo.

Me quedé allí quieta un instante, antes de reaccionar y retomar mi camino a la torre. Llegué a mi habitación, me puse el pijama, recogí mi pelo con una goma y me metí en la cama. Ya tendría tiempo de pensar mañana.  

Nadie dijo que fuera fácil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora