Martha
Me desperté antes que de costumbre, no había dormido muy bien y quería salir de la cama lo antes posible. Me puse la túnica del uniforme y salí al pasillo, anduve a oscuras hasta que llegué delante de una puerta y la abrí. Entre en el dormitorio de Ginny y me senté en su cama. Observé un buen rato el techo mientras esperaba a que la pelirroja se despertara, pero no pude aguantar mucho más y sacudí su hombro.
-¿Qué… qué pasa?- preguntó entre bostezos mi amiga.
-Nada, soy yo, Martha. Sólo quería hablar.- contesté.
-¿Y no podías dejarme dormir? Te aprecio mucho, pero un día de estos me voy a hartar de ti.
-Lo raro es que no lo estés ya.- dije entre risas.
-Es verdad.- añadió con una sonrisa.- A ver, dime qué te pasa.
Ella se sentó en la cama, dejando espacio para que me subiera completamente a ella. Me acomodé enfrente de Ginny.
-¿Por qué llamó Harry a Draco monstruo ayer?- fui directa.- No le conozco mucho, pero no parece mala persona.
Ginny suspiró y bajó la mirada. Se quedó callada un rato mientras jugueteaba con el borde de la sábana.
-Por favor Ginny, sabes que no estoy muy familiarizada con el mundo mágico.- supliqué.
-Por muchas razones, pero la principal supongo que será su obsesión por la pureza de sangre. No para de insultar a Hermione y a más gente como ella sólo por provenir de familia muggle. Pero lo peor de todo es que su familia estaba del lado de Voldemort, por lo que va más allá, algún día sería capaz de matar si sigue el ejemplo de su padre. Y no considera que las personas con algún muggle en su linaje o que respeten a estos sean dignas de practicar la magia.
-Vamos, como todo Slytherin que se aprecie.
-Exacto. Y aparte es un capullo integral, sólo para que quede claro. El año pasado casi hace sacrificar un hipogrifo porque este le rompió el brazo, y además fue por culpa de Malfoy.
-Me acuerdo de eso.- añadí en un tono quedo de voz.
-No quiero que te asustes, sólo ten cuidado con él. Ya sabes…
-Mis abuelos eran muggles, ya lo sé.-completé su frase.
Ginny asintió con la cabeza.
-Gracias, y perdón por despertarte.- pedí perdón.
-No pasa nada.- contestó con un gesto de mano, quitándole importancia.- Aquí me tienes para lo que quieras.
-Vuelve a dormir, anda.- dije riendo y salí de su habitación.
Cerré la puerta detrás de mí y la sonrisa se borró de mi cara. No podía ser. ¿Draco un futuro asesino? Imposible. Bajé a la sala común para despejar un rato la cabeza. Allí estaban Fred y George trasteando con calderos y varios botes en la alfombra.
-¿Qué hacéis?- pregunté desde las escaleras.
Ambos dieron un salto.
-Nada, absolutamente nada.- respondió rápidamente George mientas Fred hacía desaparecer todo aquello con un movimiento de varita.
-Sabéis que podéis confiar en mí, venga, ¿qué era todo eso?- volví a insistir
-Pronto lo verás.- contestó Fred con una sonrisa y dando un salto los dos se pusieron de pie.
-Vale, no me lo contéis.- con un falso berrinche me senté en el sofá.
-Si te lo decimos no tendrá gracia.- añadió George.
-¿Qué hacéis despiertos a estas horas?- dijo Hermione desde las escaleras.
-Sólo son las 6 de la mañana, no es tan pronto.- bromeó George.- Y tú, ¿qué haces despierta?
-Voy a la biblioteca.
-Te acompaño.- me levanté de mi asiento.- No quiero estar con gente que no me dice la verdad.- saqué la lengua a los gemelos, los cuales me hicieron burla con la cabeza.
Hermione y yo caminábamos por los pasillos en silencio, lo que hacía que se notaran más nuestras pisadas. Llegamos a la biblioteca y la castaña saludó a la bibliotecaria.
-Buenos días Hermione, es raro, hoy no has sido la primera en venir.- comunicó la señora desde detrás de escritorio de madera.
-Cierto, es raro. Buenos días.- contestó Hermione con una sonrisa y entramos a la gran habitación.
Nos sentamos en una mesa al lado de la ventana. Ella rápido encontró el libro adecuado y se puso a leer.
-Voy a buscar algo para leer, vuelvo ahora.- susurré.
Ella me sonrió y asintió con la cabeza. Me levanté y paseé entre las estanterías leyendo los lomos desgastados de los libros. Cuando encontré uno con un título interesante me agaché para cogerlo de la balda más baja. Al levantar me encontré con unos ojos plateados que me observaban fijamente.
-Draco.- acerté a decir después de un segundo en el que mi corazón se paró.
-Hola Martha- saludó él dando un paso hacia adelante. Yo no pude evitar dar uno hacia atrás. Él pareció extrañado.
-¿Qué te pasa?- me preguntó.
-No quiero volver a verte.- dije secamente.
-¿Qué? No te entiendo, no te he dicho nada malo.
-Pero ahora sé cómo eres. Aléjate de mí, Malfoy.
Y me fui.
Draco
Potter. No había otra explicación, esto había sido cosa de Potter. Ella no podía empezar odiar a una persona tan de repente por sí sola. Salí enfadado de la biblioteca, ya habían abierto el comedor, por lo que fui a desayunar algo, si me quedaba allí lo iba a pagar con Martha y no quería hacerle daño, no a ella. Para una persona con la que podía empezar de cero, para alguien que no conocía mi pasado y con quién tenía la oportunidad de cambiar, pasa esto.
Me quedé en el comedor no sé por cuanto tiempo, la gente entraba, salía y yo seguí allí. Varios compañeros de mi casa intentaron hablar conmigo pero no abrí la boca en ninguna ocasión.
De pronto empezaron a oírse aplausos y risas en el vestíbulo. Salí a ver de qué se trataba y vi a los gemelos Weasley alrededor del Cáliz de Fuego con unos pequeños botecitos que contenían un líquido azul oscuro.
-Van a usar la poción para aumentar su edad y entrar en el Torneo, que cracks.- reía una chica a mi lado.
Me aparté de allí y caminé para acercarme más hacia dónde se encontraban ellos. Me senté en un banco al fondo.
-No va a funcionar, Dumbledore no es tonto.- cómo no, Hermione toda sabionda ella.
-Eso habrá que probarlo.- dijo Fred.
Me marché, Martha estaba allí y no quería que me viera. Además, tenía que planear mi plan contra Potter y no me apetecía ver el ridículo de Fred y George. Bajé la escalera que conduce a las mazmorras cuando comenzaron a oírse carcajadas. Sonreí para mí mismo, ya habrían aprendido que con Dumbledore no se juega.
Entonces se me ocurrió el plan perfecto.
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Nadie dijo que fuera fácil.
Fiksi PenggemarMartha está en su cuarto curso en Hogwarts, pero de repente, Draco Malfoy empieza hablar con ella por motivos que desconocidos. Lo que nadie sabe es que Martha también oculta un secreto.