Capítulo 5

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Cuando deje de tocar el picaporte, este desapareció y estuve en medio de una jungla, o algo parecido.

El color que predominaba era el verde el ambiente era cálido, hacía calor y toda clase de sonidos llegaban a mis oídos, era un lugar lleno de vida y energía.

Hasta que sentí que algo me observaba, volteé hacia las ramas que tenía arriba y vi a varios monos en ellas, uno de ellos me arrojó algo que parecía ser un mango solo que era de un rojo intenso y era bastante grande, lo tome y volví a mirarlo, me hizo señas para decirme que lo comiera, lo hice y otro de ellos me arrojo un plátano, y repitió las señas del otro.

Pronto estaba rodeada de toda clase de frutas, y uno de ellos bajo de las ramas y se colocó en una que estaba a una distancia considerable del suelo y me ofrecía un mango cuando lo iba a tomar, sus ojos que estaban colocado en los míos se detuvieron en un punto que estaba en mi espalda y descifre en ellos miedo, luego volteo a verme de nuevo y vi que pedía ayuda, quise voltear para ver qué era lo que había provocado el miedo en el pequeño.

Pero un ruido semejante a la sirena de un camión de bomberos hizo que cayera al piso por la impresión, después de eso comenzó el caos.

Todos los monos comenzaron a chillar y huir, yo seguía en el piso el ruido era muy fuerte y desde donde estaba pude ver como algunos de los monos caían de las ramas muertos, a los pies de alguien a quien no lograba ver a la cara.

A mi lado seguía el pequeño mono aterrado, tomando mi mano demasiado fuerte. Lo tome entre mis brazos y lo puse en mi espalda y él se aferró a mi playera para no caer, me arrastre hasta uno de los monos que estaba más cerca de mí y vi que aun respiraba por lo que lo tome, no podía dejarlo ahí.

Después de eso corrí hacia donde ellos también lo hacían, el sonido ya había dejado de sonar y en su lugar solo había silencio, el lugar que había estado lleno de ruido hace unos momentos estaba en total silencio, pero no era un silencio normal, traía el terror y hacia que tuviera escalofríos como en la última puerta.

Hasta que en frente de mi apareció el mismo sujeto y la misma sonrisa aterradora.

El mono que estaba en mis manos al verlo chillo y murió, el otro me agarro con más fuerza, di media vuelta y corrí, durante mi trayecto vi a otros animales que estaban igual que los monos: muertos.

Esto estaba mal, esto no era normal. 

Seguí corriendo había perdido a los monos que seguían en las ramas huyendo al igual que yo, iba perdida en un lugar que no conocía, en un momento el mono salto de mi cuello, me volteo a ver y se fue, me hubiera gustado seguirlo pero el silbido del sujeto me hizo saber que aún estaba siguiéndome, así que seguí corriendo.

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