Luego de dejar a _____ en su casa, volví a la mía.
Estacioné la moto en la portón y entré. Busqué las llaves en mi mochila y no las encontraba, busqué en mis bolsillos y nada, entonces llamé al timbre para que mi madre me atendiera.
Toqué el timbre unas 5 veces y mi madre no atendió, me pareció bastante extraño porque ella suele estar en casa siempre.
Me acerqué hacia el ventanal del comedor que tenia vista hacia afuera, y allí estaba, sentada en el sofá de piernas cruzadas con una taza de té en la mano, mirando la televisión. Golpeé el vidrio con la mano y ella me saludó como que nada pasara, le hice seña para que me abriera la puerta y ella levanto su dedo del medio y río.
Furioso tomé mi celular y llame a ____. Le mostré a mi madre por el vidrio la pantalla para que viera que la estaba llamando, lo que causó que arrojara la taza al piso rompiendola en varios pedazos. Se acercó a la ventana y comenzo a gritar.-TE ADVERTÍ LO QUE PODRIA PASAR EVAN.
Yo simplemente hice señas haciendo que no la escuchaba, lo que provocó que se enojara mil veces más. Cuando de repente, mi mundo se cayó a un lado, escuché la voz de ____ del otro lado del teléfono.
-Hola? Evan?
-____, si soy yo. Necesitaba preguntarte algo.
Escuché un silencio del otro lado de la línea esperando mi habla.
-De casualidad tú tienes las llaves de mi casa? Capaz que te las entregé por error cuando nos subimos a la motocicleta.
-Si, las tengo yo -sentí un suspiro.
-Genial, crees que pueda pasarlas a buscar?
-Seguro, quieres que te prepare algo de almorzar? Porque yo todavia no lo he hecho.
-Sí me encantaría, voy para allá. -corté. Ignore a mi madre del otro lado del vidrio y me subí en la motocicleta rumbo a la casa de _____.
Llegué y golpeé la puerta dos veces. Y allí me abrió la puerta... su madre.
-Hola Evan -dijo en tono encantador.
-H-hola Vivien, como has estado?
-Bien bien, pasa. -dijo abriendo la puerta más atrás. Y allí la vi, se veía maravillosa, tenia su pelo recogido con un moño y estaba cocinando, para mí.
Vivien cerró la puerta y sin querer hizo un pequeño estruendor, lo que hizo que _____ se percatara de que yo ya había llegado. Su cara cambió en un instante y se soltó el moño que lucía fantástico.
-Mamá -hizo un gesto molesto -porque no me avisaste que estaban llamando a la puerta? -empezó a peinarse con los dedos rápidamente.
-Pensé que habías escuchado querida -hizo un gesto amable -disculpen pero me tengo que retirar, están dando mi novela y no me la quiero perder -dijo agarrandome del hombro y soltó una risita, luego se fue.
-Así que... -dije acercandome a ella -no querias que te viera asi no? No hay necesidad de arreglarse tanto -le susurré al oído y la agarre de las caderas, aunque ella no me prestaba atención, seguía cocinando frente a la mesada, a mis espaldas.
-Pero que dices idiota -dijo esbozando una pequeña sonrisa y pude sentir como sus cachetes se sonrojaron un poco.
-Me pareció eso, nada más... -dije y le di un beso en la mejilla, ahora si tenía que llamar su atención.
Ella se volteó y quedamos frente a frente, el momento que tanto había esperado porfin llegó, miré profundamente en sus ojos, en aquellos ojos marrones, al fin obtuve esa mirada que tanto quería, por la cual tanto luchaba, y sus mejillas, dios que hermosos que eran, me daban ganas de besarlos hasta el cansancio al igual que su boca, aquellos labios gordos y rosados, todo era perfecto, ella era perfecta. Pero sentí como mi paraíso se derrumbo cuando ella se fue hacia atrás.
-Evan... -dijo pronunciando mi nombre con dificultad y en tono muy bajo -yo... y... yo, yo tengo que cocinar, si eso, tengo que terminar de cocinar, -se dió vuelta para agarrar la gran tabla de pizza y me hizo a un lado con su hombro derecho, lo que hizo que me quedara perplejo, no sabía que hacer o que decir, eso había sido muy raro.
-No creo que tarde mucho -dijo cerrando la puerta del horno, cambiando de tema. -La pizza -me explicó, quizá yo me había quedado tan atontado que ni siquiera podia dejar que las palabras salieran de mi boca.
-Ah claro, sí sí -respondi al fin.
Ella sólo me sonrió y se sentó en un banco de la barra y tomó un sorbo de su vaso de agua.
Las cosas estaban bastante tensas, el ambiente en realidad, sentí como yo dirigía mi mirada hacia otro lado pero ella seguia clavando sus ojos sobre mí, entonces la observé yo a ella, pero rápidamente cambio su mirada.-Eso fue raro -dijo ella rompiendo el hielo, y al mismo tiempo soltó una carcajada.
-Sí, lose -solté otra carcajada.
-Creo que ya te lo expliqué el otro día pero, sabes que no me gustas no? -Sentí un inmenso dolor al escuchar esas palabras, las cuales ya sabia pero no me gustaba que me recordaran.
-Claro que lo sé, tu tampoco me gustas -mentí- porque lo dices?
-El beso... en la mejilla -dijo tocandose su mejilla donde la había besado.
-Fue un beso, un beso cualquiera, amistoso, vamos _____, me dirás que a veces no eres muy cariñosa con tus amigos? -reí.
-Sabes que no tengo amigos, tú eres el único, y bueno, no te demuestro mucho. -dijo, parecía que queria continuar hablando pero ella misma pausó y me lanzó una mirada para que le respondiera.
-Pero deberías, el amor, digo, la amistad es algo muy lindo -mordí mi labio inferior, no puedo creer que idiota que era, me había confundido -entiendes? -le comenté como el ultimátum.
-Si, bueno creo que no me molestaría ser más apegada a ti... -sonrió.
-Ese es el espíritu, -me acerqué y la abracé- de ahora en adelante seremos así, esta bien?
-Esta bien -dijo ella entre mis brazos- pero antes, pinky promise -dijo extendiendo su dedo pequeño hacia mí.
-Que quieres que te prometa? -dije soltandola sin entender.
-Que nunca te irás. -escucharla decir esas palabras fueron la mejor sensación de mi vida, sentí que tocaba el cielo con mis propias manos.
-Claro que nunca me iré, nunca te dejare sola -dije extendiendo mi dedo chiquito y entrelazandolo con el suyo, la promesa estaba hecha. Nos quedamos viéndonos entre si durante unos segundos cuando por fin ella tomo mi cadera con sus brazos y la junto bien cerca de su cuerpo en un abrazo.