Creo que eran las dos de la tarde cuando oí al timbre sonar. Estaba recostado en mi pupitre, no estoy seguro si estaba en clase de química o historia, bueno no importa, me incorporé y vi que todos los inútiles a los que les llamo compañeros estaban realizando una tarea. El timbre ya había sonado lo que significaba que si queria irme podía hacerlo, y eso hice.
Cuando salí del salón fue un infierno, ver a ese montón de gente correr apurados con libros y cuadernos en los brazos sin parar ni ver por donde caminaban. Se veían como unos completos idiotas, estresandose, yo antes solía hacer eso, por todo. Pero ya no, ya no siento... nada.
Busque en mi mochila las llaves de mi moto y esperé a que se calentara un poco el motor para luego arrancar y marcharme.
Mientras esperaba, a lo lejos venía un grupo de porristas y unos tipos de la fraternidad. Cassie, una rubia no muy inteligente, se alejo de su grupo una vez que me vió y se acercó a hablarme.
-Evan... como has estado? -Dijo apoyándose en el frente de la motocicleta. Trataba de acomodarse su pronunciado escote y hablaba muy lento como para pretender ser una "seductora" pero sinceramente me daba asco. Todos en ese lugar me daban asco.
-Que quieres Cassie? -dije suspirando harto de ella
-Lo de siempre... -acomodó su cabello- que salgas conmigo.
-Sabes que no va a pasar, no me interesas, ni tú ni nadie de aquí son todas estúpidas y se creen que con un buen cuerpo pueden conquistar a cualquiera -dije intentando arrancar la moto- ahora si me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer que hablar contigo -le ofrecí una sonrisa falsa y marché a mi camino.
Por detrás escuché comentarios de esos muchachos que la acompañaban antes junto a las porristas, decian que yo era un idiota y que me iba a arrepentir de no salir con ella, que estaba perdiendo a una gran chica. Los ignoré, como todo lo que hago, y comencé a ver el paisaje que recorría mientras iba en la moto ya alejándome de allí.
Estaba cayendo la tarde, el sol brillaba, las ardillas corrian por los pastos y los carteros pasaban por las casas.
Se aproximaba un semáforo, aunque estuviera en verde para que yo siguiera adelante había una chica queriendo cruzar la calle así que cambié de carril así ella podia cruzar perfectamente ya que yo era el único transitando esa avenida.
Cada vez me acercaba más a ella, cuando a lo lejos vi que estaba con el rostro lleno de lágrimas y corrió enfrente mio, sin querer la embestí pero no la lastime. Los dos nos caímos al piso y ella no paraba de llorar.
-Porque te atravesaste frente a mi moto? Por un momento casi te mato...
Ella seguia sollozando sin parar y cada vez lloraba más fuerte. Tomé la moto y la puse arriba de la vereda, ella seguia en el pavimento sin levantarse, entonces me acerqué y le intente hablar pero sin embargo no me respondió nunca, solo lloraba y lloraba sin parar. Nuestro silencio se quebro por la bocina de un auto que venia a lo lejos, me había olvidado que estabamos en el medio de la calle por eso la intente apurar.
-Deja de llorar y levántate, si no lo haces aquel auto de allí te va a pasar por encima.
-Que lo haga... -Dijo por lo bajo- ya no me importa.
No entendía a lo que se referia o por que queria hacerlo, solo pensaba en el auto que estaba a unos pocos metros de nosotros.
-Escuchame, no se quien eres ni como te llamas, no me importa si te quieres lastimar pero no es el momento, ahora ni nunca, me escuchas? -Sin importarme sus berrinches y golpes de niña la arrastre hasta el banco de la vereda cerca de mi moto. Ella se sentó y undió la cabeza entre sus piernas mientras re comenzaba a llorar.