The Lost Canvas

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Jamir

Albafika de Piscis fue el encargado de arrancar la ultima mandrágora de raíz, la puso a hervir junto con algunas espinas de sus rosas, después fue secada junto a otras mandrágoras y entregadas a Mu para que la llevara a la reina de Jamir y a su hijo Hakurei.

Antes de partir Mu despidió a su buey con ayuda de Manigoldo de Cáncer, su alma había regresado del inframundo para la ultima despedida. El joven monje toco su flauta de madera para subir al lomo del animal y caminar juntos hasta que partió hacia el Hades.

También se despidió de sus padres, los abrazo, recordando ese momento para siempre. Su madre estaba feliz de ver que su hijo había madurado y su padre estaba orgulloso de que haya superado los obstáculos de la vida.

Pronto llego el momento de partir y con la música de la flauta de madera las almas se dirigieron a la colina de Yomotsu.

A través de Shion de Aries , el joven monje juro su fidelidad hacia la diosa Athena y partió con las mandrágoras a la reina de Jamir.

Conoció a Hakurei y a su vez le encomendaron ir hasta el Santuario, porque en ese lugar debería descansar la ultima flor mortal.


Santuario

Mu curo al patriarca como le indico Albafika de Piscis y recibió de Shion de Aries los libros para comenzar a prepararse como caballero.

 

- Fin de la historia de Mu -

Acá termina el origen del caballero de Aries como cuentan las crónicas del Santuario, si he omitido nombres, descripciones, fue solo para que la historia fluyera por si sola.

Solo falta algo por aclarar y es lo que sucedió con el tablero de ajedrez :

A pesar de que el árbol donde jugaron Thanatos y Mu envejecía por los años , la mesa de cristal y el tablero junto con las piezas no perdieron su color ni fueron movidas de lugar, ni por el viento, la lluvia, por animales o por catástrofes naturales.

Un día, un hombre con una sotana negra apareció en Jamir , hubo testigos que vieron que fue hasta el viejo árbol y recupero el tablero de ajedrez , pensaron que seguro las piezas de ajedrez se caerían y se romperían, pero quedaron adheridas al tablero y no cayeron al suelo.

El sacerdote sonrió y pudieron ver una estrella de 5 puntas en su frente.

 — ¡ Nos veremos pronto, Ningen !


The End


El pastor  y la muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora