What the hell is wrong with me?

Capítulo 4: Buena Escapada

Daryl Dixon no podía recordar si alguna vez había estado tan sorprendido en su vida, no esperaba que algo así saliera de una mujer como Carol. Antes de que pudiera controlarse una pequeña risa escapó de su boca mientras que sus ojos finalmente se encontraron con los de ella. Su cara todavía estaba un poco roja, pero ahora tenía una sonrisa, "Muy bien, entonces no lo siento."

Carol estaba sorprendida por la risa tranquila que se le escapó, levantó la vista y le sonrió antes de continuar con su trabajo. Parecía un poco más relajado con ella, su postura estaba menos rígida, sus nudillos ya no agarraban el borde del mostrador con tanta fuerza. Echó un vistazo a su rostro una vez más y se sorprendió al encontrarlo observándola con atención antes de que rápidamente mirara por encima de su hombro de nuevo, sabiendo que había sido capturado. Había estado estudiando su cara, la delicada de su estructura ósea y el azul suave de sus ojos, él no había echado un vistazo a la constelación de pecas en su pecho, ni siquiera por casualidad.

Aprovechando su estado semi-relajado, Carol lo miró una vez más, "Así que, me he estado preguntando ..."

Daryl se preparó para que ella preguntara sobre las cicatrices que cubrían su cuerpo, el pánico empezó a surgir a través de sus venas, estaba listo para huir.

"¿Quién es Norman?"

Sus ojos se encontraron con los de ella otra vez, ella estaba mirandolo, esperando pacientemente su respuesta. Finalmente dejó escapar el aliento que había estado conteniendo, el alivio lo golpeó en oleadas. Estaba cubierto de docenas de cicatrices, que variaban en forma y tamaño, y ella había actuado como si no se diera cuenta. Ella sólo quería saber sobre el maldito nombre tatuado sobre su corazón. El alivio fue reemplazado por vergüenza cuando tímidamente agachó la cabeza, "Es mi perro".

Fue el turno de Carol de ser sorprendida, dejó escapar una risita en voz alta "Tu perro?", Preguntó con incredulidad. Este hombre robusto y aparentemente duro tenía el nombre de su perro tatuado en el pecho. Sin duda él estaba lleno de sorpresas.

Por segunda vez esa mañana Daryl Dixon sonrió, la comisura de su boca se curvó otra vez amenazando con soltar una débil sonrisa, "Bueno, no tienes que reirte", tratando de fingir agitación.

La risita de Carol se volvió rápidamente de lleno en una risa ante la mirada indignada formada en el rostro de Daryl, "Lo siento, lo siento, no me estoy riendo de ti", tratando de controlar su risa, "Es sólo que pareces como uno de esos tipos rudos de la supervivencia, un macho que puede matar a un oso con una roca y un palillo de dientes, no del tipo que tiene un tatuaje con los nombres de sus perros. Debe ser un gran perro ".

"Estaba borracho cuando me lo hice", la miró atentamente, esperando su reacción.

Su respuesta provocó una nueva oleada de risas, esta vez no pudo evitar la sonrisa que se formó cuando sintió el calor que se extendía en su pecho por el sonido, sintió un poco de orgullo asomarse en él al saber que había sido el causante de que los ojos de Carol se iluminaran de felicidad al reír. Su sonrisa lo hacía sentirse valiente, entregando información sin ser preguntado, "Lo encontré hace unos años, algún imbécil lo dejó atado a un contenedor de basura, no era más que un cachorro, de sólo unos pocos meses de edad. Yo no planeaba quedármelo pero el maldito perro si, supongo. Me siguió por ahí como yo fuera su mamá ".

Carol sonrió cálidamente al hombre frente a ella, sorprendida por la historia que libremente contó pero no tan sorprendida por el corazón generoso que estaba escondido cuidadosamente bajo el nombre de su perro. Ella eliminó todos los puntos de sutura, pero todavía estaba de pie frente a su rodilla, deseando que el momento continuara, pero sabiendo que tenía que terminar. Ella se apartó, aclarándose la garganta, "Bueno eso es todo, trata de no caer en más flechas", sonrió con nostalgia.