Capitulo seis.

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Estaba despierta, pero con los ojos completamente cerrados. Haciéndome la dormida. Oía voces a lo lejos. Sentía algo cálido a mi lado y parpadee para enfocar la vista. Estaba en mi habitación con las piernas en el suelo y la espalda en la cama. ¿Había sido un sueño? Ya sabía que me movía por las noches pero no para llegar al tal extremo de caerme de la cama y haberlo confundido con la realidad. Oí a alguien murmurar algo en el salón y bajé esperando encontrarme a Matt hablando con mi hermano o cualquier cosa que me indicara que lo que pasó no era un sueño.

— Delia, buenos días. Hoy has madrugado. —mi hermano me devolvió a la realidad con su sonrisa espontánea. Si no hubiera sido un sueño me hubiera preguntado por lo de la corta llamada, ¿no?— Hoy ha pasado un chico a preguntar por ti. —lo miré agrandando los ojos y sonriendo. No había sido un sueño.

— ¿Te dijo su nombre? —pregunté ilusionada. Asintió mientras se tomaba su taza de café.

— Jack. Dijo que es un amigo tuyo. —mi sonrisa se desvaneció en el acto. Se rió. —Veo que ese no era el nombre que esperabas. —suspiré.

— No, bueno... es igual. ¿Que hora es?

— Hora de ir a clase mientras tu hermano favorito se gana la vida. —se froto las manos.

— No lo eres, ni de lejos. —Se puso una mano en el pecho y abrió la boca fingiendo estar ofendido.

— Tienes suerte de tener un hermano como yo. —se levantó la camisa de pijama y se dobló haciendo fuerza para que se le marcaran los músculos. —Con esto no se nace. Es un don. —rodé los ojos. Me volteé para irme a cambiarme. —Y también tengo suerte de tener una hermana tan sumisa. —me giré para discutir con él lo de "sumisa" y al hacerlo lo vi volar por encima mio mientras me revolvía el pelo como si fuese su cachorro preferido.

Lo aparté con algo de diversión y le alboroté el pelo como los viejos tiempos. Estuvimos despeinándonos unos segundos más hasta que decidí no llegar tarde a clase.

— Hacia tiempo que no encontraba esa faceta tuya de "chica divertida".

— Antes también era divertida. —dije algo ofendida.

— ¡Que va! Eras un cadáver. —rió.

— Bueno ahora no nos vamos a poner quien esta más muerto de los dos. —me sonrió al mismo tiempo que yo lo hacía.

— Solo por esta vez, te dejaré ganar. —se levantó del suelo de donde estaba sentado y se frotó el poco polvo de sus pantalones.

Cogí el casco desgastado y me lo puse después de subir a su Triumph recién lavada. Tardamos menos de lo que esperaba en llegar. Una vez allí Andy pidió unos cuantos números de teléfono mientras que yo me encaminaba hacia mi siguiente clase.

Me senté en el sitio donde el profesor Green nos había indicado y esperé paciente a que los alumnos empezaran a entrar. La clase empezó y yo aun seguía con la mirada fija a la puerta, esperando que el único alumno que faltaba, entrase y se sentase a mi lado. 

Pero no fue así.

El profesor nos pidió por adelantado los deberes de la entrevista y saqué el folio con la esperanza de que hubieran las diez preguntas que terminé con él en mi antigua casa.

Solo ocho preguntas estaban escritas con mi letra escurridiza. Sí. Definitivamente había sido un sueño.

Pasaron las tres horas con mucha lentitud, apenas prestaba atención a las clases cuando me empezaron a llover bolas de papel. El timbre sonó y me liberé de la tensión y el silenció de las anteriores clases. Empezaba a replantearme lo de irme a UCLA, aquella Universidad era un poco mas pequeña que Cambridge pero seguro que no habían profesores tan estrictos, ni padres fantasma en la aula de psicología, ni alumnos tan... extraños.

Silence PleaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora