Descubrió que eso no era dolor, y que el rojo era su color, sabía que ese líquido rojo tibio recorriendo su piel la excitaba y algunas veces calmaba, amaba cada una de las heridas que se causaba y sus cicatrices admiraba porque para ella cada una era una obra de arte terminada.
Su cuerpo era su lienzo, pero su arte casi nadie apreciaba. Sus pinceles sólo ella usaba y egoísta a nadie de los dejaba. Un óleo único tuvo cual un día se cayó y todo se perdió.
Tal artista ya no pinto y la razón fue porque un día murió.
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¿Jugamos?
Poesia¿Jugamos?...Las piezas están colocadas, la partida a de empezar y tú dime quieres perder o ganar. En los juegos del azar sólo hay una oportunidad.