Capítulo 10

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NARRA CAMILA

*7 meses después*

Cuando mi padre se fue, me dijo que solo estaría 3 meses fuera, lleva más del doble y no sé nada de él. Llevo semanas buscándole, intentando averiguar sus movimientos a través de las tarjetas de crédito o rastreando su móvil, pero nada, parece que haya desaparecido del mapa.

Me acuerdo como le dije que este maldito mundo no me cambiaría pero la verdad es que me he convertido en otra persona, soy calculadora, no tengo escrúpulos para según que cosas, soy fría, desconfiada, aún conservo esa chispa de inocencia, sigo siendo como una niña pequeña en algunos momentos, sobretodo con Dinah, mi mejor amiga, la única a decir verdad.

Dinah: ¡CAMILA! -entra Dinah gritando en mi despacho-.

Camila: Dame un buen motivo para entrar a las 9 de la mañana gritando como una loca.

Dinah: Los chicos han encontrado el cuerpo de tu padre en un almacén -siento un escalofrío al escuchar eso-.

Camila: ¿En un almacén? -me levanto de la silla y la encaro- ¿Está bien?

Dinah: Camila... está muerto -dice poniéndome las manos en los hombros y abrazándome-.

Camila: Pero... ¿Quién? -no puedo creérmelo-.

Dinah: No lo sé, es mejor que vayamos, seguro que hay pruebas.

Camila: No perdamos más tiempo -mi puta frivolidad no me permite llorar-.

Cogemos mi Audi r8 y nos dirigimos al almacén. Tres cuartos de hora más tarde llegamos a un barrio un tanto marginal, vamos callejeando con las armas en nuestras vamos, venimos como 7 coches así que no me preocupa que alguien intente hacer el gilipollas para atacarnos. Nos bajamos del coche y reconozco otra quincena de mis hombres, ahora mismo no sé que siento, tengo ganas de llorar pero a la vez lo único que quiero es venganza.

Entro como una bala en aquel asqueroso sitio, puedo ver una silueta con un charco de sangre en el suelo. A medida que me acerco puedo ver los diferentes cortes por todo el cuerpo pero no es hasta que estoy justo al lado cuando me doy cuenta de que lo han degollado. Me vienen todos los recuerdos a su lado, lo feliz que era de pequeña, los regalos que me hacía, los viajes y, ahora sí, empiezo a llorar desconsoladamente, Dinah viene corriendo a abrazarme y me desplomo en sus brazos. Después de unos minutos me pongo de rodillas y empiezo a interrogar a mis hombres:

Camila: ¿Habéis mirado si hay alguna huella? -digo sin mirar a ninguno-.

Austin: No Cabello, preferíamos esperar a que vinieras tú antes a ver el cuerpo.

Camila: Solo te lo diré una vez y espero que sea la última. -me levanto, le cojo por el cuello y lo estampo contra la pared- Última vez que te atreves a llamarme por mi apellido, para ti soy señora, no tienes ningún privilegio, ¿entendido? -asiente- Y por lo otro, habéis hecho bien pero a partir de ahora vuestra única prioridad es buscar algún tipo de prueba, me da igual que sea sangre, huellas, pelo o lo que sea.

Austin: Señora, -dice casi sin aire, lo suelto- gracias. Lo que quería decir es que quizá haya sido la mafia rusa; estos últimos meses que tu padre ha estado fuera es cuando ha empezado la rivalidad, son nuestro único peligro en todo el mundo así que creo que tienen algo que ver porque si te fijas tienen la misma manera de asesinar: cuchilladas y degollación.

Camila: Ahora que lo dices, puede que tengas razón y como sean ellos lo van a pagar caro porque me cargo a toda la mafia.

Austin: Tendríamos que hacer un gran golpe, el cual tenemos que planearlo durante meses.

Camila: Tardaremos lo que haga falta. Por cierto, ¿habéis averiguado ya quién es el maldito jefe?

Austin: No tenemos datos ni de un solo hombre, se camuflan demasiado bien señora.

Camila: Es hora de hacer un viaje a Rusia -digo mirando al cuerpo de mi padre-.

Después de pedirle a mis hombres que revisaran ese almacén de arriba a abajo para encontrar la mínima pista, me dirigí a mi casa con Dinah para trazar un plan contra la mafia rusa. Entramos a mi despacho y empiezo a sacar hojas para idearlo pero la voz de Dinah me lo impide.

Dinah: ¿Cómo pretendes ir a Rusia sin saber dónde se esconden? -lo pienso y tiene razón-.

Camila: Necesitamos pistas, lo que sea...

Y así fue como empezó esta lucha entre Camila y la mafia rusa, sin saber seguro si fueron ellos. Dicha joven se involucró de pleno en el trabajo, tanto que llegó a obsesionarse; ya no era solamente por venganza, sino que también por rabia y dolor acumulado, tanto por la pérdida de su padre como por la vida que le ha tocado vivir ahora.






Sombras Frías (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora