Capítulo 9

534 31 4
                                    

NARRA CAMILA

*A los catorce años*

Estoy en mi habitación haciendo los deberes cuando escucho la puerta de casa, a estas horas mis padres deberían estar trabajando y mi hermana se ha ido. Cuando voy a abrir la puerta, se me anticipa mi padre y entra como una flecha dentro de mi habitación, está alterado.

Alejandro: Necesito que te vengas ahora mismo conmigo.

Camila: Pero papá, tengo que acabar los deberes para mañana.

Alejandro: Te aseguro que vas a estar días sin ir al instituto así que ponte un chándal y ven conmigo, en 5 minutos te quiero abajo preparada.

Dicho esto vuelve a irse rápido por la puerta escaleras abajo. Me quedo en estado de shock unos segundos intentando analizar lo que acaba de pasar, ¿qué le pasa a este hombre ahora?

Me cambio de ropa y bajo hacia el recibidor donde está mi padre con una mochila esperando impacientemente. Me abre la puerta sin decirme nada y nos subimos al coche. Media hora más tarde estamos ante una gran mansión con hombres trajeados en la puerta del párking que al ver el coche de mi padre abren la puerta para que pueda pasar y lo saludan con un "buenos días señor". Aparca y nos quedamos en silencio durante unos minutos hasta que por fin me dirige la palabra:

Alejandro: ¿Te acuerdas que de pequeña siempre me preguntabas de qué trabajaba y dónde? -asiento con la cabeza- Bien, pues este es mi trabajo y necesitaré que te ocupes de él durante meses y solamente tengo un puto mes para instruirte así que ves acostumbrándote a este lugar y a esta gente.

Salimos del coche y me lleva por los pasillos de la mansión repletos de hombres trajeados, todos iguales, que se apartan al ver a mi padre. Llegamos a una especie de despacho donde me hace sentar en una de las sillas que hay en su escritorio y él se acomoda en su sillón.

Alejandro: Verás hija, te va a resultar de película e irreal pero yo trabajo en la mafia, más bien dicho soy el jefe de la mafia italiana. Llevo años dentro, antes de que tú nacieras; por eso siempre me ausentaba muchas noches y lo recompensaba con regalos. Créeme que este no es un mundo bonito, no está lleno de rosas, lo único de provecho es la reputación y el dinero. -para durante unos segundos para cogerme las manos por encima del escritorio y mirarme a los ojos- Camila, yo el mes que viene tengo que irme fuera del país durante unos meses por asuntos de trabajo, necesito que alguien de confianza quede al mando y la verdad, no quiero que ninguno de los gilipollas de aquí me la líe. Es obvio que no me gusta esto para ti y que cuando vuelva puedes marcharte, incluso puede que durante estos meses tú aquí llegues a situaciones caóticas y seré yo el que me sienta culpable pero es lo mejor en estos momentos.

Camila: Pero esto es algo demasiado peligroso, me pueden matar, además, ¿el instituto qué? Yo no puedo faltar porque suspenderé y no estoy dispuesta a repetir -digo nerviosa y muy rápido-.

Alejandro: No repetirás, puedes manejar ambas cosas pero ir a clase no podrás, no hay discusión que valga.

Camila: ¿Mamá sabe todo esto?

Alejandro: Ella se enterará más adelante, tú procura que no se entere, estás advertida.

Camila: ¿Desde cuándo me amenazas de esta manera? -digo con desprecio-.

Alejandro: Lo siento hija. -me acaricia la mano- Tenemos el salón de tiro preparado, es hora de instruirte, pero eso sí, será un mes muy duro Camila, puedes cambiar en algunos aspectos.

Camila: No voy a dejar que esta mierda me cambie -digo con total seguridad-.

Alejandro: Eso decimos todos... -murmurando-.

Me lleva por los pasillos hacia una especie de habitación insonorizada con un montón de armas, desde cuchillos hasta metralletas. Esto parece el ejército.

Alejandro: Bien, empezaremos con una Glock 40 para que te vayas acostumbrando. Hoy solamente te voy a enseñar como posicionarte y tener puntería, no quiero demorarnos más de una hora porque después de comer tienes clases con el instructor de defensa.

Veo a mi padre ir hacia la estantería donde hay infinitos tipos de pistolas los cuales no sabría el nombre ni en mil años y coge una, la carga y se acerca hacia mí.

Alejandro: Mira, lo correcto es posicionarse así y sujetarla así. -la coge con las dos manos y quita el seguro- Prueba.

Cojo la pistola imitando su posición y me señala una silueta con una diana en la cabeza.

Alejandro: Concéntrate y mira a través de la pistola, apunta hacia el círculo y aprieta el gatillo, ten cuidado con el retroceso.

Estoy demasiado nerviosa como para poder hacer esto, bajo la pistola y miro a mi padre con un puchero a lo cual solo consigo una reprimenda. Vuelvo a hacer lo que él me ha dicho y aprieto el gatillo sobresaltándome tanto por el ruido como por el pequeño retroceso.

Alejandro: Es normal las primeras veces, te acabarás acostumbrando al ruido, es más, yo he acabado por adorar el sonido de un arma dispararse de mis manos -me quedo flipando con lo que me dice-.

Camila: No te reconozco.

Alejandro: Soy el mismo de siempre. -me acaricia el hombro- ¿Te has dado cuenta de que has disparado justo en el medio de la diana? Será que lo llevas en los genes ya.

Camila: Vaya basura de gen me has dado.

Nos pasamos una hora en ese cuarto, la verdad es que me sorprendo a mí misma al darme cuenta de la puntería que tengo con la pistola. Gracias a mi habilidad, mi padre sale contento de ahí y me lleva de nuevo al despacho para sentarnos de la misma manera que antes.

Alejandro: Queda aún un mes por delante para hacerte profesional pero hoy necesito que veas la mayoría de los aspectos que tendrás que controlar, quiero que te vayas haciendo una idea de lo que supone esto. Empezaremos con los temas económicos. -empieza a sacar gran cantidad de carpetas- Ahora mismo eres la adolescente más rica de este país y no lo sabías. -me lo quedo mirando embobada al escuchar rica- Verás, es sencillo, cada hombre de aquí tiene un sueldo de 2000 euros mínimo, por cada misión que cumplan sin un solo fallo tienen un plus de 1000 euros. Hay desde guardaespaldas de una puerta hasta mi mano derecha que es el señor Hansen, el cual tiene una hija que es tu mejor amiga y ella también será tu persona de confianza y controlará el tema de las finanzas. -no me puedo creer que Dinah también tenga que sufrir esto- Tenemos misiones cada mes, desde atracos, asesinatos, secuestros, también está bien decir que solemos hacer donaciones anónimas a asociaciones en busca de tratamientos de enfermedades raras.

Camila: Eso no hace menos repulsivo este trabajo. Lo que a mi me sorprende es que quieras esta vida para tu hija.

Alejandro: Como te he dicho antes, no es lo que quiero para ti, simplemente es necesario, cuando vuelva puedes irte como si nunca hubiese pasado nada.

Camila: ¿Pretendes que viva sabiendo que he matado a alguien? 

Alejandro: Te acostumbrarás.

Camila: ¡ESTÁS ENFERMO! -me levanto y me voy al pasillo, necesito respirar al aire libre-.

X: ¿Necesita algo señorita Cabello? -me pregunta uno de los hombres trajeados-.

Camila: Llévame a algún patio o terraza para tomar el aire.

X: Por supuesto, acompáñeme por favor. -camina delante de mí hasta llegar a una gran terraza con vistas a la playa- ¿Quiere que me quede?

Camila: No, puedes irte pero no le digas a mi padre que estoy aquí, solamente que sepa que estoy dentro de esta maldita casa a salvo -asiente un poco preocupado y me deja sola-.

Necesito pensar bien esto, es una locura. ¿Cómo voy a pasar de ser una niña de notable en el instituto, que apenas tengo amigos, a ser la jefa de la mayor mafia de Europa?




Sombras Frías (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora