- Gwen ya estoy aquí. - Digo cruzando la puerta de nuestro pequeña pero acogedora casa. Nos mudamos aquí hace aproximadamente seis meses, porque yo no podía vivir durante más tiempo con mi madre, y Gwen no podía estar más tiempo con su padre. - ¿Gwen estás aquí? - Pregunto asomando la cabeza por la puerta, dejo las llaves en el mueble de la entrada y me adentro en el salón. - ¡Ahí estás! - Está sentada frente a la tele haciéndose la sorda, porque seguro que me escuchaba desde aquí. - Como no contestabas pensaba que estabas con Robin.
- ¿Dónde estabas? - Pregunta extrañada. - Estaba a punto de mandar un S.O.S. - Cada vez que pasa algo importante, mandamos un mensaje predefinido de S.O.S a las chicas y nos reunimos todas en casa de la que lo envíe. Llueva, nieve o caigan rayos de punta. Hemos tenido que definir lo que se considera "urgente" varias veces, ya que Juliette mandaba S.O.S para todo. La última vez que lo envió casi la matamos porqué nos hizo salir de casa corriendo a las siete de la mañana para ir a la suya y cuando llegamos allí estaba estresadísima y casi llorando porque se había quemado el flequillo con el secador de pelo...
- He estado leyendo en la cafetería y se me ha ido un poco la cabeza. - Contesto mientras me deshago de la chaqueta y la dejo en la percha. - He venido directa en cuanto he visto que era tan tarde. - Llevo todo el camino desde la librería con la sensación de que me olvido de algo. Algo importante, aunque ya he comprobado mi bolso varias veces y lo tengo todo.
- ¿Dónde te has metido, Luci? - Pregunta con los ojos entrecerrados mirándome la mejilla. - Tienes toda la cara manchada de barro, y una rascada en la mano.
- ¿Cómo? - Me giro para verme en el espejo que hay decorando la entrada del comedor, y veo que tengo toda la mejilla manchada de barro. Unas líneas la cruzan, como si me hubiera tocado ahí. - Pues no lo se... - La sensación de que hay algo que se me olvida se incrementa, pero mi boca únicamente contesta: - Me he distraído leyendo en la cafetería. Quizás al salir me he rozado con algo...
- Vale, en tu línea. No sé ni porque me preocupo. - Me dice con gesto agotado.
Sí que es cierto que una de las características que me definen es lo despistada y olvidadiza que soy, casi podría rivalizar con Sera. Sin ir más lejos, he llegado a quedar con tres personas el mismo día a la misma hora y en diferentes sitios, no acordarme de que he quedado con ninguna y dejarlas plantadas a todas. Esa soy yo, y aunque parezca mentira mis amigas me quieren igual.
- Sobre todo acuérdate de que mañana has quedado con tu madre, que luego me hechas a mí la culpa por no recordártelo. Te dejado una nota en la nevera y otra en la puerta de la entrada, ah... y te puesto una alarma en el móvil a las cuatro de la tarde para que te dé tiempo a arreglarte. Así que si te vuelves a olvidar te quedas sin excusas - Me dice remarcando las últimas palabras mientras me mira con los ojos entrecerrados. - Que no pierdes la cabeza porque la tienes pegada al cuello...
"Ya tardaba"
- Voy a patentarte esa frase. ¿Sabes que a la vez un millón que la dices pierde su efecto no? - le digo sonriendo.
Cada día me la dice, de hecho, es su frase para definirme. Cuando me presentó a su novio Rovin en lugar de decir algo como "Ella es mi amiga Luci con la que comparto casa" dijo: "Ésta es mi amiga Luci, la que no pierde la cabeza porque la lleva pegada al cuello", pese a ello sé que me adora igual que yo a ella y a su naturaleza impulsiva.
-Vamos a cenar ya anda, que mañana tenemos examen sorpresa y nos tenemos que levantar a las seis para ir a la uni. He preparado pizza y te he dejado un trozo en la nevera - me dice haciéndose la importante por haber cocinado.
- Cuando conoces la existencia de un examen sorpresa deja de ser sorpresa. - Le digo cogiendo un trozo de su pizza.
- Sigue siendo sorpresa pues se supone que no lo sabemos, me lo ha dicho Leia, pero nadie más de la clase lo sabe. - Gwen me quita el pedazo de pizza de las manos y lo vuelve a dejar en su plato mientras me dice como si nada. - Y deja mi pizza en paz que tienes tu trozo en la nevera. Ya me darás las gracias por hacerte la cena. - Comenta al final sonriendo.
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DIATHAN. El despertar de la piedra lunar.
FantasyMi nombre es Luci y tengo dieciocho años, o por lo menos eso es lo que creía hasta hace pocos días. Mi vida en Portage Lake era tranquila y común. Tenía unas amigas maravillosas, una madre algo despistada, e iba a la universidad como cualquier chica...