8

567 109 48
                                    

Habían pasado tres días desde que habían llorado juntos. Ahora Dan se encontraba bien, y el clima propiciaba un buen humor.

Aquel día era Halloween.

El viento soplaba delicadamente, había hojas cayendo por doquier y todos hablaban entusiasmados de los disfraces que usarían esa noche para ir a pedir dulces a las casas del vecindario.

Phil había pensado en salir con Dan a mostrar sus disfraces, pero no podía porque esa misma noche el castaño tenía una cita con el doctor.

—Bueno, como no puedes pedir dulces esta noche, quise traer Halloween aquí —dijo Phil mientras iba con Dan al patio—. Ya verás que la pasarás genial.

Fueron al césped donde normalmente se sentaban y el ojiazul sacó de su mochila dos sombreros de pirata, dos parches y una espada de juguete.

—¡Seremos dos piratas! —dijo emocionado—. Espero que te guste, Dan.

Unos cuantos minutos después, ambos estaban con la vestimenta puesta, y Phil sostenía la espada.

El ojiazul tenía que hacer ambos roles de piratas, algo agotador, pero no importaba, además se veía muy gracioso y Dan disfrutaba de eso.

Estaba pasando un grandioso Halloween improvisado.

El día estaba maravilloso.

—Muy bien, capitán Dan, hemos salvado el día de los piratas malos que secuestran ardillas —celebró Phil con un acento de pirata muy divertido—. ¡Somos lo máximo!

Los dos niños se divertían a pesar de las miradas extrañas de sus otros compañeros. A fin de cuentas, Phil ya estaba acostumbrado a que los miraran así.

Unos cuantos minutos antes que acabara el recreo, Phil comenzó a guardar las cosas. Al terminar, se sentó al costado de su amigo.

—Esto ha sido lo más divertido que he tenido —confesó el ojiazul—. Te quie-

En ese momento, una pelota cayó accidentalmente a los pies de Dan. Phil estaba a punto de cogerla y volverla a lanzar a los niños que jugaban con ella.

Pero antes que la tocara, la pelota fue impulsada débilmente.

El ojiazul se tapó la boca con sus manitos y abrió sus ojos como platos por la sorpresa.

—Dan ¿Tú hiciste eso?

Dan tenía una sonrisa en el rostro y sus ojos brillaban como dos estrellas.

Había logrado empujar la pelota con su pie.

—¡Dan! —gritó Phil y se lanzó a abrazar al castaño— ¡Lo lograste, lo hiciste! ¡Podrás volver a caminar, viajaremos por todo el mundo, bailaremos y haremos todo lo que tú quieras, los dos juntos! Te quiero mucho, Danny.

La emoción que Phil sentía era inexplicable, la de Dan también. Se encontraban abrazados, la cabeza del ojiazul reposaba en el hombro de Dan, y esto los hacía sentir mariposas en su estómago.

Eran muy pequeños como para saber el significado de eso, pero extrañamente les gustaba esa sensación de felicidad.

Cuando volvieron al salón, Phil le contó a la profesora lo ocurrido, quien a su vez, se lo notificó a los padres de Dan.

Ese había sido un buen día y nadie dudaba de eso.

----
El siguiente capítulo será el final y lo subiré junto con el epílogo el próximo viernes.

Gracias por leer, voten y comenten. Tengan un buen día :)

-Valeria

Juntos {dan&phil}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora