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Ya era la hora del recreo, y como siempre, el niño de ojos azules salía a jugar con su grupo de amigos.

-¡Hey, Phil! Juguemos futbol -le dijo un niño de cabello rizado, mostrándole la pelota que usaban para el juego.

-Está bien, vamos -sonrió Phil y salió corriendo con los demás niños hacia el patio de juegos.

Ya se encontraban divididos en dos equipos jugando con la pelota cuando el ojiazul vio al niño de la silla de ruedas solo a un costado del patio.

Curioso, dejó de jugar futbol, escuchando quejas de sus compañeros de equipo, y se acercó.

-Hola, me llamo Phil, y tengo 8 años ¿Y tú?

No obtuvo respuesta alguna.

-¿No puedes hablar? ¿Tampoco moverte? -preguntó en voz baja. Tampoco recibió respuesta, pero los pequeños ojos cafés del niño decían que no-. Eres un poquito raro, eh...

¿Cómo se llamaba?

Entonces vio un papel en la silla de ruedas que decía "Daniel Howell"

-Ooohh, ¡Te llamas Daniel! Creo que te diré Dan, es más corto -soltó una risita Phil-. Mira, Dan, te enseñaré algo. Si quieres mover tu brazo, solo tienes que hacer así -dijo levantando el brazo-, y si quieres hablar solo dices "ho-la". ¡Es muy sencillo!

El timbre que daba por finalizado el recreo sonó y todos los niños comenzaron a movilizarse a sus respectivos salones.

-¡Phil! Nos has dejado sin un jugador menos, eso no se vale -gritó un niño quejándose, quien ya volvía al salón.

Entonces el ojiazul se rió y decidió alcanzar a sus amigos. Pero antes, se volteó hacia Dan.

-Y cuando te pica un brazo ¿Cómo te rascas? Yo no puedo soportar la picazón -rio inocentemente, y luego se alejó de vuelta al salón.

Juntos {dan&phil}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora