Día 4

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El último día fue mi favorito,porque al saber que no regresaría hasta dentro mucho disfrute cada minuto,tome las fotografías que faltaban,para medio día cruzamos la laguna hasta llegar al otro extremo,había una fila de pequeños negocios de comida,optamos por uno que tenía buena pinta,luego de comer papá y mamá decidieron probar un manjar que la dueña del negocio les ofreció mientras yo conversaba con la hija menor de la dueña,luego ella me presentó a su hermano,Ezra,el chico era de mi edad,lo que facilitó nuestra conversación,era gracioso y tenía una bonita forma de ver la vida,cuando ya nos habíamos reído mucho le pregunté si podía hacerle algunas fotografías y acepto,al comienzo fueron bastante simples,el haciendo alguna mueca o riendo,pero después comencé a exigirle más y a él parecía gustarle ,entendió lo que quería captar con la cámara y las siguientes fotos que obtuve eran de portada de revista,se quitó la camiseta y se metió en la laguna,los rayos del sol de comienzos de la tarde ayudaron a que el resultado fuera fascinante.

Pero luego el quiso tomarme unas,me negué rotundamente pero terminé por aceptar ante su insistencia,y básicamente,el había posado para mi,fueron fotos espectaculares,así que puse de mi parte,me sumergí en el agua,jugué con ella,sonreí y no paré de hacerlo mientras el decía "Dame más de eso nena" o gritaba emocionado "Esa quedo como la santa mierda,tienes que verla"

Cuando mis padres dijeron que era hora de regresar a la ciudad sentí una mezcla de tristeza y coraje de no haber conocido a Ezra antes,teniéndolo al otro lado de la laguna,literal.

Antes de irme hizo algo que me dejó más que helada,se acercó a mi y tomándome de la cintura me susurró al oído "Pronto iré a la ciudad,quizás podríamos vernos nena" ,me limité a asentir y tratar de no explotar por como me miraban mis padres.

De camino a la ciudad,revisé y revisé,y volví a revisar las fotografías,no les encontraba ningún defecto y eran dignas de admirar en una exposición o algo similar.

En cuanto a Ezra mis padres no dejaron que me olvidara de él,puesto que me repetían a diario a la mitad de alguna conversación "Tu chico de la laguna" y comencé a notar que me gustaba el apelativo.



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