Margaritas

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La velaron al día siguiente.

Stephen no apareció y si lo hizo,no pude verlo.

La sepultaron dos días después.

Tío Ryan y Karen se desplomaron ante el ataúd,como queriendo que ella volviese a la vida,o como  anhelando ellos ir hacia la muerte.

Eramos dos decenas de personas con lo mucho y es que Margo sólo tenía una amiga,el resto fueron familiares y pocos conocidos.

Su padre biológico no asistió,pero en representación suya vino una muchacha,probablemente su media hermana.

Cuando comenzamos a abandonar el lugar,ese era realmente el verdadero adiós,Karen comenzó a rasgar su vestido negro y se hizo algunas heridas,la tomaron de ambos brazos y una señora le inyectó un líquido antes de que se desvaneciera en un sueño profundo,tío Ryan la llevó en brazos hasta el auto.

Cuando ya estaba en el auto con papá y mamá,sentí algo,no dije una sola palabra,abrí la puerta del coche y salí corriendo hacia la tumba de Morgan,cuando estuve cerca me detuve,detrás de una abeto me camuflé y lo vi.

Estaba Él con una canasta de margaritas,llevaba unos jeans,zapatillas y una camiseta azul marino,comenzó a distribuir las flores alrededor de la tumba y cada cierto tiempo miraba al cielo y dirigía su brazo hacia el rostro,supuse estaba llorando.

Dejó algo sobre la tumba y se marchó.

Aunque de inmediato me nació el deseo de ir corriendo a ver que era lo que dejó a Stephen,cual había sido el último obsequio,no lo hice.

Porque hay cosas que no se hacen,no porque no puedas,no porque no quieras,sino porque no y punto.





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