Capítulo 5

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Domingo por la tarde, mi madre y Emma regresaron a casa. Al final le suspendieron la sesión de foto del lunes.

—¡Hola! —saludé sonriendo a mi madre y a mi hermana que acababan de llegar.

—Hola, hija —saludó mi madre.

—¿Cómo les fue? —le pregunté a ambas.

—¡Quedé seleccionada! —gritó mi hermana.

La felicité, mi madre también estaba contenta por ella, y yo también, claro.
¿Qué fue lo que primero hizo? Sí, llamó a Ethan para contarle, y además, para que viniera a mi casa. ¡Lo iba a ver de nuevo! Quizás era un poco vergonzoso después de lo que sucedió.
Me cambié de ropa, me puse unos shorts de jean y una musculosa de encaje.
El timbre sonó, fui a abrir yo, Emma estaba en su cuarto ordenando sus cosas y mi madre estaba en lo mismo con lo suyo.

—Hola —no pude evitar sonreír.

—Hola —también sonrió, besó mi mejilla.

—Entra, ahora llamo a Emma —le dije, haciéndole pasó y cerré la puerta.

Lo miré, él se mordió su labio inferior y sonrió, sonreí y subí a buscar a mi hermana. Le dije que había venido su novio y bajó corriendo como una loca.

—¡Hola, mi amor! —gritó Emma, y saltó a los brazos de Ethan.

—Hola —dijo él, apenas la agarró.

—¿Qué te sucede?

—Tenemos que hablar.

—¿Qué?

—Ven, vamos a tu habitación —le guiñó un ojo, la llevó de la mano a arriba.

En ese momento se me vino el mundo abajo, lo primero que imaginé es que le iba a decir lo que pasó entre nosotros, lo de la apuesta, que no la quería, y ya me estaban comiendo los nervios.

–¿Qué tanto tendrán que hablar? —preguntó mi madre.

—No lo sé, mamá...

Tenía miedo, tenía mucho miedo. Estuvieron allí arriba encerrados como unas dos horas, desde mi habitación podía escuchar apenas algunos gritos de Emma, y también escuché que lloraba, decidí bajar, ir a tomar algo, intentar tranquilizarme, pero era algo imposible.

—¡Te odio, Anna! —gritó Emma llorando, bajando por las escaleras.

Mis ojos se aguaron de inmediato, mi madre me miraba, sin entender nada. Mi hermana me empujó, me tiró al suelo, se tiró encima de mí y me dio una cachetada.

—¡Eres una puta! ¿¡Cómo pudiste!?

—Yo... Lo siento —comencé a llorar.

—Te odio... —sollozó ella.

Ethan tomó a Emma con fuerza, quitándola de encima de mí cuerpo, mi hermana me miraba y mi madre intentaba consolarme, aunque no entendía nada aún. Emma subió a su habitación y allí se encerró. Mi hermana no quería verme a mí, ni a su... Su novio. Tapé mi cara con mis manos, me dolía mucho, no pensaba que la recibida de mi hermana en su casa iba a ser tan dolorosa. Mi madre había ido con Emma, quería hablar con ella.

—¿Por qué lo hiciste? —sollocé.

—Anna, tranquilízate —susurró él, estaba sentado a mi lado.

—Tengo toda la culpa, Ethan —susurré.

—Tú no, ella la tiene. Se acostó con mi mejor amigo, Anna —dijo él.

—¿¡Qué!? —exclamé.

Él estaba enojado por eso con Emma, y además de todo, también le dijo lo que pasó entre nosotros.

—¿Entonces me utilizaste para vengarte? —lo miré.

—No, Anna, no confundas las cosas —me tomó de la mano, se la quité—. Anna, a ti te amo.

No hablé más. Mi madre regresó a la cocina.

—Anna... —me habló firme.

—Sí, mamá.

—¿Qué te pasa, hija? ¿Por qué hiciste eso?

—Yo... Lo siento —no podía dejar de llorar. Tapé mi cara con mis manos.

—Señora... —se metió Ethan—, déjeme hablar con usted, por favor.

—Tú ni te metas, ni te atrevas a hablarme.

—Por favor, se lo suplico.

Mi madre bufó. Estaba molesta, muy molesta.

—¿Qué quieres? ¿Qué mierda me vas a inventar?

—Comencé a salir con Emma por una apuesta, pero todo se fue de las manos, ella... Es muy intensa, y quería más y más, quería hacer notar a todo el mundo con quién estaba, no pude frenarla.

Mi madre lo miraba atentamente, yo me alejé, me fui a mi habitación a buscar mi celular.

—Yo amo a Anna, siempre me gustó ella, por favor se lo suplico, créame —su voz se cortaba—, entiendo el daño que hice, pero Emma también me lo hizo.

—¿A qué te refieres?

Emma regresó a la cocina, alterada, gritando.

—¡Me iré a la mierda de aquí! —gritó.

Bajé de nuevo a la cocina, no podía verle la cara a mi hermana ni a mi madre, moría de vergüenza por lo que hice, todo era mi culpa.

Me fui a mi habitación, Ethan me siguió.

—Claro, ahora él la sigue a todos lados a la puta atorranta.

—¡Emma, cállate la boca! —gritó mi madre.

—¿Qué? ¿También la vas a defender? —se insinuó Emma—, ya veo porque te abandonó mi padre.

Abrí mis ojos, sorprendida, no podía creer lo que estaba escuchando.
Pasó el rato, Emma se estaba preparando para salir a la discoteca con sus amigas, ella decía que iba a tomar hasta emborracharse, hasta encamarse con cualquiera que se le cruce, mi madre, por cierto, la regañó, pero bien sabiendo, ella le daba poca importancia a eso.

Estábamos sentados en mi cama, charlando, solos. Mi cabeza parecía que iba a explotar.

—¿Qué tienes? —preguntó Ethan, mirándome.

—¿Por qué?

—Estás rara.

—No pretendas que me sienta feliz luego de todo lo que pasó.

Él me agarró de la mano, me miró, acarició mi mejilla y me abrazó.

—Tranquila...

Más allá de que a veces mi hermana me cansaba un poco, igual la quería, y la situación me dolía, más porque yo era la culpable... Aunque, pensándolo bien, ¿era cierto que Emma le puso el cuerno a Ethan?  

El novio de mi hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora