Al día siguiente, sábado por la mañana, como a las 9 am, Emma apareció de nuevo, molestando, entrando a mi habitación para despertarme.
—Anna, levántate, debes alistarte.
—¡Vete de aquí!
—No, levántate —me quitó todas las frazadas.
—¡Vete! —le grité.
Me levanté enojada y la corrí de mi habitación, volví a acostarme. Ella fue a reprocharle eso a mi madre, y claro, ella me defendió a mí, porque yo tenía razón. Mi hermana se enojó, de nuevo. Se encerró en su habitación, caprichosa. Ya no pude volver a dormirme, pasó una hora, me digné a levantarme y ducharme, busqué un vaquero ajustado al cuerpo en color negro, una camisa en degrades azul y unas converse blancas, sencilla, pero quedaba coqueta y, sobre todo, cómoda, cómo a mí me gustaba. Cepillé mi cabello, aunque no era liso, era más bien ondulado y largo, en tono caramelo, lo dejé suelto para que se secara al natural. Me perfumé, adoraba los perfumes, sobre todo si eran muy dulces. Salí de la habitación, fui a la cocina a saludar a mi madre.
—Buen día —le di un beso en su mejilla.
—Buen día, Anna.
Me senté a tomar un café, Emma vino también, nos miró. Tenía puesto un vestido corto, ajustado al cuerpo, no aguantaba la risa, ¿qué se creía? No estábamos en una discoteca o en alguna fiesta. El timbre sonó.
—¡Vayan a cambiarse! —dijo Emma, mirándonos.
—Yo ya estoy cambiada, Emma.
—No se nota —dijo sarcásticamente, fue a abrir la puerta. Miré a mi madre, que me negó con la cabeza para que no le de importancia, ya me estaba cansando esa chica.
—¿Qué se cree que es el engendro este?
—Anna... —bufó mi madre por lo bajo.
Escuché que se saludaron y... Se besaron, qué asco. Con mi madre fuimos a presentarnos ante él.
¡No podía creer que él era el novio de Emma! Era el típico chico popular también en el colegio, aunque él es mayor que ella, ya estaba en la universidad.—Amor, ella es mi madre —dijo Emma.
—Hola señora, me llamo Ethan.
—Hola —saludó mi madre sonriendo—, un gusto, Ethan.
—Y ella... Ella es mi hermana —dijo, mirándome.
—Hola, Ethan —sonreí, simpática.
—Hola —me miró—, mucho gusto.
Caminamos a la cocina, nos sentamos a conversar un poco, luego de media hora, la comida estaba lista, mi madre se encargó de colocarla en la mesa, había preparado pollo a la crema, ¡nos encantaba! Almorzamos, al terminar busqué mi celular y lo revisé. Emma me fulminaba con la mirada. Y su novio, pobre chico, parecía tan maduro, y mi hermana tan... Tan estúpida. No les di ninguna importancia a ninguno.
—Iremos al Centro Comercial —dijo Emma, dándome una palmada en mi pierna por debajo de la mesa.
Automáticamente la miré, abrí mis ojos como platos, ¿qué estaba diciendo? Yo no pensaba ir a ningún sitio con ella y su "novio".
—Está bien, pero tengan mucho cuidado chicas.
¿Qué decía? ¡No quiero!
—Cuida a Anna, por favor, Emma —le pidió mi madre.
—Lo haré, mamá, tranquila —dijo Emma, levantándose de la mesa—. Ve a prepararte que ya nos vamos.
Acepté, aunque sin ganas, pero acepté, era una de las pocas posibilidades que tenía para salir de mi casa. Busqué mis auriculares, dinero y un abrigo, y salí afuera, me subí al auto de Ethan en la parte trasera, Emma iba delante de copiloto. Él me miraba por el espejo retrovisor. No le di importancia por un momento, pero llegó a ponerme nerviosa.
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El novio de mi hermana
Roman d'amourAnna Lincoln, una chica de quince años y oriunda de los Estados Unidos, vive con su madre y su hermana, Emma. Emma tenía novio, pero nunca lo había presentado, hasta ese día. Ethan Beadles fue a su casa y, al saludar a Anna, sus miradas se cruzaron...