Capítulo 3.

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Ese mismo día, al salir de clases. Iba camino a mi casa. Fue un día difícil. Ya tenía tarea por hacer. Y lo único que quería era llegar, tirarme en mi cama y dormir toda la tarde.

No tan lejos del instituto, me encontraba cruzando la calle, y me percaté de que se me había caído un libro, por lo que supuse que tenía el bolso abierto. Me dispuse a colocarme de rodillas para alcanzarlo. Ya que no había tráfico. Al ponerme de pié, escuché a un carro que se dirigía hacía mí. No alcancé ni a voltear a mirarlo, todo pasó en cuestión de segundos. Desde ese momento, no supe más de mí..

**** Sebastián****

Me dirigía hacía mi casa, cuando recibí una llamada de mi madre. Supuse que estaba nerviosa porque ese día me había llevado el auto al colegio, ya que ella no me podía llevar.

-Hijo, ¿ya vienes?

-Si madre, ¿por qué?

-Necesito hablar contigo- respondió angustiada.

Inmediatamente me di cuenta que la razón de su llamada no tenía nada que ver con el auto.

-¿Sobre qué? ¿Qué sucede?- Salté a responder.

-Es sobre tu padre- respondió cortada.

-¿Acaso ese imbécil no se cansa de molestar? ¿Ahora qué quiere?- pronuncié dejando notar mi rabia.

-El está aquí, y quiere hablar contigo.

Inmediatamente colgué la llamada. Aumente la velocidad, y cambie el rumbo de mi destino. No iba a ir a casa estando consciente de que ese señor estuviese ahí. Por lo que tomé la decisión de ir al único lugar en donde lograba distraerme.

Rumbo a mi nuevo destino, no me percaté de que había una chica en medio de la calle.

Intenté frenar, pero mi alto nivel de velocidad no me permitió evitar el accidente. Rápidamente, me bajé del auto y me coloqué de rodillas a su lado. Al girarla para medir sus signos vitales me di cuenta de que conocía a esa chica. Claro, iba al mismo colegio que yo. Era Kathe. Entré en pánico y no supe que hacer. Me acerqué a ella, verificando si aún respiraba. Y por suerte, si lo hacía. Por lo que en cuestión de segundos ya estaba contactando a una ambulancia.

Me encontraba en la clínica, y aún no me habían informado sobre el estado de Kathe. Estaba angustiado, no sabía que hacer.

Recordé que tenía sus pertenencias, por lo que se me ocurrió tomar su teléfono para avisarle a sus padres. Seguro estarían preocupados.

-Bueno- Respondían al otro lado del teléfono.

-Llamó para informales que su hija a tenido un accidente- Respondí nervioso.

Al decir esto, pude notar la angustia con la que recibían esta noticia al otro lado del teléfono. Inmediatamente me preguntaron en donde estaba. Les di la dirección, y en menos de una hora llegó una pareja alterada, por lo que deduje que eran sus padres.

Tomé las pertenencias de Kathe, y me dirige a donde se encontraba la pareja. Con el fin de saber si eran o no sus padres.

-Disculpen, ¿son ustedes los padres de Kathe?- Pregunte nervioso.

-Si, somos nosotros- Respondía una mujer alta con el mismo color de cabello de Kathe.

-Esto es de ella- Dije entregándole sus pertenencias.

-¿Quién eres tu? ¿Qué le has hecho a mi hija?- Respondía furioso y angustiado un hombre moreno.

-Soy Sebastián. Yo la he traído hasta acá. Fui yo quien la encontró. El que la ha atropellado se ha dado a la fuga.

Si, estaba mintiendo. Pero pensé que esa sería la solución. Si yo decía la verdad iba a tener serios problemas. Estaba actuando como un verdadero cobarde, pero no tenía elección.

Luego de unos minutos salió el doctor.

-Familiares de Kathe Hamilton.

-Somos nosotros, respondía aquella mujer angustiada.

Enseguida nos pusimos de pié, para escuchar el informe del doctor.

-Temo decirles que debido al fuerte trauma que ha sufrido su hija en el cerebro ha entrado en estado vegetativo.

En ese momento sentí una gran culpa. Jamás me había sentido tan mal.

Sus padres comenzaron a llorar, y su madre entró en crisis. Pasado un rato, el doctor dejó que pasarán sus padres a verla.

Luego de que ellos salieran, se acercaron a mi y me pidieron que entrara. Ellos creían que era gran amigo de ella. Ni se me imaginaban que su hija estaba en ese estado por mi culpa.

Sorprendido, pensé en sí sería capaz de pasar y mirarla luego de lo sucedido. Estaba asustado, este accidente me marcaría de por vida.

Entré a un cuarto, en donde me dieron una ropa que tendría que ponerme para poder pasar a verla. Me la coloqué y pasado unos minutos ya estaba entrando a su habitación. Al verla sólo me conmoví, jamás me imagine ver a alguien en esta situación, y menos por mi culpa.

Me acerqué a ella, y la observé un buen rato. En segundos, por alguna razón me recordé de aquel momento vivido en la mañana. Era tan difícil creer que por mi culpa ella estuviese en este estado. Y lo peor de todo no era sentir culpa, si no tener que ocultar la verdad. En ese instante, sentí una lágrima caer por mi mejilla. Estaba en serios problemas.

Salí de la habitación. Y me dirige hacía la cafetería, necesitaba tomar algo. Mientas que pedía el café, llamé a mi madre y le conté sobre la situación en la que me encontraba. Pero no logré decirle la verdad.

Tenía que contarle lo que en realidad había sucedido a alguien, y mi madre no era la persona indicada. Ella se mortificaría, y le traería más problemas de los que ya tiene. Pensé en mi mejor amigo, por lo que no dudé en llamarlo.

-Epale Bro- Respondió mi amigo.

-Amigo necesito tu ayuda- pronuncié preocupado.

-¿Qué ha pasado?

-¿Puedes venir a la clínica que está cerca del instituto?

-Claro, ya voy para allá.

En la espera por mi amigo, sólo podía pensar en que pasaría conmigo. Me preguntaba si todo volvería a ser como antes. Para mí no era agradable tener que mentir, pero si no lo hacía podía ir a la cárcel. Tenía todas las de perder.

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Holaaa. Quiero agradecerles a todos. Ver como aumenta la cantidad de lectores me motiva a subir más capítulos. También quisiera agradecerle a mis amigas, por apoyarme en la idea de escribir. En especial, a Mayderlin, Mariangelis y Anabella. En fin, espero que les haya gustado el capítulo. Comenten, y voten por favor.

Un amor entre dos mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora