Capítulo 5

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Mientras desayunábamos mamá y yo revisábamos cada una de las revistas que habíamos comprado. Marie Claire, Dior, Vogue, Elle Fashion, Allure, Glamour, Vanidades, Essentielle... Fueron en las que más nos centramos. Leímos las 851 ideas sobre estilo y moda. Realmente aprendimos mucho. Cada detalle de las telas más recomendadas y sus costos. Los cuidados al combinarlas. Las texturas. Cada artículo que leía me atrapaba más y más. Era un paraíso para mí...

-¡Es demasiada información!-reconocí apenada-¿En verdad crees que puedo hacerlo, mamá?

-Claro que sí, cariño-aseguró regalándome una de sus cálidas sonrisas. Esas que reconfortan al más débil de los mortales.-Confío ciegamente en tus dotes. Deberías hacer lo mismo-acarició mi cabeza y levantó las tazas de la mesa.- Mientras limpio estas cosas ve a arreglarte que tenemos mucho trabajo hoy-soltó de forma entusiasta.

-¿Berta?-dudé.

-Lo sé, cariño. Estamos más allá que acá, pero es provisorio. ¿Ok?-formuló intentando calmarme.

Suspiré.

Podía hacerlo.

Por ella lo haría.

¿A caso tenía otra opción? No. Si no cosía ese vestido decepcionaría a mamá ya hasta podría hacerle perder su trabajo. Y ni que hablar de lo que me harían Berta o Sheila si se enteraban.

Eliminé esas ideas de mi cabeza y subí a la recámara a cambiarme.

Ese vestido era nuestro pasaporte a la felicidad. Era todo lo que necesitábamos para tener nuestra propia casa. Un pequeño sacrificio para llegar al paraíso...

***

-¡Me alegra que hayan venido!-sonrió Berta entregándonos dos tazas de café.

-El trabajo nos llama-bromeó mamá y su primala secundó.

-¿Está Sheila?-interrumpí.

-Sí, en seguida la llamo.-Sonrió- ¿Rosa?

La ama de llaves no tardó en aparecer.

-Sí, señora.-dijo saludándonos con un amable gesto.

-Dile a Sheila que llegó su modista.

Rosa asintió y desapareció de allí.

-Bueno, veo que tu hija heredó tu entusiasmo-agregó Berta volviendo a sonreírme.

¿Por qué estaba tan simpática el día de hoy?

-Mi pequeña es muy dedicada-babeó mamá y yo me sonrojé.

¿No se da cuenta que ya no soy una bebé? Protesté para mí misma.

¡Pues, entonces no actúes como tal! Dijo esa odiosa voz en mi cabeza.

Ok. No diré más nada al respecto.

-¿Pasamos a mi oficina?-preguntó Berta a mi madre.

-Claro-asintió ella.

Ambas desaparecieron.

-Sheila estará aquí en seguida-me anunció Rosa.

Le sonreí en forma de agradecimiento y me senté a esperar.

***

-¿Qué te parecen?-formuló Sheila mientras me mostraba las hermosas telas que había encargado.- ¿Sirven? Porque sino las puedo cambiar por otras mejores.

Quedé petrificada admirando la delicadeza y brillo de las telas. ¡Un sueño hecho realidad!

Oye, cálmate que no son para ti. Irrumpió una molesta "vocesita" en mi cabeza.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2015 ⏰

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Julicienta - Un sueño hecho realidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora