Mia se encontraba atrapada en un torbellino de pensamientos oscuros. La voz en su cabeza le susurraba tentadora, prometiéndole que se sentiría poderosa, invencible, en cuanto probara la sangre humana. Le aseguraba que todos sus temores y dudas desaparecerían. Pero su propia voz, un eco distante de su antigua humanidad, le advertía que ceder solo la llevaría a la perdición.
La lucha interna la había atormentado desde la noche en que había perdido la memoria y despertado sin saber quién era. Durante días había logrado resistir la llamada de la oscuridad, pero la tentación se volvía más fuerte con cada amanecer. Mia sentía que se le agotaban las fuerzas, que estaba al borde del abismo.
Esa tarde, mientras se encontraba en su pequeño apartamento, la voz en su cabeza se intensificó. Las imágenes de su sueño recurrente, el hombre misterioso, la sangre y la lujuria, la invadieron. Cerró los ojos, agarrándose la cabeza mientras las voces luchaban por dominar su mente.
Finalmente, tomó una decisión. Se levantó de un salto y salió de su apartamento. Necesitaba espacio, aire fresco, algo que la ayudara a despejar su mente. Bajó las escaleras y salió a la calle, sumergiéndose en la noche.
La voz en su cabeza la empujaba con fuerza. "Sólo una probadita, Mia. Te sentirás tan bien". Mia caminaba por las sombras, su mente dividida. Sabía que estaba al borde de cruzar una línea oscura y que no había vuelta atrás.
Finalmente, llegó al callejón detrás de su edificio. Allí, detrás de un contenedor de basura, vio a un pobre vagabundo durmiendo. La tentación se apoderó de ella, y antes de que pudiera pensar con claridad, se lanzó sobre el hombre.
Un grito ahogado resonó en el callejón mientras Mia bebía de él. La sangre caliente llenó su boca, y una oleada de sensaciones la invadió. Se sentía más viva que nunca, más fuerte, pero también más culpable.
Cuando terminó, el vagabundo yacía inmóvil en el suelo. Mia se apartó de él, aterrada por lo que acababa de hacer. El peso de su culpa la aplastó. Había cruzado una línea, había matado a un ser humano. La oscuridad que la envolvía parecía devorarla por completo.
Mia se encontraba en medio de la noche, envuelta en un manto de sombras. Las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos, pero ella se sentía sola y perdida en ese mundo oscuro y desconocido. Cada paso que daba la alejaba de su antigua humanidad, y podía sentir cómo su humanidad se desvanecía poco a poco.
Caminaba por calles solitarias, sintiendo el frío del pavimento bajo sus pies descalzos. Su mente estaba llena de turbulencia, una mezcla de temor y excitación. Había cruzado una línea de la que no podía volver atrás, y la culpabilidad la perseguía como una sombra.
La voz en su cabeza seguía susurrándole, seduciéndola con promesas de poder y satisfacción. Se sentía tentada a sucumbir a sus oscuros deseos, a dar rienda suelta a la sed de sangre que crecía en su interior. Pero su antigua voz, un eco lejano de su humanidad, luchaba por mantenerse viva, por recordarle quién solía ser.
Cada esquina, cada callejón, estaba lleno de recuerdos borrosos de su vida pasada. Los rostros de las personas que solían ser importantes para ella se desdibujaban en su mente, como si fueran sombras de un pasado que ya no podía alcanzar.
La sangre del vagabundo aún tenía un regusto metálico en su boca. Cerró los ojos, luchando contra la náusea y la culpa que la invadían. La oscuridad que la rodeaba parecía tenerla atrapada en su abrazo frío, y Mia se sentía como un ser ajeno a sí misma.
Cuando emprendió su huida por las calles, su corazón latía con una mezcla de miedo y determinación. Necesitaba respuestas, necesitaba entender lo que estaba pasando. Pero la sed de sangre y el peso de la culpa amenazaban con consumirla por completo.
Mientras avanzaba por la ciudad en busca del vampiro que la había transformado, no se dio cuenta de que otro ser de la oscuridad la observaba. Sus ojos brillaban con un brillo malévolo, y una sonrisa retorcida curvaba sus labios. Había visto el acto atroz que Mia había cometido, y estaba dispuesto a utilizarla para sus propios fines.
La noche era su testigo silencioso, y Mia se adentraba cada vez más en un mundo sobrenatural que desconocía por completo. Su humanidad se desvanecía, y la oscuridad la abrazaba con cada paso que daba.La voz en su cabeza, tentadora y seductora, murmuró un nombre que resonó en su mente como un eco lejano: "Alistar".
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SAGA LLAMA INMORTAL 1. CAMINO EN LLAMAS (COMPLETO) (REEDITADO)
VampirLa vida de Mia, una joven camarera cuya existencia rutinaria da un giro inesperado cuando conoce a un misterioso hombre en un club nocturno. Después de una noche de seducción y baile, Mia descubre que este hombre es un poderoso vampiro que la transf...