Capítulo VIII: "I love you, don't you mind?"

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Importante: leer el capítulo escuchando Me de The 1975 ! (vídeo en multimedia)

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Ema A. Rose

Pauline había puesto Lana del Rey por enésima vez en el día. Blue Jeans sonaba de fondo mientras ella me contaba sobre una nueva banda que había descubierto.

No paraba hablar del cantante principal de la banda y de lo sexy que se veía cuando estaba tomado o drogado...claro que él ya era sexy de por sí.

- Es realmente una persona tan inteligente –suspiró mientras me enseñaba una foto-. Estoy enamorada.

- Estás enamorada de todos –le recordé, recibí un golpe en el brazo y me quejé en juego-. Hey, eso dolió.

- Lo que realmente va a ser la patada en el culo que te voy a dar si no le responder a Joe los mensajes –la miré mal y me paré de la cama, alejándome de ella y su notebook.

- ¿Tenías que sacar el tema nuevamente?

- Hey, no me culpes, el chico se merece un "ok" por lo menos, ¿no crees?

- No, no se lo merece, como tampoco se lo merece mi mamá...si es que realmente es mi madre –Pauline rió-. ¿Qué es tan gracioso?

- ¿No consideraste ser actriz de esas novelas mexicanas que miran las viejas solteronas? Porque realmente, eres excelente actuando –contestó, la miré mal pero ella desvió su vista a la notebook tecleando algo. Luego de unos segundos una canción nueva comenzó a sonar, esta vez no era Lana Del Rey-. A lo que me refiero es que estás siendo realmente exagerada en todo esto, Em. Claro, tu madre te mintió sobre la identidad de tu padre, tu padre volvió luego de años sin presentarse para recuperar algo que perdió hace años y Joe es un idiota por ocultarte que trabajaba para tu padre y todo eso pero...son humanos, cometen errores...y lo hicieron para protegerte, quiero suponer –Terminó volviendo su vista a la pantalla.

Reflexioné lo que me dijo y llegué a la conclusión de que tenía razón, de alguna forma u otra, me querían proteger. No sé si estaba lista para agachar la cabeza y pedir disculpas pero Pauline tenía razón.

- ¿Cómo se llama la canción? –cuestione mientras ponía mis zapatillas.

- Me de The 1975 –respondió, me observó-. ¿Te vas?

- Sip –respondí únicamente-. Te llamo más tarde.

Y sin más salí de su habitación y luego de despedirme de los padres de Pauline, salí a la calle directamente a mi casa.

Repasé mentalmente que le diría a mi madre cuando la tuviera enfrente, pero no llegaba a nada.

Entré por la puerta de mi casa y me encontré a mi madre sentada en el sillón con su cabeza entre las manos y Jamie sentado al lado de ella con su brazo alrededor de los hombros.

No supe que decir, no me esperaba encontrarlos juntos. No esperaba tener que enfrentarlos juntos y al mismo tiempo.

No encontré nada mejor que aclarar mi garganta, ambos me observaron en seguida. Mi madre se paró en seguida y me abrazo fuerte. Jamie observaba todo aún sentado desde el sillón. Pude notar alivió en sus fracciones.

- Lo siento –mi madre susurró en lagrimas mientras se alejaba-. No lo hice apropósito, yo simplemente trataba de cuidarte.

- Lo sé –susurré-. Yo, lo siento, dramatice un poco...

- ¿Un poco? –rió Jamie aún desde el sillón, levantado una ceja. Revoleé los ojos.

- Bastante...y lo siento, mamá –terminé sin saber que más decir. Mamá me volvió a abrazar fuertemente y luego de alejarse observó a Jamie.

- Creo que tienes que disculparte con él también –me informó, la observé y tragué saliva. Mamá hizo un gesto demasiado obvio para animarme a acercarme a él. Una vez que lo hice, mamá dijo una excusa y se fue.

- ¿Cómo has estado? –cuestionó Jamie, su pelo rubio estaba atado en una cola detrás de su cabeza y sus ojos me miraban fijamente. Olía a cigarrillos y colonia.

- Bien –respondí únicamente, lo observé-. Lo siento.

- No tienes que disculparte si no lo sientes, sé que cometí un error al regresar así y no tener la valentía de dar la cara desde el principio y meter a Joe en esto –tragué saliva cuando oí el nombre de Joe salir de sus labios-. Escucha, Ema, no tienes que pedirme disculpas por lo que sucedió, debería ser yo el que pida disculpas por lo sucedido. Y lo siento, realmente, lo hago -su voz se sentía sincera-. Sé que es tarde para recuperar a tu madre y a ti, pero quiero que sepas que cuando deje a tu madre a temprana edad, lo hice porque estaba realmente asustado y era egoísta, y tal vez lo estoy siendo ahora mismo, tal vez soy egoísta desde que nací, pero ahora veo las cosas de otra forma –pasó un brazo por mis hombros-. Ema, eres mi hija, y lo siento. Siento haberte decepcionado desde el primer momento, siento haber sido un cobarde hasta el último momento. Tu madre te ama y te ha criado de una manera maravillosa y estoy orgulloso de ello. Me hubiera gustado haber cambiado mi forma de ver las cosas desde el primer momento en el que tu madre me dijo que estabas en su vientre, pero no lo hice y lo siento –A esta altura sus ojos estaban rojos, y yo sé que estaba llorando-. Y con respecto a Joe, él no tiene la culpa de todo lo que paso, él realmente te ama, ¿no te importa? –lo observé y asentí-. Entonces, si realmente lo haces, ve y habla con él. No tienes nada que hacer aquí por el momento –mis brazos se movieron y lo abracé. Odiaba tanto los sentimientos que se removían en mi ser alrededor de él, pero sus palabras eran tan paternales y llenas de sinceridad, que realmente sentí la necesidad de abrazarlo.

- No me abandones –susurré contra su cuello, él susurró un roncó no y me dejo ir.

Me levanté y limpié mis lágrimas, me di la vuelta y mi mamá se abrazaba a ella misma y miraba sonriente y emocionada la escena. La abracé por última vez.

- Ve, estaremos justo aquí cuando vuelvas.

Toqué el timbre de la casa de Joe por tercera vez consecutiva. La ansiedad atrapada en todo mi ser, los nervios haciéndose intensos a cada segundo que pasaba.

Cuando saqué el teléfono para marcar su número, resignada a que no respondiera, la puerta se abrió de repente. Miré hacia arriba y la imagen de un Joe con ojeras y barba de hace días me dejo petrificada. Realmente se veía mal pero para mis ojos, podría estar hecho un asco y siempre se vería perfecto.

- ¿Ema?

- Hola, Joe –no terminé de decir su nombre cuando sus brazos me atrajeron a él para un abrazo.

- Lo siento, Em, lo siento tanto –susurró contra mi cabello, me alejé de él un poco, y tomé su cara entre mis manos. Sé que estaba llorando por mi culpa, y yo lo estaba, porque me sentía culpable.

- No tienes de qué disculparte, Joe, fue mi culpa y lo siento –rompí en llanto, el me volvió a abrazar fuertemente.

- Te amo, ¿te importa? –su voz susurró contra mi oído.

- Si –susurré.

- Entonces nunca me dejes.

Sus labios atraparon los míos, luego de días sin encontrarse. 


Promise Me  | Joe Jonas. #2 (SIN CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora