Capítulo X: "I just can't let you go"

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- Joe, tengo que irme –reí, mientras trataba de salir de la cama, pero no me lo permitía, sus brazos atrapaban mi cuerpo como si fuera un salvavidas.

- No, quédate –él dice en voz de niño, su rostro oculto en mi cuello y yo rió más.

- Joe, mamá me está esperando para ir a almorzar con Jamie –le recuerdo. Él gruñe contra mi piel y lo mordisquea juguetonamente-. Jooooooeeeeeee –Alargó su nombre, en busca de misericordia, y él se ríe alejando su cara de mi cuello, sus ojos encuentran los míos y me da un pequeño beso en los labios.

- Está bien, pero cuando vuelvas –porque vas a volver- vamos a hablar sobre algo importante –Me dijo serio, y yo lo observé con un poco de miedo.

- ¿Tengo que preocuparme?

- No, es algo importante y es una propuesta –simplemente dice mientras se levanta y se sienta en el borde de la cama, dejándome libre para poder vestirme e irme con mis padres.

- No puedes hacerme esto –me quejó mientras me paró de la cama, y sacó de mi cuerpo la remera de la noche anterior de él. Él se vuelve a recostar en la cama y me sonríe.

- No te diré nada hasta que vuelvas –empieza- o puedes quedarte y tratar de sacarme la información –termina y yo me quejó y me terminó de vestir.

- La propuesta es muy tentadora y aunque quisiera quedarme –me inclinó sobre él-, no puedo –y lo besó. Él pone su mano detrás de mi cabeza y profundiza el beso pero no dejo que pase más allá de eso. Separándome le sonrió y me acercó a la puerta-. Te aviso cuando estoy volviendo –le informó, él sonríe y asiente.

- Te amo –dice mientras me ve salir por la puerta de su habitación y le digo que yo también lo hago.

Toqué el timbre de Joe, y este me abrió sonriente. Estaba vestido con sus clásicos jeans azul oscuro, una camisa negra estampada y descalzó. Entré sin antes darle un beso como saludo y deje mi bolso en el costado del sillón.

Me senté en mi lugar de siempre y solté un suspiro, estaba tan cansada y llena de tanta comida que sentía que iba a explotar. Me saqué los zapatos de un tirón y suspiré otra vez.

Joe vino con una botella de agua y una pastilla y me la ofreció, le había dicho por mensajes mientras venía que me moría por una botella de agua y algo para el dolor de estomago.

- No vuelvo a comer nunca más en mi vida –dramaticé dejando la botella sobre la mesada. Joe rió y se sentó a mi lado, pasando su brazo sobre mis hombros.

- Espera una hora y pedirás comer algo –respondió divertido, yo sin querer eructe en respuesta. Él se tentó y no paro de reír hasta unos minutos más tarde, yo estaba roja como un tomate pero riendo de igual forma-. Escucha, tengo que preguntarte algo –su tono de voz me hizo dejar de reír, y lo observé seriamente.

- ¿Es de lo que me habías dicho esta mañana? –él asiente- Adelante, dispara –lo animé.

- Llevamos un año y medio saliendo –comenzó-, un año y medio de tu tocando el timbre de mi departamento para quedarte a vivir unas cuantas semanas y luego irte, y volver la próxima semana, y así seguir el circulo vicioso que es nuestra relación –me observó sacando de su bolsillo una copia exacta de la llave del departamento-. Y no puedo verte más parada en mi habitación en tu ropa interior y en mi remera de la noche anterior, esperando a que te ruegue a que te quedes unos días más conmigo. Así que decidí que es un buen momento para llevar nuestra relación al nivel de "convivencia permanente" –terminó y me entregó la llave. Lo observé sorprendida, tratando de procesar cada palabra. Sonreí.

- ¿Me estás diciendo que quieres que me mude contigo? –cuestioné rogando porque sea eso y no haya entendido cualquier cosa.

- Quiero saber que pase lo que pase, siempre podré entrar por esa puerta y saber que me vas a estar esperando.

- Te amo –le dije, y me abalance sobre él, besándolo apasionadamente.

Luego de separarnos, llame a mi mamá para decirle las buenas noticias. Ella gritó de la emoción y bromeó sobre que finalmente me había quitado de su camino, y podría llevar a hombres a la casa, lo cual me hizo reír y a la vez me dieron ganas de vomitar.

Prometí ir por mis cosas al otro día, y finalicé la llamada. Jamie estaba con ella, así que sabía que mamá le contaría sobre mi mudanza.

Fui a la cocina y encontré a Joe preparando una pizza, la masa era de esas compradas y había una cajita de salsa abierta. Estaba tan empeñado poniéndole la muzzarella a la masa que no me vio venir hasta que me abrace a su espalda.

- ¿Qué haces, hermosa? –cuestionó mientras terminaba con la muzzarella.

- Nada, tengo hambre y por lo que veo estás cocinando –le respondí. Joe rió y sentí la vibración de su cuerpo ante aquella hermosa risa. Me separé para que pudiera poner la pizza al horno y ordenar la cocina. Una vez que terminó, volví abrazarlo pero esta vez de frente. Él beso mi nariz y me sonrió.

- Estoy realmente emocionado de tenerte aquí todos los días –le sonreí, mis manos levantaron la remera de él y puse mis manos en contacto con la piel de su espalda.

- Yo también –confesé-, gracias.

- ¿Por?

- Por amarme –respondí-, por cuidarme, por dejarme ser parte de tu vida a pesar del escándalo que sucedió cuando Jamie apareció nuevamente en mi vida. Te amo, gracias –terminé. Joe me tomé del rostro y me beso. Él beso subió de tono y de un minuto a otro, yo estaba sobre la mesada y él entre mis piernas, besándonos con más intensidad.

Su remera había sido retirada igual que la mía, y estábamos a punto de deshacernos de lo que quedaba de nuestra ropa cuando el olor a quemado llego a nuestras fosas nasales. Nos separamos asustados y dijimos a la vez un desesperado "la pizza". Joe apagó el horno y sacó una pizza realmente quemada. Lo miré sin poder evitar reírme.

Joe tenía una expresión entre frustrada y divertida.

- Todo esto fue tu culpa –me trata de echar la culpa en broma, y eso causa que me ría más.

- Oh, podemos pedir una pizza, deja de llorar – le digo bajando de la mesada y tomando el teléfono inalámbrico, lista para marcar a la pizzería más cercana, pero Joe tenía otros planes.

- Podemos llamar a la pizzería luego –respondió sacándome el teléfono de las manos y tomándome de la cintura-. Primero, tengo que enseñarte a no distraerme cuando hay comida en el horno –me susurra, para luego besarme y llevarme a la habitación.

El amor es una locura, mi abuela lo encontró en mi abuelo cuando su vida parecía un desastre, sufrió, amó y lloró, pero dio a luz a una niña hermosa y dulce que es mi madre.

Mi madre amo a mi padre con cada pedazo de su ser, y también sufrió, amó y lloró, pero me trajo al mundo a mí.

Y yo sufrí, amé y lloré...pero lo que me diferencia de sus trágicas historias de amor, es que, yo no podría vivir sin Joe.

Mi abuela tuvo sus razones para no volver con mi abuelo, mi mamá tiene sus razones para no volver con mi padre, pero yo siento que Joe es lo mejor que me pasó en la vida. Y amarlo es un privilegio que no quiero dejar pasar.

Tal vez sea muy temprano para decir todo esto, pero realmente espero que Joe sea el padre de mis hijos, mi mejor amigo y el hombre con el cual algún día llegué a casarme, aún si la iglesia no es lo mío.

Porque lo amo y sé que él siente lo mismo por mí. 

Promise Me  | Joe Jonas. #2 (SIN CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora