Capítulo 15: Ataque constante

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"No puedes creer que cuando eres bueno con las personas ellas serán de esa forma contigo, es como pensar que un León no te comerá sólo por ser vegetariano"

Repetía ese frase una y otra ves en mi cabeza sin parar, quería que de alguna manera si algún día pudiera olvidar a Abelard no me quedara sin alguna lección de todo esto, era lo mínimo y tal ves lo único en lo que yo saldría beneficiado de todo esto.

Yo me encontraba mirando el techo de una habitación que no tuve la fuerza para reconocer, sólo podía ver la tenue luz que se

filtraba por la puerta y así descubrí que era de noche, yo solo miraba al techo acostado, ni siquiera intente mover algo que no fueran mis párpados, podría jurar que aunque estaba despierto del todo llegué al grado de concentración en que mis manos y mis piernas perdieron el sentido. La razón por la que no cerraba los ojos es porque todo me resultaría más doloroso ya que lo único que venía a mi cabeza era la imagen de Abelard teniendo relaciones con Axel, pasaron varias horas y yo seguía igual, no quería moverme ni sentir nada que fuera real, sólo meditaba y meditaba toda la situación y todas las ramas que esta tenía, quería llegar a una conclusión que estaba tan lejana para mi, y cuando veía apenas un destello de cordura para reaccionar me golpeaban sin piedad los recuerdos.

Se escuchó la perilla de la puerta girar y encendieron la luz para acercarse a mi, fue cuando me di por vencido unos segundos y observe mi entorno, estaba en la recámara de mi amigo Ayax, una ves que el estuvo lo suficientemente cerca de mi se acostó a mi lado y tomó mi mano, no dijo nada, las palabras serían inútiles y ambos lo sabíamos porque nos conocíamos a la perfección, yo al sentir su tacto y su temple calmado característico de el no pude aguantar más y aún sin mover mi cuerpo comencé a inundar mis ojos de lágrimas que se corrieron como sí fueran una inundación por mi cara, mi espíritu ya no aguantaba más, estaba muy destruido y cuando mi nariz se tapó debido a los sollozos tuve que voltear mi cuerpo para abrazar a Ayax, el me abrazó con naturalidad y yo estaba tan asustado de seguir descubriendo cosas que me lastimaran y tan lleno de ese sentimiento que llega cuando la furia se disipa, soledad, que me hice bolita en torno a los brazos de Ayax y cerré los ojos con el temor aún de tener un sueño con aquellas escenas tan perturbadoras para mi.

Desperté un poco más tranquilo

con la boca tan pastosa que con tan sólo pasar un poco de saliva por la garganta me salió una mueca de asco que hizo mi amanecer un poco patético, eran aproximadamente las diez de la mañana y me levanté con muy pocas fuerzas, de igual manera me levanté lo más rápido que pude por la súbita necesidad de saber que había pasado conmigo ya que lo último que recuerdo era el chirrido de mis zapatos al resbalar contra el azulejo y el sonido de un golpe con el efecto que ponen en las caricaturas.

No me pregunten porque recuerdo ese sonido pero juro que lo escuché en el momento en que mi cabeza se estrelló contra el suelo.

Sentí un Mareo terrible al levantarme tan rápido y las piernas me flaquearon, de igual manera seguí hasta la cocina sosteniéndome con las paredes y me encontré con Ayax cocinándome algo parecido a tocino con algo de huevo y lo que parecía ser un poco de pan tostado, con lo que me agradaban los desayunos americanos, como pude me comí el tocino y el resto hasta terminar con el plato.

-Te diste un buen golpe el viernes, Goochi- dijo poniendo una mano sobre mi hombro, yo estaba tan de mal humor que ni siquiera le agradecí por el desayuno.

-El viernes? Pues qué día es hoy?- dije refiriéndome a su comentario como algo lejano.

-Bueno, Viernes en la noche, hoy es Domingo.-

Mis ojos se abrieron como platos y fue entonces como lo relacioné con mi hambre bestial.

-Deberías haber visto todo lo que le hice a Abelard con el poco tiempo que tuve antes de que te golpearas.- dijo Ayax con una sonrisa en la cara -No me fue muy difícil ya que estaba muy adolorido con el cenicero que le lanzaste al rostro, Axel tampoco se salvó ni un poco.- agregó con malicia y me guiñó un ojo.

Entonces recordé por completo todo lo que había pasado, los detalles deliciosos que había omitido recordando sólo mi dolor ante la imagen, recordé como le estampé el cenicero a Abelard, el golpe sordo que se escuchó cuando golpeo uno de los huesos de su rostro y la cara de susto de Axel al ver que Ayax se le aventaba como animal, ya sé que recordar esas cosas con gusto me convertía en una mierda de persona, pero a estas alturas créanme que lo que me diga mi conciencia me importa un soberano cacahuate.

-No lo puedo creer- dije y nos miramos con una sonrisa idiota en la cara, aunque poco duro el gusto porque al regresar a la cama para descansar mi depresión me tomó de nuevo.

-Llamaste a mamá?- le pregunté a gritos desde la cama.

-Si, dijo que no había problema en que te quedarás el fin de semana.-

Un poco de desprecio materno no me afecto demasiado así que simplemente me relajé un rato más y seguí dándole vueltas al asunto en mi cabeza.

Volví a las clases con la normalidad necesaria, por alguna extraña razón estaba algo preocupado por la posibilidad de que Axel llegara a estar afuera de la escuela a la hora de salida, pero algo que era un temor realmente latente para mi, era la posibilidad de que Axel y Abelard iniciaran una relación, siempre me repetía a mi mismo que Abelard se largaría en unos días y que no podría pasar de unos cuantos acostones pero aún así sentía mi intestino retorcerse de rabia.

Aquella tarde paso de manera muy acelerada, como si el tiempo se fuera intacto en mi mente demasiado agobiado con exámenes y evaluaciones.

Mis padres estaban constantemente preguntándome sobre mis amistades, algo raro en ellos, mis hermanos estaban atrapados en esa edad en la que lo único que importan son los caramelos y las caricaturas.

Así pasaron los días sin ninguna anomalía, 5 eternos días sin información de nada, mi curiosidad varias veces me había planteado llamar a Abelard y dejar de una buena ves todo en claro.

Pero no hubo necesidad ya que una ves que estuve seguro de que podría empezar a olvidar todo y empezar a prepararme para mi cambio de vida, Abelard jodió todo de un golpe cuando llegué a mi casa y el estaba plácidamente hablando con mi padre y mi madre en uno de los sillones de la sala.

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NOTA: No me agrada mucho dejar notas en los capítulos que subo pero quiero agradecer sus comentarios de verdad me apoyan muchísimo a seguir escribiendo.

El final se acerca, prometo que no tardare tanto en subir.

Gracias por leer.

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